Cambios, China
Relevo generacional
Cada vez es menor la esperanza de que la crisis general en Cuba llevará
a adoptar medidas económicas de calado, al menos basadas en las
experiencias chinas, e incluso vietnamitas
Miriam Leiva, La Habana | 27/11/2012 8:20 am
¿En qué se parecen Cuba y China? En que ambas están gobernadas por el
Partido Comunista, asentado sobre un fuerte aparato represivo. El XVIII
Congreso del PCCH atrajo la atención en los medios políticos,
económicos, académicos y de difusión antes, durante y después de su
realización en todo el mundo. Del 8 al 14 de noviembre en la prensa
amiga cubana solo se publicaron escuetas informaciones. No es una
animosidad similar al virulento rechazo a la perestroika y el glasnost
soviético de la segunda mitad de los años 1980. Se trata de la
dosificación del acceso de los cubanos al conocimiento sobre los cambios
ocurridos en el gigante asiático.
Está feneciendo la esperanza de que la crisis general en la Isla llevará
a adoptar medidas económicas de calado, al menos basadas en las
experiencias chinas, e incluso vietnamitas, teniendo en cuenta el
presunto pragmatismo de Raúl Castro, su reconocimiento de la necesidad
de cambios estructurales y de concepto, así como sus viajes a esos países.
Deng Xiaoping impuso la reforma económica que en treinta años ha
convertido China en la segunda economía mundial, mientras en Cuba se
mutaron los términos cambios y reformas por "actualización" del modelo
económico, con renovada planificación centralizada, rechazo al libre
mercado, atadura a la iniciativa privada permitida y los beneficios
económicos resultantes.
Posiblemente la copia ha sido fijar dos mandatos para los dirigentes,
coincidiendo con que los históricos prácticamente ya habrían cumplido su
ciclo vital, y se habría creado la conveniente cantera de sustitutos…
herederos por vínculos de sangre o consenso de intereses.
En el congreso del PCCH ascendió la quinta generación tras Mao Tsetung,
Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao. Se trata de los llamados
príncipes rojos y los tuanpai o hijos del pueblo, procedentes de la
juventud comunista. Xi Jinping, apoyado por Jiang, se convirtió en
secretario general y Hu Jintao le entregó la presidencia de la Comisión
Militar Central, que usualmente era mantenida durante un tiempo por el
máximo dirigente partidista saliente; en marzo del próximo año deberá
ser elegido jefe de Estado por la Asamblea Popular Nacional. En el
Comité Permanente del Buró Político de 7 miembros, en lugar de 9 hasta
el presente, trabajará con el tuanpai Li Keqiang, candidato de Hu para
su cargo, quien se espera que en esa fecha sea nombrado primer ministro.
Ambos son los más jóvenes con 59 años de edad, los otros 5 oscilan entre
los 64 a 67 años.
En el complejo entramado de intereses que se han movido para la
sucesión, Xi Jinping no ha sido el fácil heredero. Su padre, Xi Zhongxun
fue compañero de armas de Mao, sin embargo sufrió castigo por no
favorecer la Revolución Cultural, con consecuencia para toda la familia
enviada a su natal pueblo Shaanxi. Xi Jinping pasó la adolescencia
trabajando la tierra en una comuna popular, y se dice que luego tuvo que
presentar 9 veces la solicitud para ser admitido en el Partido, ya que
le era rechazada por su pasado. Se considera que el padre Xi ideó la
primera zona económica especial en Shenzhen, dentro del partido apoyó al
defenestrado Hu Yaobang y condenó la represión de la Plaza de Tiananmen
en 1989.
El nuevo máximo dirigente chino es considerado pragmático, buen
negociador de consensos, decidido a preservar el poder del Partido,
cumplir el compromiso de redoblar la economía hasta 2020 —enfatizando el
incremento el consumo interno y la propiedad privada—, disminuir las
desigualdades sociales —retado por la necesidad de procurar solución a
las crecientes exigencias de la población en asuntos laborales,
salariales y de mayores libertades personales—, los problemas
medioambientales y la corrupción rampante, también entronizada en los
estamentos del Partido y los familiares de los dirigentes.
Entre sus peculiaridades se encuentran estar casado con la famosa
cantante Peng Liyung, generala del Ejército Popular, tener a su hija
estudiando en Harvard y él mismo haber pasado un entrenamiento en
Estados Unidos. Visitó La Habana en junio de 2011 y ha conversado con
Raúl Castro y otros dirigentes cubanos en muchas ocasiones durante sus
visitas a Pekín.
No obstante, en Cuba parecen no haber calado los consejos chinos de
abrir la economía, y mucho menos los criterios del iniciador de la gran
reforma, Deng Xiaoping, de facilitar la riqueza personal en el marco del
incremento de la nacional. Por tanto, los malos ejemplos mucho menos
deberán asumirse, fundamentalmente la herencia generacional. No hemos
tenido milenios de dinastías, aunque las aspiraciones de los seres
humanos no pueden menospreciarse.
Desafortunadamente la corrupción en la Isla aumenta a todos los niveles
a medida en que crecen las diferencias sociales, muchas veces basadas en
el robo y la simulación para compensar los míseros salarios, la falta de
oportunidades y la represión que ha desarrollado la doble moral y la
pérdida de valores. Las medidas adoptadas en los últimos años han sido
muy limitadas, sin oportunidades para complementar la economía nacional
y brindar fuentes de trabajo compensatorias de la gran eliminación de
empleos estatales, decididas por el Gobierno y necesarias para desinflar
las plantillas.
Cuando se ha destruido todo, incluida la industria azucarera y los
servicios vitrina de la salud y la educación, y el huracán Sandy devastó
la zona oriental cubana con repercusiones nefastas para toda la economía
nacional, se requieren cambios fundamentales.
No se trata de copiar el modelo chino, o la sorprendente apertura de los
50 años de dictadura en Myanmar-Birmania, sino de acometer una solución
a la cubana, con oportunidades de participación para todos los
ciudadanos, antes de haber convertido a Cuba en el país más miserable de
América Latina y el Caribe.
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/relevo-generacional-281805
martes, 27 de noviembre de 2012
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