Parques infantiles: los privados toman la delantera
ADRIANA ZAMORA | La Habana | 31 de Enero de 2017 - 10:55 CET.
Primero fueron el Coney Island o el Jalisco Park, luego el Parque Lenin
o el de Tarará. Durante un tiempo el parque de La Maestranza ocupó la
preferencia de niños y padres que buscaban divertirse un fin de semana a
precios estatales. Hoy todos ellos han cedido terreno a los parques
privados como el Tony Roy Park o el Mar y Sueños.
"El Parque Lenin queda muy lejos y cuando llegas nada más funcionan dos
aparatos", dice Lilian, una joven madre de Centro Habana.
Según Lilian, el parque La Isla del Coco, antiguo Coney Island, tampoco
tiene suficientes equipos funcionando, a pesar de que hace pocos años
que fue rehabilitado.
"En la televisión dijeron que iban a ponerle aparatos nuevos, pero todo
eso viene de China, así que espera sentada a que vuelva a funcionar como
cuando lo abrieron", comenta.
Comentarios parecidos se refieren al parque de La Maestranza, en la
Avenida del Puerto.
"Dos aparatos funcionando si tienes suerte", asegura Judith, madre de
dos niños, una pequeña de cuatro años y un niño de 10. "En la parte de
los inflables o no funciona ninguno o funciona uno solo, unas veces el
de los niños chiquitos y otras el de los grandes. Yo nunca he podido
lograr que mis dos hijos disfruten del parque al mismo tiempo".
Las ofertas gastronómicas que atraían a tantos niños, padres y
revendedores, han desaparecido completamente.
Los padres que llevan a sus hijos a La Habana Vieja lo hacen para que
monten los ponis que rentan particulares a un costado de La Maestranza.
"Es lo único que pueden hacer los niños allí", dice Luis. "Por suerte, a
mis hijos les encantan los caballos y se divierten. Lo malo es que el
sol que hay en ese parquecito es insoportable y uno se asa mientras los
niños se divierten".
El parque de Tarará, que fue desmontado y puesto a funcionar otra vez en
Alamar, hoy es la imagen misma de la desolación. Cuando abrió, atraía
público de varios municipios de la capital, pero hoy no tiene ni un solo
aparato funcionando.
"El taxi para Alamar vale 20 pesos (moneda nacional), pero el parque
estaba bien cuando funcionaba. Valía la pena ir", comenta Luis. "Pero
como todo aquí, empieza bonito y acaba abandonado".
Ante el mal funcionamiento de los parques estatales, los privados se
benefician y florecen aunque en varios casos la estética deje mucho que
desear.
En la calle 25 entre M y N, en el Vedado, dos inflables y una cama
elástica bastan para atraer la atención de los clientes. Los equipos
cuestan un peso (moneda nacional) el minuto, y el niño puede usarlos
tanto tiempo como paguen los padres. El espacio está abierto todos los
días a partir de la 1:00 de la tarde y los fines de semana desde las
9:00 de la mañana.
El horario del parque Mar y Sueños, en la Avenida Carlos III, es incluso
más amplio, pues abre todos los días desde las 10:00 de la mañana. Las
ofertas también son más variadas e incluyen, además de los inflables y
camas elásticas, un carrusel, pelotas, juegos de mesa, un área de juegos
y espectáculo con payasos los domingos. El precio más barato es el de
los juegos de mesa, 25 pesos por una hora.
Tony Roy Park parece ser el preferido de los padres, a pesar de la
música demasiado alta y del ambiente de precariedad que domina la zona.
Situado en la calle Águila, a una cuadra del céntrico parque El Curita,
tiene los inflables de rigor y un futbolín que aprovechan los niños más
grandes, pero también tiene mesas bajo techo donde los padres toman
cervezas mientras sus hijos saltan en los equipos.
"En el de Carlos III no hay donde sentarse, por eso preferimos este",
explica un matrimonio que lleva a sus hijos al Tony Roy.
Para entrar al área de juegos, los padres deben pagar 60 CUP por una
hora y dejar su carnet de identidad.
"Lo del carnet es porque hay niños que viven cerca y vienen solos",
justifica una madre.
Otra, más suspicaz, asegura: "Es que hay gente que viene, suelta al niño
y se desaparece para hacer cualquier otra cosa. Si dejan el carnet
tienen que regresar a buscarlo de todas maneras y ahí pagan si se
pasaron de la hora inicial".
Lo cierto es que los parques privados han ido ajustando precios y
reglamentos y se van convirtiendo en negocios frecuentados por la
población. Mientras, los estatales siguen acumulando herrumbre.
"Hace falta que no cierren estos parques de buenas a primeras, como hace
el Gobierno con todos los negocios que le hacen competencia", dice
Lilian. "Si quieren ser competitivos, que se ocupen de arreglar sus
parques, porque las opciones para los niños son pocas y siempre van a
tener clientes si funcionan bien, ya sean privados o estatales".
Source: Parques infantiles: los privados toman la delantera | Diario de
Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1485783626_28532.html
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