Señales de humo-fobia
Jueves, Mayo 31, 2012 | Por Juan Carlos Linares Balmaseda
LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -A lo mejor que puede aspirar una
dictadura es a que el pueblo se enamore de su caudillo y lo peor que
puede ocurrirle es que el pueblo se quite ese "anillo de compromiso"
que lo une al caudillo.
Tengo un vecino que, como trabaja para una empresa estatal, todavía
parece llevar el anillo de compromiso con el viejo caudillo.
Recientemente, en compañía de su familia, hizo un recorrido por la XI
Bienal de La Habana. Al llegar a la galería Orígenes, entró para
apreciar una exposición de fotografías. Concentrados estaban él y su
esposa observando un monótono audiovisual, interpretado por un travesti,
cuando fueron remolcados por sus dos hijos adolescentes (una hembra y un
varón). "Vengan a ver esto", les dijeron.
"Se trataba de una foto de casi un metro cuadrado, donde el mismo
artista del audiovisual se exhibía, en cuatro patas sobre el pavimento
de una avenida, introduciéndose por el trasero un objeto similar a una
botella", me contó horrorizado mi vecino. Y acto seguido, agregó
confundido: "A ese tipo de arte yo no estoy acostumbrado".
Para consolar su trauma de heterosexual monógamo y conservador de pura
cepa, le dije lacónicamente: "Ni yo tampoco, pero nos vamos a tener que
acostumbrar".
Y continuamos charlando sobre el respeto que debe existir para los
géneros y las preferencias sexuales de cada individuo. También sobre
cómo modular los modales y las relaciones humanas en lugares públicos.
Comenté que en países con sistemas democráticos la sociedad avanza por
sí misma, por su propia evolución y, ademas, la enseñanza de los hijos
puede ser escogida por los padres. No ocurre así en Cuba, donde la
ideología, la educación y las costumbres las implanta el gobierno a
tranca y barranca.
El respeto a los derechos de los homosexuales pudiera ser interpretado
aquí por las jóvenes generaciones como una nueva tarea política de la
revolución, en términos de "lucha" o "batalla contra el imperialismo".
Resulta paradójico que el mismo gobierno que nos ordenó durante décadas
discriminar y odiar a los homosexuales e hizo de la homofobia una
política de Estado, practicamente nos ordene ahora que los amemos y
respetemos. Así de sopetón, por decreto y sin muchas explicaciones.
Sin lugar a dudas , y aforunadamente, la homofobia y la transfobia han
comenzado a ser cosas del pasado en la mayor parte del mundo, igual que
otras fobias y discriminaciones en el ámbito político y social. Entre
otras cosas, las modernas tecnologías de la información permiten llevar
el mensaje y el reclamo de los discriminados cada vez más lejos, aunque
por un buen tiempo subsistan las pugnas entre liberales y conservadores.
En España, tanto reprimió Franco a los homosexuales que tras la muerte
del dictador y el fin de su dictadura vino el apogeo de los LGTB
(lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) y España se situó entre el
todavía minoritario grupo de países que reconocen los matrimonios de
personas del mismo sexo. Tal vez los politicastros del caudillo cubano
huelen un final similar: después del caudillo, la democracia, y
adelantándose a los acontecimientos, montaron a Mariela Castro en el
CENESEX con vistas al futuro, para que una Castro heterosexual quedara
como hada madrina de los homosexuales cubanos, y anotarse ese punto de
modernidad. Además, el nuevo romance de la otrora atea y anticlerical
dictadura insular con la Iglesia Católica, también trae a la mente al
difunto Franco y su muy católica dictadura.
Mi confundido vecino no quiere creer que los homosexuales son una
minoría, pues según el "son muchos y están en todas partes". Yo tampoco
comparto totalmente su tesis de que la dictadura machista-fidelista, con
la que en un pasado él se comprometió, se esté "mariconeando".
Pienso que el caudillo cubano y su dictadura siguen siendo en esencia
tan homofóbicos y conservadores como siempre, pero ahora necesitan
desesperadamente aliados y ven a la comunidad LGTB como un grupo de
poder liberal, con influencia creciente en todo el mundo. En Cuba ese
grupo siempre estuvo marginado, fuera de la centrípeta oficial, y sin
anillo de compromiso, y ha llegado la hora de captarlo.
No obstante, la Asamblea Nacional sigue detrás del palo en cuanto a este
importante debate, pues al menos uno de sus miembros podría plantear que
nuestra Constitución de la República es homofóbica cuando determina que:
"El matrimonio es la unión voluntariamente concertada de un hombre y una
mujer con aptitud legal para ello, a fin de hacer vida en común".
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jueves, 31 de mayo de 2012
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