La disidencia cubana no logra una voz común para afrontar el deshielo
La mayoría de la oposición al régimen apoya el proceso pero algunos se
sienten apartados Las posturas ante la visita de la representante de EE
UU Jacobson plasman el disenso
SILVIA AYUSO La Habana 25 ENE 2015 - 02:49 CET
Sentados en semicírculo, media docena de disidentes se pasan el
micrófono para explicar ante una cámara por qué son críticos con la
decisión de Estados Unidos y Cuba de normalizar sus relaciones. El
debate se celebra en la destartalada casa en La Habana donde el
activista Antonio González Rodiles graba su programa Estado de Sats.
Desde 2010, esta emisión de aficionados inspirado en talk shows
políticos pretende ofrecer un espacio alternativo de discusión en Cuba,
que se sube a Internet y también se distribuye en cedés, aunque no hay
forma de medir su audiencia en la isla.
La líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, es contertulia del
programa, grabado al término de las primeras negociaciones bilaterales
oficiales para restablecer las relaciones diplomática. Negociaciones que
miran con suspicacia, porque se sienten marginados de ellas. Soler viene
de boicotear la invitación a conversar con la jefa negociadora
estadounidense, Roberta Jacobson. Es su forma de protestar, porque
considera que EE UU no está escuchando por igual a los disidentes que
critican el proceso que a los que lo apoyan. Lo considera un
"desbalance", pese a que son mayoría los que en la oposición apoyan el
cambio de rumbo de Washington.
La asistencia al debate es escasa. En parte porque al mismo tiempo
hablan en otro acto también disidentes que sí acudieron a la cita con
Jacobson, entre ellos Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de
Derechos Humanos, y José Daniel Ferrer, de la Unión Patriótica de Cuba
(Unpacu). Ellos apoyan el paso dado por Washington y La Habana el 17 de
diciembre.
El plantón de Soler a Jacobson y la simultaneidad de las convocatorias
opositoras ponen en evidencia la división que el restablecimiento de las
relaciones bilaterales ha provocado entre este sector de la sociedad
cubana a la que su Gobierno niega cualquier representatividad, pero que
Washington y el resto de la comunidad internacional —suman varios
premios Sájarov— considera la semilla de una futura sociedad civil
democrática.
Cierto es que la oposición cubana nunca fue un bloque monolítico, más
allá del objetivo compartido de lograr una Cuba democrática. Pero en
momentos en que se está en plena redefinición de posiciones históricas,
la disidencia de la isla, que reclama un papel activo y protagonista en
este proceso, no parece capaz de presentarse como un actor único e
imprescindible del mismo.
Todo ello cuando, según el analista estadounidense Michael Shifter, éste
es el momento de definir el papel futuro de la oposición cubana. "Este
cambio deja un espacio y una oportunidad para aquellos que vengan con
proyectos para ayudar a conformar el curso del futuro de Cuba y que
quieran tener un papel más importante que en el pasado", sostiene el
presidente del think tank Diálogo Interamericano.
Desde los frentes se niega que haya una división irreconciliable. "No lo
veo como una fractura, es natural que haya distintas opiniones", asegura
Rodiles. Elizardo Sánchez considera una "exageración" de los medios las
"diferencias existentes".
Pero éstas están siendo muy cuestionadas desde el seno mismo de la
disidencia. "Los egos y diferencias personales están lastrando el papel
de la disidencia, y eso que bastante jodido lo tenemos ya", advierte
Iván García, que se define como "periodista disidente".
Esto preocupa, y mucho, a activistas históricos —y moderados— como
Miriam Leiva, cofundadora de las Damas de Blanco, aunque lleva años
desvinculada del grupo que ahora lidera Soler.
"Quien sale ganando de esta situación es el Gobierno cubano", lamenta.
Leiva, que también acudió a la cita con Jacobson, considera que no se
trata necesariamente de cambiar de estrategia ante el nuevo panorama
geopolítico, sino de estar a la altura del mismo. "No es un problema de
cambiar métodos, es un problema de entender el momento y qué es lo más
positivo para el pueblo cubano", subraya.
Desde su columna de opinión en el diario digital opositor 14ymedio,
creado el año pasado por la bloguera Yoani Sánchez —y que las
autoridades cubanas han bloqueado en la isla—, el periodista Reinaldo
Escobar considera que "cada actor deberá reacomodar sus estrategias".
Algo que, desde su experiencia en el seguimiento de los diversos
sectores, Iván García ve difícil por la creciente "polaridad". "Si
quieres que te incluyan en las negociaciones, por lo menos tiene que
haber un frente común, y no lo hay".
El diálogo no es portada
Cuba y EE UU iniciaron esta semana un "nuevo capítulo", y así se lo
contó la prensa oficialista —la única autorizada en la isla— a los
cubanos. Pero la narrativa del drástico cambio de rumbo en la política
de dos países enfrentados durante más de medio siglo no mereció ningún
día la foto de portada del principal diario de la isla, el Granma.
El "fortalecimiento de los órganos locales" de poder y el éxito
internacional de la campaña de alfabetización cubana para adultos se
llevaron las historias de portada del jueves 22, día que comenzaban las
primeras negociaciones para el restablecimiento de relaciones
diplomáticas. Los resultados de las mismas lograron ocupar dos páginas
interiores el viernes, pero la foto del día estuvo dedicada al saludo de
Raúl Castro al nuevo vicepresidente de Uruguay, Raúl Fernando Sendic. La
"toga de honor" que la abogacía cubana hizo llegar a Fidel Castro por su
"legado de principios humanistas, ético-morales de solidaridad e
internacionalismo" también halló más espacio en la apertura del
periódico que ese "nuevo capítulo" que ha llenado de esperanzas a los
cubanos.
Source: La disidencia cubana no logra una voz común para afrontar el
deshielo | Internacional | EL PAÍS -
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/25/actualidad/1422150551_624128.html
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