Dos performances y dos castigos
YANIA SUÁREZ | La Habana | 27 Mar 2015 - 11:30 am.
Incitación al desorden público, resistencia a la policía e incitación a
delinquir son las acusaciones contra Tania Bruguera. El Sexto lleva tres
meses en prisión por desacato.
Un vídeo hostil sobre la performance de Tania Bruguera ha sido
fabricado, y proyectado, al menos, a los estudiantes de la universidad
conocida como Instituto Superior de Arte (lugar donde no suspenden a un
profesor por "problemas ideológicos" más de una vez).
Con la noticia de su exhibición, la autora convocó el viernes 13 de
marzo a artistas, periodistas, y todo el que quisiera, para conversar
sobre la performance y el proceso en que se encuentran ambos.
Cuentan quienes vieron el material que este rechaza la obra para atender
la personalidad de la autora, acusada de oportunismo, de querer llamar
la atención, etc. Es algo que ya hemos escuchado. La verdad es que los
móviles de Tania Bruguera no son importantes, ni como autora (no
necesitamos saber quién fue Homero para leer La Ilíada; no diré sus
motivaciones), ni como ciudadana, frente a un hecho que sobrepasó su
persona. Apelar a este expediente es un recurso que, en el mejor de los
casos, ofrece a quien lo esgrime una salida más o menos "moral" para
engañarse.
El hecho es muy claro: alguien ha intentado un diálogo abierto entre
cubanos, sin efusiones irracionales ni violencia, y esto ha sido
impedido. Cualquiera que lo intente sufrirá las mismas o peores
consecuencias.
Más triste es el caso contrario, del graffitero Danilo Maldonado (El
Sexto), que lleva ya tres meses en prisión bajo el cargo de desacato y,
sin fama que lo proteja, ni siquiera se han preocupado por denigrarlo.
Danilo opera solo. Sus graffitis y flyers aparecen en cualquier parte de
La Habana con mensajes como "Devuelvan mis 5 euros", "Con la razón en
alto" (en la esquina de mi casa había uno, borrado por el tiempo, que
decía "La verdad"). Un día pensó que a la ciudad le hacía falta un
superhéroe y, viendo que la propaganda oficial extenuaba las calles con
pancartas sobre "Los Cinco Héroes", decidió llamar al personaje
necesario "El Sexto". Y así andaba por ahí, poniéndose en peligro.
Otro día, unos agentes desgarraron el pulóver con la imagen de Laura
Pollán que llevaba, y resolvió empezar a usar su cuerpo. Se tatuó la
imagen de Oswaldo Payá y proyectó continuar marcándose con otros muertos
en el futuro. El 25 de diciembre fue interceptado por la policía cuando
se dirigía, presuntamente, al Parque Central con dos puerquitos llamados
"Fidel" y "Raúl" para hacer una performance con ellos.
Seguramente El Sexto no sabía que la asociación de esos nombres propios
con los de quienes han dirigido el país, se interpretaría como una
violación del artículo 144.2 del Código penal, conocido como "desacato".
Según este artículo, los cubanos no podemos ofender en modo alguno al
Presidente del Consejo de Estado, de la Asamblea Nacional, a los
miembros del Consejo de Estado y de Ministros ni a cualquier diputado de
la Asamblea, so pena de cumplir de uno a tres años de privación de
libertad (aunque no queda claro si a los expresidentes tampoco, o el
delito lo habría cometido con solo un cerdito).
Ambas performances apelaron a situaciones extremas. Danilo no llegó a
realizarlo, sin embargo lo tiene peor. Tania está conociendo ahora la
versión acelerada de un proceso que suele ser gradual y el graffitero ya
ha sufrido. Agravado, para ambos autores, por su calidad de
"aRtivistas". Es un camino de intercambios con el Poder que puede
desencadenar una espiral lamentable. En estos momentos, Tania se siente
acosada: "Mientras más hagan, más me voy a radicalizar (que es lo que
ellos quieren) y cada acción va a tener una reacción".
En su momento, Danilo había dicho también: "Cuanto más lo reprimen a
uno, más rebelde y más contestataria se vuelve tu obra, más radical".
Ahora Tania Bruguera tiene abierto un expediente bajo los cargos de
"incitación al desorden público, resistencia a la policía e incitación a
delinquir". Sus opciones son tres: una multa, que implicaría declararse
culpable, y que no va a aceptar; ir a juicio (abogados con el conflicto
de defenderla contra su empleador, el Estado, le han advertido que antes
de entrar a la sala habrá perdido el juicio); el sobreseimiento, es
decir, que cierren el caso. Solo aceptará, dice, que le ofrezcan
garantías legales de poder regresar a Cuba, ya que teme que una vez
fuera de la Isla el caso sea reabierto y ella declarada "fugitiva de la
ley o algún tecnicismo".
El viernes nos comunicó que el verdadero nombre de la performance es
"#Yo también exijo", como la plataforma que lo ampara, y que aún no ha
acabado: se compone de todo lo que ha pasado desde el momento en que
envió la carta (al Papa y los presidentes) hasta la fecha. "Aunque yo he
dicho al New York Times y todo que la obra se acabó… ellos [la
Seguridad del Estado] quieren seguir, parece", dijo la autora.
Uno de sus objetivos es poner de manifiesto los mecanismos de la
censura, que empieza trazando líneas a los artistas. Por ejemplo, ha
notado, una de las líneas es "no hacer algo con la disidencia". También
observó que, aunque hay obras críticas en el arte nacional, estas apelan
a "las consecuencias" y no a "las causas". Será interesante leer el
estudio final de este proyecto.
Sobre el expediente que cuestiona la índole artística de las
performances, ¿vale la pena discutirlo un siglo después de Duchamp?
Arte, en la práctica, es aquello que las autoridades del Arte designen
como tal. Poéticamente, uno puede no compartir la idea de un "arte útil"
o "activismo", pero las diferencias estéticas no impiden la solidaridad
con el derecho de esos artistas a expresar lo que quieran.
Esperemos que no se llegue a un juicio, en el caso de Tania, y que
absuelvan a Danilo. El azar, que también hace arte, quiso que ambas
performances intentaran realizarse bajo dos estatuas de Martí.
Source: Dos performances y dos castigos | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1427452204_13560.html
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario