lunes, 29 de noviembre de 2010

Qué debe observar la Unión Europea en Cuba?

Política

¿Qué debe observar la Unión Europea en Cuba?
Dimas Castellanos
La Habana 19-11-2010 - 6:06 pm.

El momento elegido por los Veintisiete para explorar vías en sus
relaciones con La Habana coincide con el anuncio de ajustes económicos
del régimen.

Una mujer hojea el documento con las medidas que deberá aprobar el PCC
en su VI Congreso. La Habana, 9 de noviembre de 2010. (GETTY)

El 25 de octubre de 2010, casi cuatro meses después de iniciada la
excarcelación de prisioneros políticos en Cuba, el Consejo de la Unión
Europea (UE) consideró insuficientes los pasos dados por La Habana y
decidió mantener la Posición Común. En su lugar se le otorgó un mandato
"de negociación" a la Comisión Europea para explorar, dentro del marco
del "diálogo crítico", nuevas formas que estimulen a la contraparte
cubana a profundizar el camino iniciado.

La Posición Común, adoptada en 1996 —cuando los países miembros de la UE
tenían relaciones bilaterales con Cuba—, fue reafirmada en 2005. En ella
se plantea que el objetivo de las relaciones con La Habana "es alentar
un proceso de transición a una democracia pluralista y al respeto de los
derechos humanos y de las libertades fundamentales, así como una
recuperación sostenible y la mejora de las condiciones de vida del
pueblo cubano".

A pesar de la oposición del gobierno cubano a dicha medida, un conjunto
de acontecimientos ocurridos entre febrero y julio de 2010 provocaron un
giro que lo condujo al compromiso de liberar a todos los prisioneros
políticos de la causa de los 75. Poco tiempo antes, el propio gobierno
había reconocido la ineficiencia de la economía cubana, calificado la
producción de alimentos como problema de seguridad nacional y anunciado
una "actualización del modelo". La relación entre esos acontecimientos
radica en que la reforma requiere de fuentes externas de financiamiento
y el acceso a las mismas pasa por los reclamos de democratización de sus
poseedores, entre ellos la UE.

El incumplimiento del plazo asumido por el Gobierno ante la Iglesia
Católica para la liberación de los encarcelados en la primavera de 2003
demuestra que las autoridades cubanas siguen aferradas a su vocación
totalitaria. En ese complejo contexto, la Comisión Europea tiene la
misión de buscar alguna fórmula que permita completar las
excarcelaciones y emprender nuevas medidas. La decisión final, sea cual
sea, tendrá que considerar algunos aspectos que resultan cruciales para
—desde la Posición Común o desde las relaciones bilaterales— coadyuvar a
la democratización de Cuba.

El momento actual

—Tres características del momento actual: Una, el gobierno cubano es el
mismo de 1959, por lo que, además de contraer intereses que está
dispuesto a defender, es responsable de todo lo bueno y lo malo ocurrido
en ese medio siglo. Dos, a pesar de ser casi el único dueño de los
medios de producción y de la inexistencia de una sociedad civil autónoma
refrendada jurídicamente, al ignorar el papel del tiempo en los cambios
sociales perdió la oportunidad de emprender reformas limitadas a una
esfera social específica, como la economía, y decidir el punto de
inicio, la velocidad, la profundidad y la dirección de las mismas, lo
que le hubiera permitido introducir cambios parciales sin oposición de
intereses particulares. Tres, como resultado de la demora, unido al
carácter estructural de la crisis y al descontento ciudadano, los
cambios tienen que ser integrales.

—La ausencia de una verdadera voluntad política: El gobierno
revolucionario, en su afán de imponer la propiedad estatal de forma
absoluta, al eliminar la pequeña y la mediana propiedad que ofertaban
producciones y servicios que el Estado nunca logró suplir, generó el
desinterés de los productores, lo cual unido a la no correspondencia de
los salarios con el costo de la vida, dio paso a la ineficiencia
económica. Sin embargo, con un control totalitario, reforzado por la
casi total ausencia de una sociedad civil independiente y por el
respaldo de la Unión Soviética primero y de Venezuela después, logró
conservar un sistema agotado, obsoleto e inviable durante décadas hasta
desembocar en una profunda crisis estructural.

—Carácter limitado y contradictorio de las medidas en proceso de
implementación: Al no realizarse cambios en la legislación vigente, las
cárceles pueden ser rellenadas con nuevos prisioneros por las mismas
causas que encerraron a los que ahora salen, a lo que se une la
inexistencia de derechos humanos y libertades cívicas, que impide el
resurgimiento de una sociedad civil autónoma. En suma, la mentalidad
antidemocrática y totalitaria no ha variado. La reforma laboral,
consecuencia de una errada política de "pleno empleo" que se impuso
contra toda lógica económica, comenzó su aplicación después de aprobarse
el pluriempleo y de aumentar el tiempo necesario para la jubilación; dos
medidas que suponen la necesidad de mano de obra, cuando realmente sobra
el 20% de la que está empleada. La ampliación del Trabajo por Cuenta
Propia, que con pocas excepciones se limita a la legalización de
actividades que funcionaban al margen de la ley, viene acompañada de
altas tasas impositivas en un país donde no existe ninguna cultura
fiscal. Además, que carece de un mercado mayorista, de préstamos
bancarios y del elemental derecho de asociación independiente.

Transformaciones sin derechos

Tales medidas no podrán suplir la incapacidad productiva del Estado ya
que se ignora la necesidad de las pequeñas y medianas empresas, la
formación de un empresariado nacional y el pago de salarios en
correspondencia con el costo de la vida. Pero lo peor de todo es que
esas transformaciones se están aplicando a una sociedad desarmada de
derechos, libertades e instituciones cívicas para su defensa.

Lo interesante del actual escenario consiste en que, a diferencia de
épocas anteriores, la decisión de cambiar emergió de la necesidad del
propio gobierno, en un contexto en que la comunidad internacional está
atenta al estado de las libertades cívicas en Cuba y el descontento
ciudadano crece de forma acelerada. Sin embargo, por las características
contradictorias de la situación socio-política en Cuba, el proceso de
cambios aunque zigzagueante, será irreversible. En ese sentido, tanto
para los agentes externos como para los internos, el camino hacia la
democracia dependerá del diálogo crítico, el cual debe erigirse en punto
de partida, concepto esencial, principio rector y estrategia permanente.

Para que los cambios proyectados tengan un efecto positivo, además de
completarse la liberación de los prisioneros políticos, tienen que
ratificarse el Pacto de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto de
Derechos Económicos Sociales y Culturales —en vigencia desde 1976 en
otras naciones y firmados por el gobierno cubano desde febrero de 2008—.
Además, deben adecuarse las leyes internas a esos documentos. Por tanto,
en la agenda de diálogo crítico con el gobierno cubano no puede faltar
la exigencia de su ratificación.

http://www.diariodecuba.com/opinion/1804-que-debe-observar-la-union-europea-en-cuba

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