La política debe ser hecha día a día
FERNANDO MIRES | Oldenburg | 30 Sep 2015 - 10:26 am.
El gran estadista es el político que en primer lugar piensa en las
actuales generaciones y no en un futuro lejano que nadie sabe como será.
Me disponía a escribir acerca de la crisis del Gobierno de Michelle
Bachelet. Justo en ese momento llegó la noticia de un nuevo terremoto en
Chile. Postergué entonces el artículo para otra ocasión. Pese a que en
Chile la gente está más acostumbrada a los terremotos que los esquimales
al frío, habría sido de mal gusto escribirlo. Así, de un minuto a otro,
la persona de Bachelet dejó de interesarme. Hube de cambiar el tema.
No es primera vez que me sucede. No han sido pocas las situaciones en
las cuales me dispongo a escribir y de pronto un golpe de Estado por
allá, un atentado por acá, el fallecimiento de un prócer, en fin,
cualquier hecho se interpone entre mi mente y mis dedos. Aparte de las
pérdidas de tiempo que esas interferencias provocan, es también una de
las razones por las cuales la política es como es.
La política es "cosa viva" y por lo mismo imprevisible y contingente. La
política se decide en "el ahora" y en "el aquí", día a día. Si pensamos
de modo político no podemos ser futuristas. Eso no significa por
supuesto que no hay que planificar, o renunciar a programas de acción o
no hacer propósitos para los tiempos que vienen. Solo se trata de no
olvidar que todos esos planes, programas y propósitos no son más que
simples probabilidades.
La historia del futuro no ha sido escrita como piensan todavía algunos
marxistas, exponentes de la ideología más futurista y por lo mismo más
metafísica que haya sido producida durante la modernidad. El tiempo
verbal del futuro no es el futuro sino el condicional. Gracias a Dios.
Si el futuro estuviera prescrito, la vida política sería la cosa más
aburrida del mundo. Es por eso que quien ha decidido pensar de modo
político debe estar preparado para vivir de acuerdo al principio de la
contingencia. La historia no persigue ningún objetivo final. Ella se va
haciendo como resultado de nuestras acciones, muchas erradas; otras no
tanto.
¿Por qué escribo estas frases? Quizás debo explicarme: Las escribo
después de haber leído un artículo donde por millonésima vez encontré
citada —como si fuera un gran golpe de autoridad— la famosa frase de
George Bernard Shaw: "Un político piensa en las próximas elecciones, el
estadista en las próximas generaciones".
El artículo de marras, escrito desde una posición conservadora, es una
crítica a Angela Merkel por su actitud mantenida frente al éxodo que
viene de Siria. Según su autor, Merkel solo piensa en las próximas
elecciones y no en las próximas generaciones. Razón por la cual he
decidido confrontarme no con el autor, sino con la premisa del artículo:
la famosa frase del famoso Bernard Shaw.
Y lo diré de una vez por todas: la famosa frase que hizo famosa George
Bernard Shaw es una de las estupideces más grande que he leído en mi vida.
De acuerdo al artículo —es solo uno entre varios escritos según el mismo
tenor— la canciller Merkel, en aras del bienestar de las futuras
generaciones de Alemania, debería haber erigido alambradas y muros para
que no penetren a su país las actuales geneneraciones de sirios (e
iraquíes y afganos). Debería haber enviado en su contra a la policía,
con perros de presa y bombas de gases para que las actuales generaciones
de jóvenes alemanes hubieran visto como reacciona el Estado frente a
gente que huye de una guerra en la cual participa la propia Alemania.
¿Y si las futuras generaciones se toman de nuevo la cabeza a dos manos
cuando se enteren de la mendacidad de las actuales generaciones que no
hicieron nada por ayudar a tantas familias que huían de la guerra? ¿Otra
vez las futuras generaciones deberán avergonzarse de las generaciones
anteriores como se averguenzan hoy día despues de que estas hicieron
estallar dos guerras mundiales con sus consecuentes millones de muertos
caídos en nombre —así dijeron los políticos antes de 1914 y antes de
1939— de las futuras generaciones?
Merkel, al abrir las fronteras sentó un ejemplo de decencia política,
seguido después por otros gobiernos de Europa. Demostró, arriesgando el
máximo, que nadie puede ser leal con las futuras generaciones si no se
piensa, en primer lugar, en la mantención de la solidez moral de las
generaciones presentes.
El gran estadista —y Merkel es una gran estadista— es el político que en
primer lugar piensa en las actuales generaciones y no en un futuro
lejano que nadie sabe como será. Y por supuesto, como toda política,
Merkel también piensa en las próximas elecciones. La política de Angela
Merkel —así como la de Barack Obama— no es futurista. Es existencial.
Como existencial y no futurista fue el rol asignado al líder político
por el papa Francisco en su extraordinario discurso pronunciando en el
Congreso de EEUU. "Un buen líder político", dijo el Papa, "es uno que,
con los intereses de todos en mente, ve el momento con un espíritu de
apertura y pragmatismo. Un buen líder político siempre opta por inicar
un proceso en lugar de procesar espacios".
George Bernard Shaw en su famosa frase que hoy citan y citan con
devoción tantos columnistas (de derecha o izquierda, da igual) intentó
establecer en cambio una diferencia radical entre el político y
estadista. ¿Pero quién le dijo a George Bernard Shaw que el estadista no
es un político? El estadista es un político que actúa desde el Estado.
Nada más. En ese sentido, Hitler y Stalin, Castro y Pinochet, también
fueron estadistas.
La famosa frase de George Bernard Shaw sugiere que pensar en las
próximas generaciones es algo superior a pensar en las próximas
elecciones. ¿Otra vez hay que decirlo?: Hitler y Stalin, Castro y
Pinochet nunca pensaron en las próximas elecciones sino, desde la locura
de cada uno, en las próximas generaciones. Hitler en un milenario Tercer
Reich, Stalin en el comunismo mundial, Castro en el socialismo
continental y Pinochet en una república sin políticos. Todos ellos
fueron futuristas. En nombre de una ideología del futuro desvalorizaron
al tiempo presente y con ello a los seres humanos que lo habitaban.
No ha habido tirano que no haya imaginado ser portador de grandes
visiones futuras. Pensar en las "futuras generaciones" ha sido siempre
coartada de tenebrosas dictaduras. Al final, pese a sus crímenes,
imaginan todas que "la Historia las absolverá".
Helmuth Schmidt, el excanciller socialdemócrata alemán, sin dudas un
gran político y mejor estadista, preguntado una vez acerca de cuales
eran sus visiones, respondió: "¿Visiones? Los que tienen visiones deben
irse a la psiquiatría". Creo que esa podría ser una excelente respuesta
a la famosa frase proclamada por George Bernard Shaw.
La frase correcta de George Bernard Shaw debería haber sido la
siguiente: "Un político que no piensa en las próximas elecciones no
merece ser un estadista".
Source: La política debe ser hecha día a día | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/internacional/1443533946_17208.html
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