domingo, 24 de abril de 2011

Cuba y las milicias

Cuba y las milicias

"Lo fundamental de la milicia son los oficiales y su manantial las
Fuerzas Armadas"
CARLOS BLANCO | EL UNIVERSAL
domingo 24 de abril de 2011 12:00 AM

Resulta una insólita paradoja que mientras los comunistas cubanos dan
tímidos pasos para enderezar su autoinfligido desastre, los
paracomunistas venezolanos intentan seguir la ruta que condujo a
aquéllos a la suerte de la cual quieren ahora desprenderse. Se podría
decir que no tiene nada de raro. Si a los de Cuba les tomó cincuenta
años en darse cuenta, a Chávez le faltarían todavía más de treinta años
para rectificar.

Los tenues cambios en Cuba dan para muchas interpretaciones; uno de los
que más resalta es el significado ideológico que tiene para el régimen
de Chávez. No hay que olvidar nunca que la palabra de Fidel Castro fue
la que convirtió a un teniente coronel venezolano, emparentado con la
tradición militarista de América Latina, en un imprevisto
revolucionario. Sin Fidel Castro, Chávez no hubiese podido pavonearse en
el mundo como redentor de los pobres con credenciales antiimperialistas.
No fue gratis. En esos tiempos de caída de la Unión Soviética, del
subsiguiente Período Especial, a Fidel no le quedó más remedio que
iniciar el complejo proceso de acercamiento a la región -con promesa de
concesiones democráticas- de la mano de Carlos Andrés Pérez, Raúl
Salinas de Gortari, Felipe González y César Gaviria. Cuando apareció
Chávez con su generoso chorro de petróleo las concesiones democráticas
fueron mandadas largo al Caribe y otra vez se endureció el régimen, todo
el tiempo que le permitieron al Comandante la diverticulitis y las
bacterias que le carcomían el aparato digestivo. A pesar de que Chávez
expropió parcialmente a los venezolanos de los ingresos petroleros para
beneficio de Cuba, el desastre económico y social de la isla no pudo ser
remendado y los cambios se hicieron necesarios. Raúl Castro, más
pragmático, dijo: "Hasta aquí llegó esto, mi sangre" y comenzó la
rectificación a ritmo de conga. Dos pasitos la izquierda y a la derecha
tres más.

Esta mutua colaboración hizo que tanto Fidel como Chávez se echaran el
uno al otro como pesado y no siempre aromático bacalao; para el primero
se trató de darle entrada al socio en el Sancta Santorum de la
revolución; para el segundo, fue el de llenarle la botija a su
contraparte, imposible de repletar dada la podredumbre y rasgadura de su
fondo.

Los cambios en Cuba, aunque tenues, introducen tres poderosos
cuestionamientos al rumbo proclamado por Chávez como deseables para
Venezuela. El primero se refiere al fracaso total, radical,
inconmensurable y despanzurrante del colectivismo. La vuelta a la
propiedad privada, aunque sea un poquito, apenas para saborear, se va a
convertir en una poderosa fuerza económica, social y cultural. Admitir
la necesidad de la propiedad privada sobre los medios de producción,
aunque sea modesta al comienzo, equivale a la confesión de un pecado
mortal. El Estado no sabe más que los individuos sobre lo que les
conviene; el Estado no es un buen localizador de los recursos de la
sociedad; el mercado como espacio de miles y miles de encuentros y
desencuentros por milisegundos no puede ser sustituido por los
planificadores centrales. Esta noción, ya conocida por la humanidad
desde hace siglos, viene ahora como deslumbrante descubrimiento a
iluminar las neuronas calcificadas de un sistema de senilidad
irreversible. Chávez queda descolocado con el tema de la propiedad
privada y la colectivización forzada que ha impulsado, sobre todo en el
campo. Les fracasó a los soviéticos, a los chinos y ahora lo confiesan
los cubanos.

El segundo cuestionamiento se refiere a la permanencia en su cargo.
Aunque suena un poco lento el liderazgo cubano para advertir después de
50 años manejando el pandero que más de 10 años en un mismo cargo
conduce a la petrificación, hacerlo en este momento cuando Chávez se
apresta a querer continuar más de los 14 años que tendrá en 2013, suena
a afrenta. Raúl Castro descubrió que el relevo no se desarrolla cuando
los viejos dirigentes lo taponan. Esto es demasiado para el venezolano,
cuya única justificación más o menos coherente es que un líder
revolucionario tiene que estar pegado al corte hasta el final. Pues no.
Fidel dejó el cargo por la fermentación de sus entrañas y Raúl anuncia
que lo hará también por la fermentación que produce detentar el poder
sin límites temporales.

El tercero es sobre la justificación histórica del socialismo. Aunque la
jerarquía cubana está impedida de abandonar la retórica del caso, no le
queda más remedio, como en un melancólico strip-tease habanero, en los
recovecos de la ciudad perdida, arruinada y ennochecida. Cómo será de
grave el asunto que Chávez ha tenido el atrevimiento de enviarle una
carta a los comunistas cubanos, recordándoles el valor del socialismo.
¡Vaya, atrevido el caballero!

Las Milicias. Las Milicias de Tropas Territoriales de Cuba han tratado
de ser imitadas en Venezuela, pero tienen algunos problemas. El primero
es que estas milicias han estado concebidas para detener una posible
invasión que era un hecho factible -y fue varias veces real- en los
primeros años de la revolución. El segundo es que esas milicias se
hicieron un cuerpo formidable y temible porque crecieron al lado de unas
fuerzas armadas muy institucionales como han sido las cubanas. Esas
características no concurren en Venezuela, especialmente por la
circunstancia de que las milicias venezolanas se han concebido para
suplantar a la FAN y no para desarrollarse junto, con y al lado de ella.
El elemento fundamental de la milicia son los oficiales y su manantial
son las fuerzas armadas; cuando éstas se destruyen, no hay milicia que
pueda emerger.

El estudio realizado por el Frente Institucional Militar es mu útil. Se
muestra cómo en marzo del 2011 "se produce la cuarta Reforma de la
LOFANB, nuevamente de manera inconstitucional y en forma sorpresiva,
bajo una Ley Habilitante que autoriza al Ejecutivo sólo para legislar en
atención a la emergencia por las lluvias extraordinarias de los dos
últimos meses del 2010 y en un escenario nacional con un brote del virus
AH1N1 y una huelga de hambre prolongada de estudiantes universitarios en
varias ciudades del país. Desde el Preámbulo de la reforma comienza la
inconstitucionalidad:Con el supremo compromiso y voluntad de lograr la
mayor eficacia política y calidad revolucionaria en la construcción del
socialismo, la refundación de la nación venezolana, basado en los
principios humanistas... ´"

Como dicen los militares retirados, "se pretende imponer un proyecto
militarista, totalitario y de corte fascista que no ha podido controlar
a la mayoría de los integrantes la FANB... ", y aseguran que sólo ha
logrado "... confusión, aumento de la nómina improductiva, planificación
desordenada, desconfianza y animadversión de la población civil a la FANB".

Cuba intenta regresar de donde el caudillo criollo quiere, ciego y
sordo, ir. ¿Podrá?

Twitter @carlosblancog

http://opinion.eluniversal.com/2011/04/24/cuba-y-las-milicias.shtml

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