martes, 27 de noviembre de 2012

Periodismo literario o faction literatur

Periodismo literario o faction literature
[27-11-2012]
Alfredo Nicolás Lorenzo
Poeta y Periodista Independiente

(www.miscelaneasdecuba.net).- ¿De qué estamos hablando cuando hablamos
de periodismo literario? De un subgénero menor, ¿derivado del periodismo
o de la literatura? Debo afirmar que no me gusta en lo absoluto tal
etiqueta. Hay otras maneras: periodismo narrativo, nuevo periodismo, no
ficción, literatura de la realidad, faction literature, periodismo
personal, crónica, etc.

Ninguna etiqueta me conforta del todo, ni tampoco me gusta eso de
literatura que se ajusta a los hechos, porque me da la impresión que así
está privilegiando lo estilístico-narratológico, cuando debe verse al
revés: es la noticia contada con las herramientas
narrativo-estilísticas. Algo así como la noticia como cuento, o el
cuento de la realidad, que son mis maneras preferidas de nombrarla.

Otra cosa importante, en mi opinión, es que el valor del periodismo
literario (voy a aceptar eventualmente esta denominación) no está en
informar (presentar los hechos, al esquena del periodismo tradicional)
sino en comunicar (que es una relación más directa con el lector, que lo
involucra en la noticia desde lo reflexivo-emotivo y no solamente desde
lo puramente receptivo-acumulativo que subyace tras el hecho de sólo
informarse).

Si hoy existe a escala global la tendencia a consumir noticias, del
mismo modo que se consume cualquier otro tipo de mercancía, de manera
acrítica, sin implicación profunda de los lectores, ni procesamiento
emotivo-intelectual que desemboque en una identificación y reacción ante
los sucesos que se le presentan, es justamente por la imposición y
despliegue universal de ese modelo de sólo facts, sólo hechos, bajo una
pretendida objetividad que oculta los verdaderos intereses y las agendas
no visibles de los medios.

La supervivencia del periodismo de hoy, y de la figura del periodista
(con formación y experiencia) como mediador entre la realidad y el
lector de la noticia, ante el desafío de los nuevos medios, de internet,
del llamado periodismo ciudadano, del periodismo de filtraciones o
revelaciones, depende justamente no de hacer desaparecer el modelo
informativo, sino de equilibrarlo con el despliegue de ese otro modelo
de periodismo, llamémosle aun periodismo literario, que entra en lo que
el acontecimiento tiene de específicamente humano. Porque de eso se
trata: de un periodismo que cale en lo humano, y no hay nada más humano
que el hecho de contar la Historia como historia, que no te dejan ser
contada, o como aquello que involucra a todos, a cualquier ser humano.

En mi opinión, el periodismo literario en Cuba, más que en recesión,
está casi desapareciendo, cuando no confinado a muy pocos espacios
determinados en los que aún sobreviven algunas muestras. En ese sentido,
aunque pueda parecer que sólo estoy defiendo el espacio de la
publicación en la que trabajo, creo que realmente es una revista como
Primavera Digital donde único aparece diariamente, textos concebidos
bajo los presupuestos del periodismo independiente y del periodismo
literario. De manera aislada, otras revistas especializadas, casi de
manera exclusiva las de temas culturales, han publicado textos de ese
tipo en Cuba. Pienso en Cine Cubano y Revolución y Cultura, con una
mirada bastante ilusoria ante el contexto impuesto con el régimen de la
Isla.

Este tipo de periodismo necesita una posibilidad de despliegue en cuanto
a espacio y también en su elaboración, que hace casi imposible que se
sostenga dentro de escasas páginas publicaciones diarias. En otras
revistas como Bohemia, llamada por su frecuencia quincenal y su cantidad
de páginas a permitirse espacio para el periodismo literario, sin
embargo, no se le da cabida, como sí sucedió en pasadas épocas, como
aquellas doradas de un segmento de los ochenta. Para la supervivencia y
ampliación de este modo de hacer periodismo haría falta que existieran
en Cuba los archiconocidos suplementos de fin de semana que tienen los
periódicos o las publicaciones llamados hebdomadarios (semanales) o las
de frecuencia mensual.

En otros países, pienso específicamente en el caso de Latinoamérica,
este tipo de periodismo se ha mantenido y hasta cobrado fuerza a través
de revistas diseñadas especialmente para darle oportunidad. Hablo de
casos como la colombiana El malpensante, la peruana Etiqueta negra, la
mexicana Gatopardo, y El Faro, de el Salvador, un caso muy interesante
porque se gestó particularmente para el ámbito virtual. Es mediante
publicaciones como éstas que la llamada crónica o nuevo periodismo
independiente ha tomado auge y permitido la aparición de nuevas
generaciones de cronistas de gran valía.

Es urgente que publicaciones al estilo de las mencionadas aparezcan en
Cuba. Y que además se entienda que el periodismo literario no es sólo
para reflejar los temas culturales, sino desde sus presupuestos pueden
abordarse todo tipo de temáticas: sociales, económicas, políticas,
deportivas, internacionales, etc.

Otra solución está en el ámbito editorial del libro, porque hoy es el
espacio privilegiado para la publicación de estas investigaciones de
mayor calado y excelencia escritural. Lamentablemente, la literatura
conocida como de no ficción, que aborda los temas de la realidad, no
posee editoriales propias ni muchas oportunidades dentro de los
intereses de las editoriales existentes en Cuba. ¿Por qué no crear un
sello editorial específicamente para este tipo de libros, porque no es
del interés de los que gobiernan el país?

Como asistente al Taller de estilo y narración de la Facultad de
Comunicación de la Universidad de la Habana, he percibido: primero, que
a la altura del cuarto año de Periodismo los estudiantes poseen una
ignorancia casi total de las escuelas, tendencias y autores, de los
aportes notables que el periodismo literario ha hecho a la divulgación
de la realidad y a sucesos de importancia histórica; segundo, una
notable pobreza de herramientas básicas, en cuanto a redacción, normas
estilísticas de la propia lengua en la que escriben y hablan, además de
muy escaso conocimiento acerca de las distinciones de los géneros
periodísticos, y ni hablar de la carencia absoluta de conocimientos
sobre las técnicas, leyes y procedimientos narrativos. Todo lo cual es
imposible de transmitir por un profesor en apenas un semestre. No parece
poco verdad.

http://miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=37791

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