Ley de ajuste cubano, razones para su vigencia
La legislación debe continuar en pleno vigor
jueves, noviembre 26, 2015 | Sergio Ramos
SAN JUAN, Puerto Rico – Últimamente se ha desarrollado una fuerte
presión para que la Ley de Ajuste Cubano (LAC) sea derogada. Se usan
varios argumentos, algunos de ellos no necesariamente objetivos, y otros
basados en falacias.
La Ley de Ajuste Cubano se creó en 1966 para dar refugio a los que
escapaban de la tiranía castrista. En aquella época se perseguía,
reprimía y encarcelaba y hasta se asesinaba por fusilamiento a quienes
no estaban conformes con la Revolución Castrista.
Hoy día, en el 2015, sigue el mismo régimen dictatorial que continúa
reprimiendo, persiguiendo y asesinando opositores. Este mes de noviembre
del 2015, solo en las provincias orientales, hubo cerca de 200
detenciones de miembros de UNPACU que protestaron pacíficamente
exigiendo respeto a los derechos humanos, como parte de la campaña
denominada #TodosMarchamos. En Villa Clara, solamente del Movimiento
Cubano Reflexión, hubo 40 detenciones de activistas pacíficos. Las Damas
de Blanco son frecuentemente agredidas por marchar con una flor,
pidiendo libertad para los presos políticos. Hace solo tres años, el
régimen asesinó a Osvaldo Payá Sardiñas y a Harold Cepero y hace cinco a
Orlado Zapata Tamayo.
La dictadura cubana sigue siendo sui generis en el continente,
políticamente no cambia. Continúa infundiendo el mismo terror sobre la
población, mientras los cubanos siguen huyendo de la opresión buscando
libertad y oportunidades en otras tierras.
Yo no he regresado a Cuba, y cuando lo he intentado ha sido a la brava,
con el propósito de romper las cadenas de la opresión para libertar la
patria. Pero comprendo las razones de los que regresan de visita a Cuba.
Personalmente, como abogado de inmigración que soy, veo casi a diario el
triste drama de la separación de las familias cubanas. La tragedia de
una hija que tiene que enviar medicinas a su madre anciana, enferma en
Cuba porque en la autodenominada "potencia médica" no hay medicinas para
el pueblo, pero sí para los turistas y los jerarcas del régimen; o cómo
los cubanos tienen que enviar ayuda económica a sus hijos en Cuba para
que coman y vivan un poco mejor porque el gobierno les paga a los
trabajadores en devaluados pesos nacionales mientras les vende la comida
en divisas a precios astronómicos; o cómo tienen que visitar a sus
familiares en Cuba para aliviarles las penurias y miserias impuestas por
el capricho de un régimen dictatorial y oligarca. No se puede culpar a
quienes viajan a Cuba a ayudar a sus familias, porque se trata de una
cuestión humanitaria. La culpa es de los que oprimen al pueblo.
Es triste y abusivo que el régimen exija a sus ciudadanos y naturales
cubanos del exterior que desean ir a su país, que le pidan una visa, que
irónicamente llaman "permiso de entrada", cobrado a un altísimo costo,
para que puedan regresar de visita a su patria. Es como si el vecino te
diera permiso para entrar en tu casa, te diga cuanto tiempo puedes estar
en ella y además te cobre dinero por ello. Eso Indigna, porque entrar al
país que lo vio nacer a uno es un derecho, no un privilegio.
Los cubanos llegan a Estados Unidos buscando una esperanza de libertad y
de un futuro mejor que se les niega en su patria por la obstinación
perversa de sus gobernantes. Por eso, actualmente, más de dos millares
de cubanos se encuentran desesperados, apiñados en la frontera entre
Costa Rica y Nicaragua, mientras son agredidos por los militares
sandinistas. Como decía a la prensa una de las víctimas, "amo a mi Cuba,
pero me fui porque no tenemos libertad en nuestra tierra".
Se van de Cuba, aunque no lo sepan, porque intuyen que esa es la manera
de poder "respirar libertad", como decía mi profesor de derecho Dr.
Carlos Piñeiro y del Cueto. La libertad, junto con la vida, es el don
más preciado del ser humano. Ayer como hoy, los cubanos que salen de
Cuba, no vienen por turismo, sino para vivir en libertad.
La teoría sobre que hay que quitar la LAC porque están saliendo
delincuentes, no se le puede atribuir a dicha ley. Es una apreciación
subjetiva e injusta. De muchos otros países que no tienen –ni nunca han
tenido– una Ley de Ajuste especial para sus nacionales, también entran
delincuentes y criminales. Ahí tenemos el ejemplo de las Maras
salvadoreñas o de los narcos de la droga mexicanos. Pero cabe aclarar,
que la inmensa mayoría de las personas que entran legal o ilegalmente a
este país –sean cubanos o de otras nacionalidades– son personas que
buscan un mejor futuro; vienen a trabajar para levantar a sus familias,
tal como la gran mayoría de los cubanos que llegan a Estados Unidos.
