domingo, 21 de julio de 2013

Cuba y el Chong Chon Gang

Cuba Estados Unidos

Cuba y el Chong Chon Gang
Infolatam
Denver, 18 julio 2013
Por ARTURO LÓPEZ LEVY

La ocupación por las fuerzas de seguridad panameñas de un alijo no
declarado de armas en el barco norcoreano "Chong Chon Gang" ha desatado
una tormenta política de especulaciones y exageraciones, con referencias
incluso a la crisis de los misiles de 1962. Justo un día después de la
captura del barco, las autoridades cubanas reconocieron que la carga de
azúcar y el armamento encontrado eran suyos. La nota del Ministerio de
Relaciones Exteriores de Cuba precisó que se trataba de armamento
obsoleto, de mediados del siglo pasado, destinado para su reparación en
Corea del Norte como parte de un acuerdo entre los dos países.

La explicación cubana busca calmar la exageración que ha rodeado al
incidente del Chong Chon Gang, La Habana parece tener razón al describir
el armamento ocupado como obsoleto, sin impacto en el balance militar.
Si así fuere, estamos ante un error político, que- parafraseando a
Talleyrand- es "peor que un crimen". El armamento es anticuado pero su
embarque y transferencia hacia Corea del Norte es una violación de las
sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que
explícitamente prohíben cualquier transacción de tipo militar con el
régimen de Pyongyang. Dado el comportamiento agresivo del régimen
norcoreano, el Consejo de Seguridad aprobó varias resoluciones bajo el
capítulo VII de la Carta de la ONU, siendo de obligatorio acatamiento
por todos los miembros del organismo mundial pues se refieren a una
amenaza para la paz.

En términos de política cubana, la captura del Chong Chon Gang expresa
una seria descoordinación institucional entre las ramas del gobierno. No
podría llegar en peor coyuntura, justo después del anuncio del
lanzamiento de una nueva ola de reformas económicas por el
vicepresidente Murillo y en las vísperas de negociaciones con EE.UU.
Esas negociaciones que son oficialmente sobre temas migratorios siempre
incluyen, por la naturaleza misma de la diplomacia, otros temas. Si como
ha dicho el presidente Raúl Castro se trata de demandar orden y
eficiencia a los dirigentes, este incidente tiene el titulo de fiasco en
mayúsculas y debería costarles el puesto a varios.

En política exterior se trata también de un incidente serio. Las armas
confiscadas no son en sí mismas una amenaza para EE.UU, ni para la paz
mundial, pero Cuba tendrá que responder ahora ante el comité del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas que administra las sanciones. En
términos de imagen, se trata de un vínculo notorio con uno de los
regímenes de peor record de derechos humanos y de comportamiento
internacional errático. La Republica Popular Democrática de Corea no es
ni republica, ni popular, ni democrática. No tiene tampoco nada de
socialista, es un régimen dinástico, con cada nuevo descendiente de la
casa Kim peor que el anterior. Justo el pasado 5 de abril, el
expresidente Fidel Castro consideró oportuno llamar al liderazgo
norcoreano a comportarse razonablemente y "evitar una guerra en Corea".

El liderazgo cubano debería aprestarse a un control de daños serio y con
consecuencias. Recordar que es irónico que Cuba este en la lista de
países patrocinadores del terrorismo del Departamento de Estado mientras
Corea del Norte fue sacada por la Administración Bush es justo pero no
suficiente. Cuba debe tomar distancias de las chapucerías e
irresponsabilidades norcoreanas, cooperando con transparencia y sin
reservas con el sistema de naciones unidas. No basta con agregar un
parrafito sobre el compromiso con la paz mundial y el desarme. La Habana
debe declarar su rechazo inequívoco, como parte de la comunidad
internacional, a los intentos norcoreanos por colarse a la brava en el
club de potencias nucleares. Es tiempo ya de definir prioridades: Cuba
debe focalizarse en su objetivo prioritario hoy de política exterior,
crear un ambiente internacional propicio para las reformas en curso.
Todo lo demás es secundario.

