martes, 24 de mayo de 2011

Inventos sobre ruedas

Inventos sobre ruedas
Martes, 24 de Mayo de 2011 01:29
Escrito por Odelín Alfonso Torna

inveArroyo Naranjo, La Habana, 19 de mayo de 2011 (PD) En un
estacionamiento de autos autorizados para el transporte de pasajeros, un
Chevrolet azul celeste del año 1952 arranca con algunos fallos de
combustión y emana una humareda blanca por el capó, justo cuando se
dispone a salir. Su conductor, Lázaro Prieto de 37 años, no se apura: es
un desperfecto corriente. Sin embargo, los pasajeros que esperan se
alarman, y los que están de primero, quieren ser los últimos.

Con calma, Lázaro saca del maletero un garrafón de agua de unos cinco
litros y lo vierte en el radiador. Espera unos segundos hasta que el
motor refresque y en unos minutos está listo para cubrir su itinerario
de regreso, desde el centro de La Habana hasta La Palma, un barrio de la
periferia capitalina.

Las calles de Cuba están llenas de autos similares, camiones o jeeps con
más de 50 ó 60 años de explotación. Muchos ruedan tras múltiples
innovaciones en el motor, los sistemas de rodaje y eléctrico; incluso,
en su carrocería y confort.

El 1960 se dejó de importar autos norteamericanos a gran escala. Solo se
permitía la entrada de vehículos para diplomáticos o de otras
dependencias autorizadas por Estado.

Como Lázaro, Miguel Cutiño es otro conductor con licencia para
transportar pasajeros. Su coche es un Buick del año 53, del que sólo
queda la carrocería original. El resto son inventos. Pesa sobre la
barriga de este viejo Buick un motor diesel Toyota y un diferencial de
Volga soviético. Lo mejor de todo es la garantía de que sus neumáticos
de jeep militar soviético se conocen cada bache de La Habana al dedillo.

Al contrario de Lázaro, Michel Cutiño no se estaciona a la espera de
pasajeros, prefiere siempre tener el auto en movimiento para el primero
que le saque la mano y decida su ruta.

¨Este cacharro nunca me deja botado y si sucede resuelvo siempre, porque
eso sí, asimila todo invento que le hago (...) Según el tipo que me lo
vendió, yo debo ser su quinto dueño ¡Vamos a creerle!¨, dice Michael
riéndose.

Adolfo, un moreno que le apodan el Chino, es otro de los conductores
estacionados en el centro de La Habana. Heredó de su padre, fallecido en
1994, un Chevrolet del año 54 y también su licencia para transportar
pasajeros. Recién está pintado de naranja y con franjas en negro, el
color de los antiguos autos de alquiler.

Adolfo acostumbra alardear con su auto y se ve constantemente con un
paño en la mano para lustrar la carrocería. "Esto vuela bajito y sólo ha
tenido dos dueños, mi padre y yo", suele decir con orgullo.

El Chino, para mostrar la inventiva criolla, siempre que está
estacionado, mantiene la tapa del capó abierta y sostenida con un grueso
alambrón. Muestra a los demás choferes la adaptación de un motor diesel
de Nissan y una caja de cuatro velocidades de Lada acoplada a un
diferencial de Ford Falcón.

Al cerrarse por completo el flujo comercial entre Estados Unidos y Cuba
en la década de los 60, las invenciones técnicas en estos autos no se
hicieron esperar. Con la creación del CAME (Consejo de Ayuda Mutua
Económica) y el boom comercial con la isla grande del Caribe, a partir
de 1970 lotes de autos soviéticos y checos llegaron a Cuba.

De este parque de autos se desprendieron muchos de sus componentes y
accesorios hacia los coches y camiones norteamericanos. En estos autos
cincuentenarios es común ver motores, carburadores, cajas de velocidad,
faroles, llantas y neumáticos de fabricación soviética adaptados.

Lázaro Prieto tendrá que prescindir en algún momento de su viejo motor
Chevrolet 52. Los constantes aumentos de temperatura indican que llegó
la hora de inventar. Por lógica, estos motores americanos han pasado por
más de cinco y hasta siete rectificaciones en sus camisas de combustión
(cilindros) y cigüeñales. El de Lázaro no da para más.

En el mercado informal puede aparecer algún motor moderno de petróleo
para el Chevrolet del 52 de Lázaro. Siempre que éste no sea robado de
una empresa estatal, puede ser legalizado con las autoridades de tránsito.

En el Parque Central de La Habana no merma el abordaje de pasajeros
sobre estos inventos sobre ruedas, facturas con autoría en la necesidad
de andar y sobrevivir. Protagonistas como Lázaro, Michael y Adolfo,
mueven cientos de destinos en la isla más grande de las Antillas, la
misma que algún día comenzará a moverse, tan de prisa como los viejos
autos americanos.

odelinalfonso@yahoo.com

http://www.primaveradigital.org/primavera/sociedad/sociedad/1414-inventos-sobre-ruedas

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