Supermachos guantanameros
Miércoles, Julio 17, 2013 | Por Roberto Jesús Quiñones Haces
GUANTÁNAMO, Cuba, julio, www.cubanet.org - Desde hace algunos años,
durante los fines de semana, y sobre todo en las fiestas populares de la
esta ciudad, son frecuentes hechos violentos que terminan en lesiones,
heridas y muertes.
Lejos están aquéllos tiempos en que antes de iniciarse una pelea, uno de
los implicados trataba de impedir el enfrentamiento. Recuerdo que se
formaba un corro alrededor de los contendientes y alguien del grupo
advertía que nadie se metiera. Aquellas peleas eran a puño limpio, y el
mero intento de tratar de imponerse usando artimañas que se alejaran de
un código no escrito pero indeleblemente concientizado, era desaprobado
de inmediato, y el estigma de cobarde perseguía durante un buen tiempo
al transgresor. Ahora los puños han sido reemplazados por cuchillos y
machetes.
Son otras las normas que marcan la conducta de quienes, mientras más
agresivos y vulgares se muestran, más hombres se creen. Son los
supermachos guantanameros, los mismos que orinan en cualquier lugar
público, sea el parque Martí o el portal de la casa del poeta Regino E.
Boti; o los que endilgan par de bofetones a la hembra que los acompaña,
por menudas simplezas, o escandalizan en cualquier lugar público, debido
a sus escasísimas decencia y cultura.
En Guantánamo, el respeto es vulnerado constantemente y cada calle puede
ser un lugar donde se agazapa el peligro. A ello contribuye que la
policía –sea por carencia de recursos humanos o materiales-, nunca
aparece en el momento oportuno, ni patrulla las zonas más vulnerables de
la ciudad, ni se enfrenta con valentía a estos nuevos bárbaros.
No es solo un problema local. Recientemente, pude comprobar que una vía
tan transitada como la calle 23, en El Vedado, está mal iluminada, y en
ella actúan no pocos truhanes a la caza de ancianos e ingenuos,
engatusados por prostitutas que los guían hacia lugares donde son
golpeados y desprovistos de sus pertenencias.
En cuanto a Guantánamo, el pasado martes 9 de julio fue asesinado un
joven de 18 años, residente en el Reparto Caribe; según rumores, el
motivo del asesinato fue sumamente baladí.
He escuchado que algunas agresiones de este tipo se han producido sin un
móvil que involucre a la víctima, pues, para entrar a formar parte de
una de esas pandillas, se les impone a los optantes pruebas que van
desde la comisión de un hurto de menor cuantía, la extorsión y hasta
lesiones, solamente para demostrar que se tiene "valor y disciplina". La
impunidad es tal que hay sitios, como la cafetería de La Rotonda, donde
comienza la autopista, que están totalmente dominados por esta gentuza y
semanalmente se convierten en escenarios de hechos violentos.
No existe una política criminal definida para contrarrestar esta ola de
violencia que se ha entronizado en la sociedad guantanamera. Y el mal
está tan acendrado que usando únicamente la represión no se conseguirá
una solución adecuada.
Desconozco si será eliminado del Código Penal el beneficio de la
libertad condicional para delitos abominables que en otros países, como
Brasil, son calificados como crímenes hediondos. Lo cierto es que sólo
ahora, cuando el mal se ha enraizado y costará muchísimo revertirlo, la
dirección del país ha decidido actuar.
Después de tanta permisividad, y cuando la decencia se encuentra in
artículo mortis, se hace necesaria una política que coarte para siempre
la tendencia violenta de ciertos sectores muy bien identificados dentro
de la sociedad cubana, en específico de la guantanamera, y que la
policía se convierta en un cuerpo profesional, cercano a la población,
que la necesita para que la proteja y atienda.
Source: "Supermachos guantanameros | Cubanet" -
http://www.cubanet.org/articulos/supermachos-guantanameros/
miércoles, 17 de julio de 2013
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