Cuba-EE.UU: Siempre ocurre algo…

La detención del Chong Chon Gang, en las vísperas de la reanudación de
las conversaciones bilaterales de seguimiento a los acuerdos migratorios
entre Cuba y EE.UU de 1994-95, evoca un viejo patrón en las relaciones
bilaterales entre Cuba y EE.UU. Han sido rehenes no solo de la lógica de
guerra fría, sino también de la aparición, en coyunturas de distensión,
de escollos inesperados. "Siempre ocurre algo"- dicen los pesimistas.
Tan pronto se conoció la requisa del barco por el presidente panameño
Ricardo Martinelli, la congresista Ileana Ros-Lehtinen y el senador
Marco Rubio se dispararon a reclamar la cancelación de las
conversaciones, reiterando además que Cuba debe permanecer en la lista
de países terroristas del Departamento de Estado. Es justo lo contrario
de lo que se debe hacer.

Es hora de que los hacedores de política en la Habana y Washington
aprendan a manejar de forma óptima estos episodios, vinculando los temas
o separándolos según convenga a los intereses nacionales, no el
espectáculo de la derecha cubano-americana. EE.UU debe centrar su
esfuerzo de superpotencia donde la amenaza lo amerita: Pyongyang. La
crisis ofrece la oportunidad de capitalizar el descubrimiento de esta
violación para aislar más al régimen norcoreano, agregando medidas de
monitoreo y regulación de cualquier transacción con el mismo.

El peligro para la paz mundial en el Este de Asia, el violador del
sistema de no proliferación nuclear y contrabandista consuetudinario de
armas para áreas en conflicto como Congo o Yemen, es Corea del Norte. No
es Cuba. Cualquier acción estadounidense sobre Cuba debe integrarse en
el marco multilateral de la administración por el consejo de seguridad
de la ONU de las sanciones contra Corea del Norte.

Washington debe lograr que el consejo de seguridad obtenga de Cuba la
mayor cooperación sobre este incidente, de modo que la situación de
aislamiento norcoreano se agrave. Enrarecer las negociaciones sobre la
implementación de los acuerdos migratorios o reiterar la injusta
presencia de Cuba de la lista de países promotores del terrorismo
distraería el esfuerzo de una mayor presión sobre Corea del Norte. Hasta
puede perjudicarlo. No conviene mezclar estándares multilaterales claros
de no proliferación aplicados a Corea con arbitrariedades unilaterales e
ilegítimos dobles estándares sobre terrorismo aplicados a Cuba. .

Estados Unidos tiene la sofisticación diplomática suficiente como para
conversar con Cuba sobre temas de interés mutuo, y corregir los errores
de su propia política hacia Cuba mientras apoya la presión multilateral
en las Naciones Unidas para la aplicación sin fisuras de las sanciones
contra Corea. Cuba debe responder por su actuación ante las resoluciones
1718 y 2094, normas multilaterales de la mayor importancia, que bajo el
capítulo VII exigen el acatamiento de todos los estados miembros. El
Senador Rubio está pidiendo que EE.UU actué como un carnicero cuando lo
que se necesita es un cirujano.

La responsabilidad de no responder a un error político con otro.

La reanudación de las conversaciones migratorias entre Cuba y EE.UU es
una oportunidad para lanzar un nuevo ciclo virtuoso en la relación
bilateral. Negociar a un alto nivel, con temas en los que hay
posibilidades de toma y daca es un aliciente para gestos de buena
voluntad incluso en temas que no están oficialmente incluidos en la
agenda negociadora, como la situación de Alan Gross o la inclusión de
Cuba en la lista de países terroristas del Departamento de Estado. Un
acto de buena voluntad de una de las partes puede ser reciprocado por la
otra. La comunicación oficial, frente a frente es una garantía contra
situaciones en las que una parte se embolse ganancias unilaterales, sin
responder con reciprocidad. .

Si no se fuese un acto más de sectores en la Habana interesados en
preservar la hostilidad entre los dos países para su propia
conveniencia- algo demasiado conspirativo pero nunca totalmente
descartable- el embarque de esos cacharros militares en el barco
norcoreano es una irresponsabilidad cubana. Al seguir con las
conversaciones políticas bilaterales mientras demanda la aplicación de
las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, la administración
del presidente Obama, no drama, ha tomado la sabia decisión de no
responder a una irresponsabilidad con otra. Ojala siga por ese camino.

Source: "Infolatam » Cuba y el Chong Chon Gang" -
http://www.infolatam.com/2013/07/19/cuba-y-el-chong-chon-gang-calmando-la-hiperbole/

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