domingo, 1 de enero de 2017

Es hora de que la política deje de separar familias y amigos

Es hora de que la política deje de separar familias y amigos
PEDRO CAMPOS, La Habana | Diciembre 29, 2016

El modelo impuesto en Cuba en nombre de un socialismo que nunca existió
tuvo, entre sus peores resultados, la politización de todo. Las familias
se pelearon por la política. Los amigos se enemistaron. Fue una de las
consecuencias más nefastas de la "intransigencia revolucionaria" en la
que fueron (mal)educadas varias generaciones de cubanos.

Esa intransigencia desde la hegemonía generó o facilitó el desarrollo de
otras.

El fenómeno afectó a prácticamente todas las familias y amistades, que
siempre habían permanecido muy unidas de acuerdo con la tradición. Las
divisiones comenzaron en el mismo 1959, cuando el Gobierno provisional
que tenía que dar paso a la restauración de la institucionalidad
democrática dejó de serlo para convertirse en Gobierno revolucionario
permanente que empezó a aplicar la justicia a su modo y manera.

De inmediato, no pocos empezaron a ver cómo avanzaban políticas
centralizadoras y antidemocráticas, identificadas tradicionalmente con
el comunismo que tanto daño había hecho en Europa y que en el pasado de
la Isla había estado ligado a Batista, el tirano al que se expulsaba del
poder.

Discrepar en democracia es normal, pero cuando no la hay, la disidencia
se considera traición, no se acepta, por eso bien temprano el
pensamiento diferente fue identificado como "contrarrevolucionario".

Con los primeros "contrarrevolucionarios" comenzó el primer gran éxodo y
numerosas familias dejaron de verse y hasta comunicarse por muchos años.
Luego vinieron otras oleadas. A principios de los 80, algunos empezaron
a regresar de visita y aquel hielo empezó a romperse. No fue fácil
recibir a familiares "gusanos" y "traidores", que ahora regresaban con
regalos y con mejor economía, en un país de otra lengua, cultura, clima
y tradiciones. Había miedo, se podía perder la militancia en el Partido
Comunista o un cargo en el Gobierno.

Algunos de los que se quedaron en Cuba no recibieron a sus familiares
entonces. Antiguos amigos no fueron a visitarlos.

Con el tiempo y las nuevas olas migratorias, muchos de los que no habían
recibido a sus familiares o amigos también salieron al exilio. Durante
el éxodo del Mariel, algunos participaban en mítines de repudio y
gritaban: "Que se vaya la escoria". Tiraban huevos. No pocos de esos
mismos tomaron el mismo camino después.

Los intransigentes insisten en seguir enfrentando familiares y amigos
por la política, por eso todavía hay quienes rechazan la amistad entre
personas que piensan distinto o existen personas que sienten que otros
se van separando de sus ideas y los van dejando de considerar como
amigos. Viene a la mente el papa Francisco cuando habló de la "amistad
social".

En Miami, en el otro lado, también quedan intransigentes. Unos y otros
lo hacen todo más difícil.

Ahora, a raíz de la muerte del exlíder, se vuelve a saber de
"revolucionarios" que no soportaron el peso de la política sobre la
amistad y no aceptan juicios sobre las consecuencias de su impronta para
la democracia y el socialismo. La intolerancia es necesaria para no
cambiar nada.

Sin embargo, existen muchas personas que no se prestan a que la política
destruya familias y amistades. Ellos constituyen pilares fundamentales
de la futura Cuba.

Hoy, por el amplio intercambio que hay entre todos los cubanos, a pesar
de la intolerancia expresada desde la hegemonía, hay más tolerancia.
Esto es parte de la preparación necesaria para vivir en una democracia
que llegará más temprano que tarde.

Es hora de que la política deje de separar familias y amigos. Estamos en
un buen momento para ello. Cuba, para avanzar, necesita dejar atrás
tanto enfrentamiento, tanta tozudez, tanta necedad. Quizás todo eso
llegó, en ambos lados, al punto más alto de sus posibilidades en estos
días recientes, y ahora, como a todo lo que sube, le toca descender.

Habrá que entender que, sin importar las diferencias políticas, los
cubanos tendremos algún día que conversar y sentarnos juntos en un
parlamento democrático dejando atrás rencores y momentos difíciles y
dramáticos de nuestra historia, poniendo el futuro por delante y
buscando la manera de aceptarnos en nuestra diversidad.

Tendrá que haber disculpas y perdones, encuentros difíciles. Si no los
hombres, la historia sancionará crímenes y abusos. Tendrán que venir
cambios en el poder político, tendrá que ser de forma pacífica y
democrática, pero la sangre deberá evitarse para no reanudar el ciclo de
violencia, si es que realmente queremos ver a Cuba como una gran nación
por su peso económico y político internacional. La política tendrá que
ceder paso a la familia y a la amistad. Un país dividido es víctima
fácil de hegemonismos nacionales y mundiales.

Source: Es hora de que la política deje de separar familias y amigos -
http://www.14ymedio.com/opinion/politica-deje-separar-familias-amigos_0_2134586527.html

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