El tío que regresa
diciembre 30, 2014 1:00 pm·
Cuba actualidad, Marianao, La Habana, (PD) Ahora que el Tío Sam regresa,
conviene repasar un poco la historia. Para ello, le echaré mano a un
viejo libro, "Nuestra Colonia de Cuba", de Leland H. Jenks, quien nos
legó una visión crítica de la primera entrada en Cuba del poderoso
personaje.
Dada la vecindad geográfica, a partir del siglo XVI hay contactos
esporádicos entre la Isla y la vecina península de la Florida, región
que perteneció a España hasta las primeras décadas del siglo XIX.
Durante la guerra de independencia norteamericana, los rebeldes contaron
con la ayuda de expediciones portadoras de armamentos y vituallas, que
partieron desde puertos cubanos.
Las relaciones comerciales entre Cuba y su gran vecino continental datan
del siglo XVIII y se incrementaron considerablemente a partir de 1778.
"Los comerciantes yanquis hicieron buen negocio cambiando jamón, harina
y quincallería por azúcar, café, miel y ron".
Después de 1818, se generalizó la actividad comercial, y muchos
norteamericanos se establecieron en Cuba.
El primer ferrocarril (Habana-Güines, 1837) fue obra de ingenieros,
capataces e inspectores norteamericanos.
Hacia 1828, un norteamericano propietario de una plantación de caña de
azúcar, fundó en la costa norte, cerca de la ciudad de Matanzas, un
embarcadero que llegaría a convertirse en la actual ciudad de Cárdenas.
En 1850, los Estados Unidos exportaban mercancías a Cuba por 8 millones
de dólares, mientras importaban por un valor de 12 millones.
Entre 1840 y 1860, los norteamericanos cuadruplicaron su consumo de
azúcar. Para entonces, más de la tercera parte del comercio exterior
cubano se realizaba con los Estados Unidos, quien era ya el primer socio
comercial de la Isla, por encima de la metrópoli española.
"Los Estados Unidos eran el destino más conveniente para la juventud
cubana trabajadora y estudiosa", apunta el autor.
Después de la Guerra de Secesión, los Estados Unidos llegaron a depender
exclusivamente del azúcar cubano.
Cuba era considerada, a mediados del siglo XIX, la colonia más rica del
mundo.
El prestigio de La Habana está presente en la gran novela histórica "Lo
que el viento se llevó."
Sin agotar por supuesto el tema, me permitiré recordar que en fecha tan
lejana como 1876, España se comprometió con los Estados Unidos a ponerle
fin a la Guerra de los Diez Años decretando una amnistía y la
emancipación de los esclavos, como medidas que facilitarían la concesión
de la autonomía política. No obstante, según Jenks, "Cuba progresaba muy
lentamente hacia la autonomía. Los españoles continuaban ocupando todos
los cargos y Cuba continuaba siendo la presa de aventureros españoles de
las clases media y baja."
No creo exagerado llamar la atención acerca de esa manera de negociar.
Como expresión de nuestros mejores deseos, le recordaré al Tío Obama las
palabras de un funcionario norteamericano de entonces, Sereno E. Payne:
"Hagamos que Cuba prospere en estrechas relaciones comerciales con los
Estados Unidos. Llevemos allí el capital norteamericano, que desarrolle
la Isla y proporcione trabajo a sus habitantes. Multipliquemos la
capacidad adquisitiva del pueblo, como la hemos multiplicado en los
Estados Unidos…para que el pueblo quiera más, compre más y esté
dispuesto a pagar precios más altos, porque gane salarios más
elevados…En ese proyecto hay millones para los agricultores e
industriales de los Estados Unidos."
Si bien la Cuba de hoy no es aquella cándida analfabeta del siglo XIX,
como programa mínimo, no está nada mal.
Para Cuba actualidad: rhur46@yahoo.com
Source: El tío que regresa | Primavera Digital -
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jueves, 1 de enero de 2015
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