viernes, 19 de julio de 2013

De las risas y los huesos

De las risas y los huesos
Luis Cino Álvarez
19 de julio de 2013

La Habana, Cuba – www.PayoLibre.com – Comprendo la reluctancia de muchos
compatriotas con "Se vende", la película dirigida y protagonizada por
Jorge Perugorría que ganó un premio Coral en el pasado Festival del
Nuevo Cine Latinoamericano y que fue recientemente exhibida en los cines
capitalinos.

No todas las personas tienen estómago para el humor negro, y menos en
Cuba, donde desde los líderes del "viejo gobierno de difuntos y flores"
hasta los que no faltan al cementerio el Día de los Fieles Difuntos, la
necrofilia llega a veces a extremos aberrantes.

Salvando las distancias, "Se vende" viene a ser "La muerte de un
burócrata", de Gutiérrez Alea, en tiempos de Lineamientos y timbiriches.

Nácar, la protagonista, acuciada por la falta de dinero y aconsejada por
una amiga, una verdadera todoterreno de la amoralidad del hombre nuevo,
se ve obligada no sólo a vender –revolico.com mediante– el panteón de la
familia, sino también los huesos de sus padres.

Exageraciones aparte, esto de la venta de los huesos no es algo
insólito. Muchos cubanos tienen macabras experiencias relacionadas con
las tumbas saqueadas por sepultureros desaprensivos o por delincuentes
que los sobornan para que los dejen hacer y deshacer. Lo mismo roban los
cristales de los ataúdes y las jardineras de granito que los zapatos y
los dientes de oro de los difuntos. O peor aún: los huesos
–especialmente de chinos, los más cotizados– con destino a las ngangas
de los mayomberos.

Hasta en las cartas al periódico Juventud Rebelde han hecho referencia a
casos de cadáveres desaparecidos en el Cementerio de Colón.

Pero peor que vender los huesos es cuando Nácar tiene que ajustar
cuentas póstumamente con sus progenitores, con los valores que le
trataron de inculcar y que ante tanto desastre, ya no sirven de mucho...

La gente ríe en los cines. Sucede que los cubanos, masoquistas que
somos, nos hemos habituado a burlarnos de nuestras desgracias. Como las
hienas del chiste...

"Se vende" es una película cruel. Y muy deprimente. De las escenas
oníricas de la película, no sé cuál resulta más triste, si el desayuno
en la mesa familiar, o el domingo en el Zoológico, los cucuruchos de
maní, los niños con las ropitas almidonadas, el papá vestido de safari,
la música rusa por los altoparlantes, el mono Pancho, emberrenchinado,
tirando mierda a sus admiradores, los globos que escapan al cielo...

En "Se vende", el actor Mario Balmaseda, como hace treinta y tantos años
en "El carrillón del Kremlin" vuelve a encarnar a Lenin, quiero decir a
un revolucionario momificado muy parecido al camarada Vladimir Ilich, de
tan sólidos principios que parte los cuchillos que pretenden
descuartizarlo y deshuesarlo para venderlo por piezas, y al final,
incorruptible, termina en un performance, como símbolo redivivo del
realismo socialista.

Escribía Yusimí Rodríguez en Havana Times que le parecía que reírse del
momificado padre de Nácar era como burlarse de su padre, que alguna vez
también repitió las consignas de la revolución. Yo, que me reí bastante
con la momia parecida a Lenin de la película, por momentos también tuve
esa desagradable sensación. Me pareció que me reía de mi viejo, de su
boina de miliciano, de sus diplomas, las botas con las que anduvo los 62
kilómetros y subió los tres picos, de su mocha de las zafras del pueblo,
de sus revistas soviéticas que mostraban el paraíso proletario que no
era tal...Y me sentí culpable por el exorcismo.

Sólo me consuela pensar que a estas alturas, ya que por pudor no querría
que lo viesen llorar por todo lo que no pudo ser, mi padre también se
reiría...

luicino2012@gmail.com

Source: "PayoLibre.com - Cuba -" -
http://payolibre.com/articulos/articulos2.php?id=5688

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