El pan nuestro, ¡ay, de cada día!
El día que hay pan es una bendición, el problema es qué echarle adentro.
Un viejo panadero comentó: antes, el pan tenía grasa, estaba tostado,
salíamos con canastas, al amanecer, a venderlo por las calles, el horno
jamás se rompía
jueves, mayo 1, 2014 | Frank Correa
LA HABANA, Cuba – A través de la libreta de racionamiento instaurada por
la revolución a principio de los años sesenta, se les vende un pan de 80
gramos a cada ciudadano a un precio supuestamente subsidiado.
Frecuentemente, junto a un vaso de agua con azúcar, ese pan ha
constituido el sostén para muchos cubanos.
La calidad de este pan que se vende por la libreta ha estado siempre en
la mirilla de las críticas, al igual que las colas para comprarlo y las
roturas de equipos o falta de ingredientes que interrumpen continuamente
la producción. El problema del pan es uno de los planteamientos más
comunes y recurrentes en las Asambleas de rendición de cuentas que los
Delegados de las Circunscripciones deben ofrecer a sus electores.
En esta semana, un cartel informativo pegado en las paredes de las
panaderías, apareció divulgando una nueva iniciativa de la Empresa
Provincial de Alimentos, como saludo a la celebración del próximo
Primero de Mayo, titulada "Puertas abiertas a la Comunidad". Su objetivo
fundamental, según reza el surrealista cartel que la anuncia es:
"Reafirmar el compromiso de los panaderos con el barrio, sus directivos
y otros factores, donde se podrá conocer las interioridades y esclarecer
las inquietudes, así como revisar el estado de los planteamientos, con
vista al próximo proceso de Rendición de cuentas".
Disímiles opiniones ha despertado en la población tal iniciativa. Un
viejo panadero retirado contó en la cola, que "antes el pan se fabricaba
totalmente artesanal, habían variedades, la calidad era superior, tenía
grasa, textura, mejor sabor, salíamos con canastas por el pueblo al
amanecer, a venderlo por las calles, el horno jamás se rompía y nunca
faltaba la materia prima. No me explico ahora con más desarrollo y mejor
tecnología el pan es tan malo y las panaderías cierran a cada rato por
roturas".
Papo, de 40 años y albañil por cuenta propia, al ser entrevistado para
conocer su opinión respondió: "El día que hay pan es una bendición, para
la merienda de los muchachos en la escuela, el problema es qué echarle
adentro. Pero si la panadería se rompe entonces hay que comprarlo en una
cafetería particular y entonces sí que la cuenta no da".
"El fiñe" de 56 años y pescador de Jaimanitas, no confía en la
iniciativa "Puertas abiertas" anunciada por la empresa. Dice que la
calidad del pan se afecta más debido al robo de ingredientes por los
propios trabajadores y no le interesa entrar a inspeccionar, porque "de
seguro que van a esconder la bola".
Otro anciano en el mostrador se quejó del peso del pan, asegurando que
no tenía el pesaje estipulado.
–¿Usted quiere ver que sí pesa 80 gramos? –le preguntó el dependiente y
llamó a un panadero. Le pidió que comprobara el pesaje.
El panadero desapareció en el área de elaboración. Nadie vio lo que hizo
dentro. Al regresar corroboró: "Ochenta gramos, mi abuelo, ni un gramo
menos". El anciano se marchó decepcionado.
Le pregunté al dependiente si alguien había respondido a la iniciativa
de la empresa, entrando a la panadería a examinar. Me contestó que no,
que la gente llegaba apurada, compraba su pan y se iba rápido. Leían el
cartel y se reían. O se burlaban.
– ¿Cuánto cree usted que durará la iniciativa?
Me contestó con una sonrisa.
–Hasta que el cartel se caiga.
Source: El pan nuestro, ¡ay, de cada día! | Cubanet -
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