Disyuntivas posibles
[28-11-2012]
Hugo Araña
Corresponsal de Misceláneas de Cuba
(www.miscelaneasdecuba.net).- Desde hace un buen tiempo, percatamos en
el panorama cubano tanto social como político, un cierto inmovilismo que
muchos se preguntan hasta dónde llegará. Y recargamos llegará, porque se
ignora qué es lo que verdaderamente sucede en la sociedad cubana, ya que
su posible desarrollo lo notamos empantanado; o en el mejor de los
casos, padece de un cierto estancamiento, que suponemos que hasta los
mismos dirigentes no saben en sí el camino a seguir después de la serie
de fracasos que han lacerado la vida de los cubanos en sentido general.
Estos, los que dirigen, más por desgracia que por suerte, proclaman a
los cuatro vientos que sí, que se vive a pesar de ciertas
circunstancias no muy buenas, que venimos oyendo ya casi como una
cacofonía desde cuando pasamos por las aulas de la Universidad de La
Habana. Pero con tiempo, ese, que nos pone frente a nosotros la verdad,
comprendemos entonces que los tropiezos y los fracasos no han
disminuidos en la vida diaria. Por lo tanto, ¿qué encierra en sí este
socialismo a la cubana que proclamaron a los cuatros vientos? ¿Qué lo
distingue de los otros que hoy en día sólo son recuerdos que hasta
muchos ni siquiera les agrada que los recuerden? Pero para el cubano,
que es el que nos interesa, ¿cuáles serán las próximas premisas que
cambien nuestras vidas después de cincuenta años de permanecer casi
inmutables, sin cambios por muy pequeños que sean?, ya que aquí, en
nuestra Isla la palabra cambio, tal parece que la han puesto en el
INDEX gubernamental, con el epíteto de contrarrevolucionaria, aunque
para quienes viven en otras tierras les cause sorpresa y los desconcierte.
Este inmovilismo (y no soy el único que lo anota y lo nota), tal parece
que a nuestros gobernantes debido al impase que atravesamos, los que les
interesa es mantenerse en el Poder, sin tener en cuenta a la población y
sus necesidades cada día más apremiantes. Por lo tanto, y es natural, ya
se nota como una especie de divorcio entre ambos, cuya reconciliación no
puede ser evitable, dada las circunstancias por las que se vive y se
atraviesa, que para más, obliga al cubano a vivir como en una especie de
existencialismo tropical, donde resolver el hoy al precio que sea, no da
tiempo para pensar en el temido mañana.
Pero no basta que tengamos gratuita la educación y la atención médica.
Existen otros factores necesarios y por resolver que yacen en medio de
este estancamiento que se arrastra, donde el ciudadano nota que algo le
falta en su existencia, que a veces hasta ignora qué es, porque yace
sumido en el torbellino de la vida diaria, cada día más caótica, más
llena de situaciones que le son imposibles de superarla, porque no
encuentra las necesarias armas para lograr su estabilidad; porque
además, como todo pertenece al estado y él es quien decide tanto en lo
económico como en lo social porque es él quién pone las órdenes, pone
en ejecución según sus intereses por arriba de todo, sin tener o
entender lo que verdaderamente sucede en las capas más bajas de nuestra
sociedad, que sin ser tajante, a veces nos da la impresión que no los
tiene en cuenta y les importa poco a los que viven en una constante
angustia por la supervivencia, a pesar de que este sistema político se
harta de servir al pueblo en una pura falacia , cuando el mismo pueblo,
primero ignora en sí, qué sistema político es que rige y segundo, cuáles
son sus verdaderas directrices tanto económicas como políticas.
Además, como el Gobierno es el sumo dueño todo, no permite una apertura
por muy pequeña que sea que abra puertas a entidades foráneas de la
industria, cuyos resultados, quizás, ayuden a paliar un poco el desfase
económico cada día para más pobre que se observa en la realidad de la
Isla, comprimida en y por un monolítico sistema social inoperante, en
nombre de un socialismo que no da para más, ya agobiante, cuyo agobio
quién lo sufre más es el que yace en la base de la superestructura social.
Todo esto como es lógico se observa en la misma población, cansada de
proclamas y más proclamas, a las cuales la población creyó y enarboló,
en pos de edificar un sistema político conceptuado como el único que
podría resolver la situación imperante. Sin embargo, con el tiempo, y
los tropiezos que no fueron pocos debido a la tendencia de acaparar todo
en nombre de dicho socialismo, el resultado visible fue y es un clásico
fracaso que se ignora qué sucederá mañana, cuando ese mismo pueblo,
cansado y defraudado al comprobar la ineficacia social y política, qué
no sería descartable, que en un momento dado y hasta imprevisto se
lancen a la calle, en pos de luchar por sus verdaderos anhelos de
sentirse partícipe activo, y no como una marioneta como lo tienen en la
actualidad.
Cuba, padece de anquilosamiento latente. No basta que se pongan en
ejecución elecciones para elegir a los miembros de los gobiernos
municipales, ya que los elegidos a través del voto, serán nada más y
nada menos quienes sostendrán en sus hombros acatamientos proveniente de
las altas esferas que son las que imponen órdenes a cumplir, sin aceptar
que uno u otro tenga una idea en pos de mejorar el estatus impuesto.
Por eso, cuando oímos que aquí en la Isla la libertad de expresión está
controlada, no es una falsedad, ya que proclamar cualquier derecho por
mínimo que sea y que esté en contra de los preceptos impuestos se
considera como una traición, que para más, las mismas absurdas leyes
penales condenan dicha libertad, considerándolas entre otras cosas, como
producto del imperialismo, y no como un sagrado concepto de cada cual,
el manifestarse según sus criterios políticos como cualquier ciudadano
de otro país. Ésta es una verdad intangible que cada día aparece más a
pesar de los tropiezos que va cogiendo más fuerzas; que nos da por
pensar que llegará el día que el Gobierno no les quede otro remedio de
dos disyuntivas a elegir: o los liquida, cuyos resultados serían
impredecibles, o los acepte aun en contra de su voluntad, ya que la
libertad de expresión es un recurso casi sagrado en cada cual, piense
como piense, que en sí, algo sucederá, cuyos alcances serán
impredecibles, ya que esta insostenibilidad se hace más latente en
nuestra realidad, cuyos los resultados no encierra buenos augurios.
Por eso, como el título que encabeza estas palabras, el impase está
presente. Se hace notorio. Pero recordemos como ha sucedido en otras
partes, por cualquier incidente, el menos pensado, puede que broten las
llamadas grandes manifestaciones populares con sus consabidas acciones
fuera del orden establecido, o que alguien del mismo Gobierno recurra a
un golpe de estado en pos de aunque sea lograr una mejoría para el
pueblo, eso sí, sin poderse aquilatar cuál sistema sería implantado, que
ese tópico necesitaría otro artículo.
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miércoles, 28 de noviembre de 2012
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