domingo, 26 de abril de 2015

El doble discurso en la Cumbre de las Américas

El doble discurso en la Cumbre de las Américas
YOANI SÁNCHEZ 14YMEDIO
04/25/2015 12:00 PM 04/25/2015 4:00 PM


Al llegar a Panamá un taxista me observó por el espejo retrovisor cuando
pronuncié la primera frase. "¿Cubana?", preguntó y me tardé unos
segundos en responder. Ya habían comenzado los piquetes
progubernamentales de la isla a boicotear el foro de la Sociedad Civil y
la vergüenza ajena me embargaba. Entonces el hombre fue más allá e
indagó "¿Cubana de Castro o cubana libre?" y solo atiné a decirle que
era periodista. Su observación fue clara y concluyente "ah… entonces,
eres una cubana libre".

La ciudad de Panamá es como un ser que ha pasado de la infancia a la
adolescencia muy rápido y alterna el rostro imberbe con la experiencia
democrática de los últimos años. Los pequeños comercios conviven con las
grandes cadenas de mercados y los rascacielos están al lado de casas más
pequeñas y tradicionales. Es América Latina a pulso y el sentir general
es que el país avanza, crece y hay esperanzas para el futuro. En medio
de ese contexto, concluyó hace algunos días la Cumbre de las Américas,
una cita histórica que algunos prefieren olvidar y otros reevaluar
pasados los días.

Cubanos de muchas partes y diversas tendencias asistimos a los eventos
paralelos a la cita de mandatarios o cubrimos desde la prensa el tan
esperado encuentro. Toda la ciudad y el país estaba en función de un
evento que atrajo a más de 12,000 visitantes, demandó grandes esfuerzos
de seguridad y generó verdaderos retos organizativos. En medio de ese
colosal empeño, la causa cubana era una de las tantas que esperaban ser
escuchadas por presidentes y activistas.

Sin embargo, la represión tiene brazos largos y a veces se salta las
fronteras. De manera que el castrismo terminó por exportar hacia la
nación istmeña sus tropas de choque, disfrazadas de sociedad civil, para
que reventaran algunos de los foros paralelos a la Cumbre. En medio de
su algarabía, los medios informativos apenas captaron los varios
momentos gloriosos que vivió el sector independiente de la isla.

La excelente exposición de los jóvenes representantes de la Unión
Patriótica de Cuba (Unpacu) quedó relegada de los titulares, en los que
tuvieron amplia cobertura los golpes y los gritos de los más
intolerantes. Una exposición sobre la participación de la mujer cubana
en el activismo social, magistralmente desmenuzada por la analista
Miriam Celaya, tampoco encontró eco en un periodismo que buscaba más el
insulto y la querella, que las propuestas para el presente y el futuro
cubano expresadas durante las discusiones.

De manera que la Cumbre de las Américas, no solo fue el contexto para
mostrar la violencia revolucionaria que tanto hemos denunciado desde
Cuba, sino que funcionó como una cortina de humo para tapar el discurso
articulado, propositivo y maduro de nuestra sociedad civil
independiente. Los alborotadores ganaron, al imponerse por la fuerza.
Una cuestionada victoria que les dejó el calificativo de vulgares y burdos.

Sin embargo, aquellas turbas solo fueron la "carne roja" lanzada a los
perros de la intolerancia que miraban el espectáculo desde la isla.
Algunos consideran que sirvieron como maniobra de distracción, con la
que esconder toda la gestualidad servil y el discurso de la entrega que
desarrolló Raúl Castro frente al presidente de Estados Unidos Barack
Obama. El teatral rechazo escondía así el verdadero sometimiento.

A pocas horas de que sus tropas de choque gritaran hasta el delirio en
el lobby del hotel El Panamá, el general presidente reía nerviosamente
ante el inquilino de la Casa Blanca. Él le estrechaba la mano y lo
llamaba un "hombre honesto", mientras una jauría enloquecida gritaba
¡asesinos! a esos cubanos que jamás han disparado contra alguien. Una
estrategia estaba pensada para complacer a la Casa Blanca, a la par que
la otra iba dirigida a los halcones de la Plaza de la Revolución.

Castro lograba así complacer a las dos partes. A su hermano,
convaleciente pero vigilante, le enviaba el mensaje de que no hay
claudicación posible, pero al gobierno estadounidense le confirmaba que
podrían "hablar de todo, pero con paciencia". Ese militar de doble cara,
olfato aguzado y del que no se despegaban los guardaespaldas, demostró
que puede llevar al unísono el discurso del cambio y el del inmovilismo,
la flexibilidad de pactar con el "enemigo" exterior y la verticalidad de
no sentarse a negociar con su disidencia interna.

La noche en que la Cumbre terminó, salí a la calle. La ciudad de Panamá,
al caer el sol y concluir el evento oficial, tenía un rostro auténtico y
familiar. Alguien se me acercó para proponerme un viaje al otro día por
todo el canal, pero apenas me quedaba un par de horas para hacer las
maletas. "¿Cubana?" indagó la señora al escuchar mi acento. No esperé su
próxima pregunta. "Sí, señora, soy cubana libre, no he venido aquí a
gritar sino a aprender".

Source: YOANI SÁNCHEZ: El doble discurso en la Cumbre de las Américas |
El Nuevo Herald El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/noticias/septimo-dia/article19432182.html

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