Cuba: no celebren todavía
RAÚL BENOIT | EL UNIVERSAL
domingo 25 de enero de 2015 12:00 AM
Las pláticas entre Washington y La Habana tienen más amigos que
enemigos, pero los opositores son poderosos y están dis puestos a librar
batallas mediáticas para hacer el camino más tortuoso.
A veces sospecho que a los cubanos del sur de la Florida no les interesa
que Estados Unidos restablezca relaciones diplomáticas con Cuba y las
malas lenguas señalan que hay intereses econó micos que van más allá del
bienestar común de los habitantes en la isla. Sí, para nadie es un
secreto que mantener rotas las relaciones es rentable.
Tampoco es un secreto que por 55 años el régimen castrista no ha dicho
toda la verdad y que el pueblo es sometido a vivir en un sistema muy
semejante al de una prisión. Los Castro violan los Derechos Humanos,
aplican la pena de muerte y encarcelan a los opositores que consideran
una amenaza para el sistema comunista.
Por otra parte, controlan la economía. Cuando existía la Unión
Soviética, la ayuda de esa nación les permitía aliviar el problema de la
escasez, pero una vez que desapareció la URSS como Estado, los cubanos
tuvieron que defenderse solos, lo que hizo que el primer castigado fuese
el pueblo que comenzó a soportar hambre, mientras los gobernantes, sus
familias y colaboradores inmediatos, disfrutan de placeres de reyes y
príncipes.
No es un secreto que los Castro manejan el Estado como una hacienda
particular, encubiertos en el sistema político creado por ellos y el
cual llaman "democracia popular".
No es un secreto que anualmente miles de ciudadanos arriesgan su vida,
huyendo del desastre en que viven, se lanzan al mar en balsas y lo más
triste es que la cifra de muertos en esa travesía suicida jamás se
conocerá. No lo hacen por deporte.
Las recriminaciones se han escuchado por décadas en las dos orillas del
estrecho de la Florida. Desde La Habana dicen que el hambre de su pueblo
la causa el embargo que Washington aplica desde 1960 para bloquear al
régimen comunista. Los anticas tristas piensan que quitarlo sería
aceitar la maquinaria comunista, lo cual perjudicará más a la gente.
También está la ley de ajuste cubano, en vigencia desde noviem bre de
1966, que tanto les importa eliminar a los líderes de la revolución,
quienes ciertamente lo ven como un fastidio político y un asunto de
dignidad diplomática. Esta ley permite a los que huyen de la isla llegar
a Estados Unidos con privilegios, como obtener la residencia de forma
casi inmediata, lo cual no tiene ningún otro inmigrante latinoamericano.
Antes de pensar en las viejas y trasnochadas rencillas ideo ló gicas,
hay que considerar a los ciudadanos que están atrapados en un limbo.
Siempre y cuando sean abiertas y francas, considero que son necesarias y
oportunas las pláticas que comenzaron recientemente entre Washington y
La Habana, primero, para restablecer las relaciones diplomáticas y
después para tratar los temas de fondo que conduzcan a Cuba hacia la
libertad.
El poder y el control que tiene el sistema socialista no se puede borrar
de un tajo y tampoco el castrismo y sus ancianos parti darios pueden
pedir cambios de la noche a la mañana en la política de Estados Unidos
referente a Cuba, mientras ellos no estén dispuesto a hacer
transformaciones internas que permitan conducir a una verdadera
democracia, a elecciones libres con partidos políticos de oposición,
libertad de expresión y libre empresa.
Los castristas han señalado siempre que las exigencias del
"imperialismo" vulneran el derecho de la libre determinación de los
pueblos, pero sabemos muy bien que el ciudadano cubano no tiene
autonomía, por lo tanto, el perjudicado sería el régimen. ¿Estarán
dispuestos a guardar ese argumento en el baúl donde esconden las viejas
prácticas socialistas anquilosadas y fraca sadas?
No celebren todavía. Hay otro factor difícil, el pueblo y lo que conoce
como Estado. Son varias generaciones educadas con la revolución y
encauzarlos en un nuevo sistema político y social será una tarea
titánica que tardará varios años, tal vez décadas.
Platicando con cubanos en Miami, me dicen que se adaptaron de manera
fácil al sistema capitalista, entonces piensan que sus paisanos en la
isla lo harán en poco tiempo, pero no es lo mismo una transformación
individual que colectiva. Los cambios colec tivos requieren de una
estrategia planificada con justicia social y que devuelva el derecho que
es prohibido en todos los rincones de la isla, menos en las lujosas
vidas de los dictadores: Libertad.
@RaulBenoit
Source: Cuba: no celebren todavía - Opinión -
http://www.eluniversal.com/opinion/150125/cuba-no-celebren-todavia
domingo, 25 de enero de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario