martes, 24 de mayo de 2011

Boitel, sinónimo de la resistencia

Boitel, sinónimo de la resistencia

El Presidio Político Cubano ha sido el crisol donde se han fundido
verdaderos líderes. Hombres y mujeres con una profunda sensibilidad
humana y Pedro Luis Boitel fue uno.

Pedro Corzo, especial para martinoticias. 24 de mayo de 2011

En ocasiones con solo evocar un nombre nos viene a la mente un suceso,
una serie de acontecimientos o una conducta, porque la persona lo
simboliza y eso es lo que sucede cuando se dice Boitel, porque él es el
sinónimo de la resistencia en el Presidio Político Cubano, que se
extiende por más de cinco décadas.

El Presidio Político Cubano ha sido el crisol donde se han fundido
verdaderos líderes. Hombres y mujeres con una profunda sensibilidad
humana y Pedro Luis Boitel fue una de las individualidades que logró en
el presidio una plena madurez por su voluntad de sacrificio.

Pedro Luis suscitaba sentimientos y valores encontrados. Algunos sentían
una profunda simpatía hacia su persona y otros rechazaban su carácter y
manera de hacer las cosas. Era un ser humano común y corriente pero muy
especial en lo que se refería a la defensa de sus convicciones y
capacidad de sacrificio en la búsqueda de la materialización de sus ideales

Boitel, trabajó en la prestigiosa CMQ, una estación de Radio y
Televisión. Allí fue dirigente sindical y posteriormente al iniciar
estudios de Ingeniería en la Universidad de La Habana, se transformó en
dirigente estudiantil.

Se opuso enérgicamente al gobierno del general Fulgencio Batista,
coordinando el servicio de comunicación clandestino del Movimiento 26 de
Julio en la capital cubana. Participó en la llamada Huelga del 9 de
abril de 1958, lo que motivó su exilio en Venezuela.

En ese país junto a otros compañeros de lucha instaló una planta de
radio para transmitir hacia Cuba, dicha planta motivó conflictos dentro
del Movimiento 26 de Julio, al extremo que la Dirección Nacional de esa
organización ordenó su cierre, mandato que Pedro Luis Boitel no acató.

Por otra parte no permaneció indiferente a los conflictos políticos
internos que enfrentaba el país que lo acogió. Apoyó a los demócratas
venezolanos cuando un alto oficial del depuesto régimen del general
Marcos Pérez Jiménez intentó derrocar el gobierno provisional que
presidía el contralmirante Wolfgang Larrazábal.

Más tarde respaldó el Partido Acción Democrática en sus enfrentamientos
con el Partido Comunista de Venezuela. Dicha solidaridad le ganó la
confianza de esa agrupación política y posteriormente la del propio
presidente Rómulo Betancourt.

De regreso a Cuba se reincorporó a sus estudios en la Universidad de la
Habana y al trabajo en CMQ. Boitel, era un hombre con serias inquietudes
y de un fuerte sentido del compromiso social por lo que rápidamente
asumió la responsabilidad de liderar una corriente de opinión en la
Universidad de La Habana.

Pedro Luis había sido dirigente del Movimiento 26 de Julio y se suponía
que esa facción, que comandaba el gobierno, le apoyaría en sus
propósitos de convertirse en el presidente de la Federación Estudiantil
Universitaria.

No fue así. El liderazgo de la Revolución respaldó al comandante Rolando
Cubelas, uno de los líderes del Directorio Revolucionario.

Aunque aquellos fueron tiempos difíciles y complejos, hay factores que
nos pueden ayudar a entender el abandono por parte de la cúpula del 26
del Julio, del dirigente que se podía considerar su representante en el
alto centro de estudios.

Boitel procedía de la clandestinidad, una vertiente del 26 de julio que
no contaba con la simpatía de los comandantes de la Sierra. Por otra
parte, según refiere su compañero de exilio y cárcel, Néstor Penedo, su
negativa a cerrar la emisora radial que desde Venezuela trasmitía para
Cuba, fue un indicio para las autoridades de que Pedro Luis no era un
incondicional a Fidel Castro.

Cuenta Jorge Daubar, amigo de la adolescencia, que la campaña contra
Pedro Luis fue muy intensa y que paradójicamente se opuso a su
candidatura un sector de los estudiantes que era contrario a la
intromisión del gobierno en los asuntos universitarios y a la influencia
comunista en las instancias nacionales.

Afirma que las presiones por parte del Gobierno, entre ellas la
convocatoria a una candidatura unitaria presidida por Cubelas,
determinaron que casi al final de la campaña muchos compañeros de Boitel
le abandonaran y que hasta varios miembros de su candidatura renunciaran
a participar en los comicios estudiantiles.

Al parecer muchos de los estudiantes que rechazaban el nuevo orden
consideraron que al Boitel formar parte del Movimiento 26 de Julio era
el candidato gubernamental, cuando en realidad, situación que se hizo
pública por diferentes medios, la persona que contó con el respaldo
oficial fue el comandante Rolando Cubelas, el triunfador en las
elecciones universitarias.

Otros testigos de la época aducen que Cubelas ganó los comicios porque
contaba con amplias simpatías en el marco universitario ya que provenía
del Directorio, una organización rival del Mov. 26 de Julio que había
dirigido hasta su muerte José Antonio Echeverría, un líder que rechazaba
abiertamente el liderazgo de Fidel Castro.

El Directorio había sostenido varios enfrentamientos con el Movimientos
26 de Julio en el periodo insurreccional y en el propio año del triunfo
revolucionario, al extremo que ocupó armas almacenadas en una base
militar habanera.

En los meses que siguieron a las elecciones universitarias el régimen
acentuó su control de la sociedad estableciendo una férrea censura de
prensa, abolición de los partidos y el control de la economía.

El totalitarismo estaba en marcha y Pedro Luis Boitel, consecuente con
sus ideales, de nuevo se dispuso a participar en la lucha por la democracia.

Por sus actividades contrarias al gobierno fue arrestado en noviembre de
1960, hiendo a prisión cuando todavía un amplio sector del país estaba
identificado con el proyecto castrista.

La prisión fue intensa, cruda y dura para Pedro Luis. En diciembre de
1960, en la Fortaleza de la Cabaña, por primera vez convirtió su cuerpo
en el arma de su espíritu. A partir de ese momento realizó numerosas
huelgas de hambres, algunas duraron meses, otras semanas.

Sus amigos y compañeros le recuerdan como un hombre controversial y
voluntarioso. Un individuo que nunca se daba por vencido y que siempre
estaba dispuesto a confrontar cuando sus convicciones lo demandaban.

Pedro Luis inició la última batalla de su vida el 3 de abril de 1972 con
su cuerpo como arma y escudo. Su agonía se extendió por 53 días.

Algunos afirman que fue conducido a su última huelga por las
provocaciones de las autoridades penitenciarias. Otros plantean que
escogió el momento y el lugar de su muerte, y unos tercero dicen que fue
a la huelga por propia voluntad en la confianza de que ganaría su
enfrentamiento con la dictadura, pero que cuando apreció que el enemigo
no cedería, dispuso morir en el campo de batalla que había elegido, con
la dignidad y entereza que le había caracterizado.

Eduardo Figueroa, "Maqueca", para sus compañeros de presidio, fue la
persona más próxima a Pedro Luis Boitel en los días finales de su
existencia. Figueroa cuenta cómo se preparó para enfrentar el nuevo reto
y cómo advirtió a sus compañeros que en ningún momento le informaran a
la dirección del penal sobre su estado de salud.

Las semanas pasaron y Figueroa apreció cómo se deterioraba físicamente
el huelguista. Refiere que su voluntad no cedía un ápice y como su
indoblegable espíritu le impedía quejarse. Apunta que siempre estuvo
sereno y optimista, que dormía durante horas un sueño profundo y
tranquilo y cuando se le preguntaba como se encontraba, respondía con un
firme pero escueto "bien".

Enflaquecía, vomitaba y orinaba sangre. Recuerda, Figueroa, que el día
45 de la huelga le pidió que le afeitara. Cuenta que el rostro de Boitel
era piel y huesos, reflejaba la debilidad de un organismo que estaba en
el umbral de la muerte, y se prometió a sí mismo de que no volvería a
afeitarle aunque se lo pidiera.

Describe cómo se le hundía el pecho a su amigo y como pedía su bastón,
reloj y estar cubierto con la colcha que le había mandado su madre. Su
respiración era cada vez más lenta. Apenas bebía agua porque le daba más
nauseas.

El día 50 vomitó sangre. Se enjuagó la boca pero sus dientes seguían
manchados del rojo líquido. Dice que le pidió un cigarro y le preguntó
la hora. Eran las 8.10 de la mañana. Figueroa le pidió permiso para
solicitar asistencia médica lo que Pedro Luis rehusó diciéndole en un
murmullo que recordara su determinación, no olvidara hacerle llegar sus
pertenencias a su madre y se hiciera amigo de su hermano. Ese día las
moscas empezaron a acompañarle, rodeaban a Pedro Luis, las espantaba,
pero retornaban con pesada insistencia.

El 22 de mayo trató de hablar y no pudo. Tampoco orinó ni tomó agua. Del
cigarrillo que le puso en la boca solo aspiró tres o cuatro bocanadas
para rechazarlo casi de inmediato. Al día siguiente, contraviniendo la
voluntad del huelguista y asumiendo toda la responsabilidad con el resto
de los compañeros de la galera decidió llamar a las autoridades del penal.

Horas más tarde llegaron dos funcionarios un sargento y un oficial de
nombre Valdés. Les mostró las condiciones en que se encontraba Pedro
Luis a lo que Valdés respondió.

"Efectivamente está muy grave….. informaré que está muy mal, que está
grave, se puede ver a simple vista. Ahora bien, ya nosotros estamos
cansados de Pedro Luis Boitel y de sus huelgas…lo que él pide no se lo
vamos a dar. Si fuera por mí, se moría ahí mismo. Pero como yo no decido
en este asunto y este es un caso de arriba yo informaré al
Ministro….pero llévate la impresión de que se va a joder".

El día 52, Pedro Luis no alcanza las 80 libras de peso. Dice Figueroa
que era un bulto en la cama. Cuenta que en la galera había un denso y
respetuoso silencio. Después de nuevos reclamos dos camilleros
recogieron el moribundo cuerpo de Boitel. Eran las 4 y 40 de la tarde
del 24 de mayo de 1972.

Sobre sus últimas horas hay varias versiones. Su madre, Clara Abraham
conoció la trágica noticia por las palabras groseras y ofensivas de un
teniente de apellido Abad. Boitel muere el día 25.

Su fortaleza moral dominó las debilidades de su cuerpo. Fue una
inmolación o un combate en el que perdió la vida, no lo sabemos, pero
han transcurrido 39 años de su muerte sin que su ejemplar resistencia
haya sido vencida por el tiempo, al extremo de que la oposición cubana a
pesar de la férrea censura, conoce de su vida y le rinde tributo
honrando su memoria, enfrentando al régimen con la evocación de su nombre.

Su ejemplo está presente y en Cuba honran su memoria. "Boitel Vive",
como apunta en su libro el ex prisionero político Jorge Luis García
Pérez "Antúnez".

http://www.martinoticias.com/noticias/cuba/Boitel-sinonimo-de-la-resistencia--122514914.html

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