sábado, 5 de septiembre de 2015

La violencia callejera se apodera de los barrios de La Habana

La violencia callejera se apodera de los barrios de La Habana
La solución de los habaneros es transformar sus casas en un búnker. Si a
alguien le sobra trabajo en Cuba es a los herreros. Cuando usted camina
por la ciudad se asombra del elevado número de rejas, cercas y tapias
que fortifican cualquier tipo de vivienda, sea una casa en planta baja,
un apartamento en primer piso o una residencia con jardín
INSEGURIDAD
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial

A falta de estadísticas, noticias de la crónica roja en la prensa
estatal y análisis serio de expertos sobre el auge de la violencia en
Cuba, las puertas y ventanas enrejadas que se pueden ver por toda La
Habana, hablan del miedo ciudadano a rateros y bandas de adolescentes
que intentan plantar bandera en la capital.

En parques, paradas de ómnibus y esquinas de barrios, contar historias
sobre robos acaecidos la noche anterior es habitual. Los hurtos en
bodegas, empresas estatales y viviendas ocupadas resultan alarmantes.

"En mi bodega han robado cuatro veces en los últimos dos años. Ya no
cabe una reja ni un candado más. Los ladrones cortan el candado con una
cizalla y fuerzan las rejas para robar arroz, frijoles, café o cajas con
ruedas de cigarros. Cuando llega la Policía, en lugar de indagar o
atrapar a los rateros, el bodeguero es el principal sospechoso", cuenta
Liuba, bodeguera en Lawton, en sur de la capital.

Igor, profesor privado de inglés, en la madrugada del 27 agosto estaba
preparando sus clases y escuchó un ruido en la cocina de su apartamento,
en un segundo piso de la barriada habanera de Santos Suárez.

"Cuando fui a la cocina, un tipo me agarró por el cuello y con un
cuchillo me dijo que le diera todo el dinero. Además del dinero se llevó
un televisor de pantalla plana, una batidora, un DVD y una freidora.
Llamé a la policía, que llegó a la hora y media. A pesar de haber
preservado el lugar, no traían peritos para tomar huellas. Me dijeron
que eso solo sucede en los seriales policíacos cubanos que pasa la tele.
Me pidieron el número del carnet de identidad y ni siquiera tomaron nota
de mi relato sobre el suceso. Con ese escaso rigor profesional, dudo que
puedan atrapar a los delincuentes. La buena noticia es que salí vivo del
percance", recuerda Igor.

Otros no han tenido igual suerte. Según Fernando, oficial del DTI,
Departamento Técnico de Investigación Policial, se ha disparado el
número de robos en viviendas habitadas. "Es un delito muy peligroso,
pues cuando el ladrón se ve atrapado opta por matar a sus propietarios
para que no lo identifiquen. Los delincuentes suelen estudiar al detalle
sus robos. Sobre todo si residen mujeres, ancianos y niños. O en
viviendas que por vacaciones o viajes al extranjero están desocupadas.
El porciento de casos resueltos es bastante bajo. El nivel de los
investigadores actuales no es bueno. La técnica canina, dactilografía,
de olor y otras, se reservan para asesinatos o casos notorios", explica
el oficial de policía.

Alrededor de las dos de la tarde, mientras Miladis esperaba que se
secara la ropa tendida en el patio, se puso a ver una telenovela. En eso
sintió el alarido de su perro pastor alemán. "Cuando llegué se habían
llevado toda la ropa, sábanas y toallas aún húmedas y al perro lo habían
degollado. Cada día los ladrones son más agresivos y atrevidos".

La solución de los habaneros es transformar sus casas en un búnker. Si a
alguien le sobra trabajo en Cuba es a los herreros. Cuando usted camina
por la ciudad se asombra del elevado número de rejas, cercas y tapias
que fortifican cualquier tipo de vivienda, sea una casa en planta baja,
un apartamento en primer piso o una residencia con jardín.

Esas medidas de seguridad contradicen la afirmación del gobierno acerca
de la tranquilidad y baja delincuencia en el país. "La violencia no está
al nivel de Caracas o Sinaloa, pero el aumento de crímenes, robos y
asaltos es preocupante en la capital y el resto de la isla", indica
Carlos, sociólogo.

A ello, aclara Carlos, debe añadirse que el fenómeno de las pandillas
juveniles. "Lo peor es que el Gobierno, al menos públicamente, no toma
cartas en el asunto. Se hace el sueco, como si no pasara nada. Tanta
pobreza, crecimiento de la desigualdad y pocas opciones que tienen los
negros de barrios marginales para prosperar, entre otras causas, lleva a
muchos adolescentes y jóvenes a optar por la violencia. Me preocupa que
en el futuro, si se agravan las desigualdades en Cuba, esas bandas
ocupen más espacios y lleven la criminalidad a otra dimensión, como las
maras en El Salvador".

Ernesto Pérez Chang, periodista independiente, publicó en Cubanet la
historia de una pandilla juvenil denominada Sangre por Dolor, compuesta
en un 40% por jóvenes oriundos del oriente de la isla, quienes bajo los
efectos de las drogas y el alcohol se dedicaban a agredir con armas
blancas a cualquier persona al azar.

Fenómenos como la prostitución o las sectas abakuá, han sido embriones
de pandillas que poseen armas de fuego. "Casi todas las broncas son por
problemas con otros plantes. En los grupos de ñáñigos hay un elevado
número de delincuentes violentos. Es raro que cada plante no tenga una o
dos pistolas. Las diferencias las resuelven a tiros. En la calle se
puede comprar una Makarov por 80 o 100 pesos convertibles. Es el arma
reglamentaria de la policía, pero no me preguntes de dónde salen", me
dice Sergio, perteneciente a un plante abakuá denominado Enmaranñuao.

Todavía la violencia en Cuba no es comparable con la de Río de Janeiro o
Medellín. Pero va en esa dirección.

Source: La violencia callejera se apodera de los barrios de La Habana ::
Diario las Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/3319700_la-violencia-callejera-se-apodera-de-los-barrios-de-la-habana.html

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