WSJ: La guayabera cubana se transmuta... y sobrevive
De rústica prenda campesina a patrón de elegancia tropical, la guayabera
se estiliza ahora para los "yucas" y otros jóvenes exigentes que
aprecian su comodidad y elegancia.
martinoticias.com
diciembre 15, 2012
Se cuenta que la primera guayabera fue una camisa campesina de mangas
largas para usar por fuera del pantalón, con cuatro bolsillos
suficientemente grandes como para llenarlos de guayabas. Se la encargó a
su esposa un colono español.
En Sancti Spiritus, en el centro de Cuba, hay quien asegura que nació
allí, y que originalmente se llamó "yayabera", por el cercano río Yayabo.
Lo cierto es que esta camisa rústica se fue refinando con tejidos más
vaporosos, finos botones y candorosos plisados hasta convertirse en la
internacionalmente conocida y elegante prenda masculina, ideal para los
calores veraniegos, que es una de las marcas de identidad de Cuba.
El diario The Wall Street Journal recuerda en un reportaje sobre el
tema que la guayabera se impuso primero como símbolo de elegancia
tropical en La Habana, donde tuvo devotos como el escritor Ernest
Hemingway. Pero fue gracias a los exiliados cubanos que huían de Fidel
Castro que se convirtió en una moda mundial, omnipresente en los países
de clima cálido desde el sudeste de Asia hasta el Caribe.
Sin embargo, salvo en Miami, donde la mayoría de los cubanos y
cubanoamericanos tienen al menos un par, la moda parecía haber pasado, y
ahora los herederos del exilio la están remozando para el gusto de las
generaciones más jóvenes
Antonio García-Martínez, hijo de inmigrantes cubanos que se criaron en
Miami, dijo al Journal que la guayabera clásica de lino y mangas largas
tiene límites estilísticos: se arruga fácilmente, se ve demasiado
cuadrada, y es anticuada. "Te hace lucir como un abuelo cubano en un
velorio", dice García-Martínez, un treintañero que vive en California,
en el área de la bahía de San Francisco.
Hoy en día, la mayoría de las guayaberas, tanto de manga larga como
corta, se fabrican a escala industrial en México o China, principalmente
de algodón o fibras sintéticas que se secan pronto después de lavarlas.
En Yucatán, México, le añadieron bordados al concepto original.
Pero todavía hay en Miami quienes se preocupan por preservar el arte de
sus antepasados, y algunos están procurando actualizar el estilo para
los más jóvenes.
Como descendiente de la realeza de la guayabera, Luis Puig, de 52 años,
conoce bien al nuevo cliente.
Su padre, Ramón, un prominente sastre, hizo su reputación en Cuba como
El Mago de las Guayaberas, Luego se estableció en Miami, donde se ganó
el título de El Rey de las Guayaberas.
Lejos de la Pequeña Habana: Ramón Puig Jr. ubicó su boutique en el
downtown de Miami.
Ahora que Ramón ha muerto, Puig hijo--quien comenzó a ganarse la vida
como DJ de discoteca y ahora es dueño de Club Space, uno de los más
famosos clubs de música electrónica de Miami- está tratando de
revigorizar la empresa familiar con una llamativa boutique en el
downtown de Miami,un escenario urbano muy diferente al de la cercana
Pequeña Habana donde su padre se instaló en 1971.
El nuevo establecimiento, rebautizado "Ramón Puig Guayaberas," está
adornado con fotos de sensuales modelos pavoneándose con sus exclusivas
creaciones por Ocean Drive, el corazón de la juvenil y supervisitada
South Beach.
Caras guayaberas de lino y algodón, a rayas y en colores llamativos,
cuelgan de las perchas, en un revolucionario alejamiento del concepto
tradicional en blanco, beige o azul claro.
Pero el Journal señala que hoy en Miami la guayabera no la tiene tan
fácil para ganar nuevos adeptos, entre inmigrantes cubanos que vivíeron
bajo el régimen comunista de la isla.
Mike Knoll, del Museo de Historia de Miami, dice que en la isla la
prenda "ya no es tan querida como antes", pues la mayoría de los nuevos
inmigrantes cubanos la asocian con la indumentaria de los agentes de
Seguridad del Estado y de bien cebados funcionarios.
Ahora, algunos jóvenes prefieren "guayamisas", un híbrido entre la
guayabera y una camisa de vestir más sencilla, señala otro empresario de
Miami, Rafael Contreras Jr., cuya marca de guayaberas D'Accord se
fabrica en Yucatán y se vende en todo el mundo.
"Les gusta el estilo de la camisa por fuera y los finos plisados, pero
no quieren bolsillos, porque desean un aspecto más estilizado", explica.
Louis McMillian, de 34 años, un agente de bienes raíces que se crió en
Miami, es un gran fanático de la prenda. Dice que tiene siete
guayaberas, y que viste una por lo menos una vez a la semana, a veces
para ir al trabajo. Considera que son cómodas para el tórrido clima
miamense, y afirma que le ayudan a entablar conversación con sus clientes.
"Se pueden llevar incluso con vaqueros y todavía se ven bien", apunta.
Pero también tienen para él un valor sentimental: le recuerdan a su
abuelo cubano, de quien heredó el gusto por esa prenda nacida en la
isla. "Para mí son algo especial", dice .
http://www.martinoticias.com/content/article/17579.html
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