Sirva pues el dato que en la Corte de Inmigración a la cual voy
frecuentemente, la mayoría de los procesados como criminal aliens
(Extranjeros criminales o que han cometido delitos) no son solo los
cubanos, sino que también los hay de otras nacionalidades (dominicanos,
hondureños, colombianos) que no tienen, ni han tenido nunca, una Ley de
Ajuste especial para ellos y entran por los procesos migratorios
normales de la Ley de Inmigración de Estados Unidos; o cuando no,
ilegalmente.
No se puede culpar a la LAC de la delincuencia de algunos. El problema
estriba en los controles y el cedazo que deben utilizar las autoridades
migratorias al dejar entrar una persona a este país. Eso es lo que hay
que ajustar: A las leyes y procedimientos para que sea más efectiva la
Ley General de Inmigración, para impedirle el paso a los delincuentes
vengan de donde vengan.
También es dudoso el argumento de que quitar la LAC limitará la
inmigración ilegal de los cubanos. Anualmente, son muchísimos los
inmigrantes de otras nacionalidades que, sin tener Leyes de Ajuste
particulares, entran ilegalmente a Estados Unidos por la frontera o por
yola (bote) de otros países: mexicanos, hondureños, dominicanos,
guatemaltecos, chinos, sirios. Cuando quiten la LAC, entonces los
cubanos, en pos de un futuro mejor y libre, harán lo mismo que ellos:
entrarán en yola.
Otro argumento cuestionable es que, si quitan la LAC, entonces el pueblo
no tendrá más remedio que rebelarse y tumbará a la tiranía. En primer
término, para que una persona se rebele contra un gobierno dictatorial u
opresivo, lo primero que tiene que tener es conciencia del mal que le
aqueja a él y de quienes se lo causan a él y a su pueblo. Y luego de la
concientización, tiene que tomar la resolución, o sea, la determinación
de rebelarse, que no solo está condicionada al estado de desesperación e
indignación, sino a la esperanza de un posible triunfo sobre el tirano.
En otros tiempos, los negros esclavos sufrían el mal de su esclavitud,
pero no estaban resueltos a rebelarse. El miedo y los tabúes los
frenaban. Hubo y hay países que no tuvieron, ni tienen, Leyes de Ajuste
especiales para ellos y son o fueron países herméticos bajo dictaduras
férreas. Dos ejemplos: uno, hace décadas, fue Albania, durante los
tiempos del tirano Enver Hoxha. De ese país no se podía salir ni entrar
fácilmente y no tuvieron rebeliones. Otro caso hoy día es Corea del
Norte. De este país no se puede salir ni entrar fácilmente y no ha
habido rebeliones. En uno y otro respectivamente, no se dan, ni se
dieron, las condiciones para alzarse.
La resolución de rebelarse, normalmente empiezan por tenerla las
minorías concienciadas y luego, cuando se resquebraja y debilita el
régimen, es que el resto del pueblo se lanza masivamente a las calles.
En Cuba esas minorías las constituyen hoy los opositores dentro de la
isla. La cuestión es concienciar a los cubanos del mal que les aqueja y
reforzar a los que tienen la resolución de rebelarse. La dificultad en
el caso cubano es que los medios de comunicación están monopolizados por
el estado, pero hay formas de romper ese bloqueo informático interno.
Por otro lado la LAC y los viajes a Cuba usados inteligentemente por la
oposición y el exilio, son vías de comunicación y apoyo a la oposición
desde el exterior. En los tiempos de José Martí hubo muchos cubanos que
salieron huyendo de la opresión colonial española. Así se fundó la
comunidad de tabaqueros cubanos de Tampa. Y fue el poder viajar a Cuba
lo que permitió reforzar la oposición interna de entonces y que Martí
pudiera enviarle, con un viajero, la orden de alzamiento dentro de un
tabaco a Juan Gualberto Gómez para producir el Grito de Baire.
La Ley de Ajuste Cubano debe continuar en pleno vigor, quizás haciéndole
algunos ajustes y modificaciones, pero sin que pierda su carácter de dar
refugio a los cubanos privados de libertad, ni privar el acceso
humanitario de la ayuda familiar, ni cerrar tan hermético el país que
prive al exilio de ayudar logísticamente a los opositores que luchan por
levantar al pueblo contra los tiranos.
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