El gas está "prendío"
noviembre 28, 2012
Irina Echarry
HAVANA TIMES — Son las 10 de la mañana, llueve a cada rato y camino
feliz hacia la casa, acabo de comprar la calabacita. El gas está prendío
es la expresión más escuchada por estos días en las zonas 7 y 8 de Alamar.
Ya se hacen costumbre las crisis en ese punto de venta que aglutina a
tantos consumidores, pero el clímax lo alcanza en diciembre. Este año se
ha adelantado un poco y desde inicios de noviembre las colas son
interminables.
¿Por qué ocurre esto?
Aunque nadie con conocimiento real de los detalles del problema da la
cara a la población, se sabe que la empresa de gas no ha dejado de
producir, sin embargo a este punto de venta en particular no llegan
diariamente las suficientes balitas, esto provoca una larga cola de
"pendientes" (personas que no logran comprarlo el día que les toca).
El meollo del asunto podría ser una mala distribución, pues otros puntos
de venta del reparto están al día.
La lista
En medio de este disparate la gente intenta organizarse y decide hacer
listas, unas funcionan, otras no. Por ejemplo una se perdió y, luego de
días de rectificación de números y noches de vigilancia, hubo que hacer
una nueva, por supuesto sin respetar el lugar que tenía cada uno en la
anterior.
Pero otras veces sí funcionan como la lista en la que estuve con el
número 255 desde el lunes hasta hoy jueves. Claro, la capacidad
organizativa del que lleva la lista es determinante.
En este caso quien la inició tuvo la idea de llevarse la lista para su
casa y organizó la vigilancia: cada una hora le tocaba a una persona
diferente. Así evitó una lista paralela que luego podría disputar la
prioridad.
Una vez establecido el mecanismo, cuando el listero compró (era de los
primeros) le pasó los papeles a otro que hizo un magnífico trabajo:
evitó la coladera y se enfrentó a las injurias de la gente de manera
enérgica pero con justeza y buen humor; aunque me disguste tengo que
reconocer que el tipo era alto, fuerte y con voz aguda, por lo que
imponía cierto respeto, de otra forma está comprobado que los malacabeza
del lugar hubieran intentado desestabilizar la cosa.
La gente
Los consumidores de gas de la zona se dividen en tres sectores: la
comunidad, los mensajeros y algunos vendedores de los kioscos cercanos
que no han podido vender sus productos en estos días de escasez. La
prioridad es discutida constantemente.
Es la comunidad la que peor sale en todo esto, pues los otros, aunque se
pelean de vez en cuando, forman pequeños clanes y se ayudan; los
consumidores particulares están cada uno por su cuenta y son más
vulnerables en dependencia de la edad, el sexo o las agallas.
Las situaciones extremas pueden sacar lo mejor o lo peor de la gente y
en este tipo de colas se ve desde camaradería con los más viejos hasta
el pillo que coge la lista para apropiarse de una mejor posición.
Eso fue lo que pasó con el tercer listero que tenía el 260 y compró
mucho antes que yo. Si el segundo listero merecía un aplauso (muy pocos
le dimos las gracias), este tercero merecía un repudio colectivo por
burlarse así de las personas, pero tampoco lo recibió, la gente ni
siquiera se percató de su fechoría.
Dudo que después de eso la lista siguiera siendo eficaz, cuando me fui
ya había demasiado desorden y de eso se alimentan los pícaros que rondan
la cola.
¿Dónde están las autoridades locales?
La estación de policía queda a 50 metros del punto del gas. Uno de los
días más álgidos en que, según me contaron, intervinieron machetes, la
gente fue a buscar a los agentes del orden, pero estos solo sugirieron
que quitaran las listas e hicieran la cola por orden de llegada; luego
se fueron y no han vuelto a aparecer.
Cuando hay molote, poco gas y desespero mantener la cola por orden de
llegada no da resultado, pues propicia que cualquiera ponga delante al
amigo o al vecino. Pero los policías sólo cumplen órdenes, si nadie les
orienta que ayuden a cuidar la cola no tienen por qué hacerlo.
Las zonas 7 y 8 son grandes y muy pobladas, en ellas confluyen como dos
o tres circunscripciones, pero ningún delegado se ha portado por el
punto de venta en estos días.
Ninguno se ha sentado a conversar sobre el tema con sus electores ni con
las demás autoridades locales -incluyendo a algún directivo de la
empresa del gas- para intentar subsanar la mala distribución, o crear
algún mecanismo que organice la cola cuando esto suceda.
Si en tiempos de crisis los delegados no aparecen ¿cuándo lo harán? Por
eso, hasta que no conozca a alguno que verdaderamente represente los
intereses del pueblo, de ese pueblo que lo elige ya sea por inercia o
por fe, seguiré anulando la boleta en cada período electoral.
http://www.havanatimes.org/sp/?p=75937
miércoles, 28 de noviembre de 2012
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