Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -La Declaración del Ministerio
de Relaciones Exteriores sobre la segunda ronda de conversaciones
migratorias sostenida con el Gobierno de Estados Unidos el 19 de febrero
en La Habana, ilustra las contradicciones existentes en Cuba. A la
sensatez de acoger la disposición del Presidente Obama a negociar, se
interponen quienes han utilizado la confrontación para ostentar un poder
omnímodo, o posiblemente se trate de un doble juego coordinado para
crear incertidumbre y no lesionar el proceso al extremo de la ruptura,
en tanto se procura limitar la interlocución con la sociedad civil y el
pueblo en general.
La Declaración no se refirió al resultado de las conversaciones con la
delegación presidida por Craig Kelly, asistente del Subsecretario de
Estado para América Latina. Retomando el tradicional tono agresivo, se
concentró en exponer sus demandas al gobierno de Estados Unidos y
acusarlo de procurar la desestabilización de Cuba, al tomar como
pretexto un encuentro amistoso con integrantes de la sociedad civil
efectuado en la residencia del Jefe de la Oficina de Intereses.
Disidentes y expresos de conciencia y políticos hubo, como también
estuvieron otros cubanos. La delegación norteamericana no "convocó a
decenas de sus mercenarios…demostrando nuevamente que sus prioridades se
relacionan más con el apoyo a la contrarrevolución y la promoción de la
subversión para derrocar la Revolución cubana que con la creación de un
clima conducente a la solución real de los problemas bilaterales", como
señala. Allí existió un ambiente respetuoso y afable por parte de
anfitriones e invitados. Las autoridades cubanas no reconocen el
derecho a la libertad de expresión y reunión, por lo que una opinión
distinta es contrarrevolucionaria y sus exponentes acusados de
mercenarios al servicio de Estados Unidos para lo que crearon la
draconiana Ley 88 y el Artículo 91 del Código Penal que contempla la
pena de muerte.
El gobierno de Cuba sí está acostumbrado a promover sus intereses en
Estados Unidos, a través de reuniones con los más diversas personas y
las instituciones que desea, incluso organiza marchas y coloca vallas
desde Washington DC hasta Hollywood; y sus amigos pueden visitar a los
cinco presos acusados de espías, asistir a sus juicios, retratarse con
ellos y realizar campañas de apoyo dirigidas hasta el poder judicial.
Pero a los norteamericanos se les pretende condicionar la relación con
la sociedad civil y el pueblo cubanos. Es el pretendido chantaje de la
"democracia revolucionaria", huérfana de razón.
Altas personalidades extranjeras han aceptado las presiones al visitar
Cuba, especialmente dignatarios del gobierno de España. Prefieren
modificar la política a la espera de promesas incumplidas. Algunos se
regocijan por haber logrado Grupos de Derechos Humanos, con
representantes cubanos de bajo nivel que escuchan y elevarán. Si se
guiaran por sus tradiciones democráticas, y mantuvieran igual actitud de
reconocimiento a la sociedad civil cubana, incluida la disidencia,
serían realmente respetados en su llamado diálogo constructivo por los
dirigentes cubanos, actualmente atrapados entre una crisis política,
económica y social extraordinaria y la tozudez de no aplicar cambios a
un sistema de miseria, que el pueblo rechaza crecientemente.
Las provocaciones actuales a través del MINREX tratan de encubrir la
pérdida de credibilidad del gobierno internamente, evidente en todas las
organizaciones, como demuestran las asambleas de la Unión de Jóvenes
Comunistas, cuyos dirigentes llaman a recuperar el prestigio y reconocen
las dificultades para detener las miles de bajas y hacer crecer la
militancia. El pueblo clama por cambios, reconciliación entre cubanos y
normalización de las relaciones con Estados Unidos. Las autoridades
isleñas se han quedado sin discurso ante la acogida popular a la actitud
negociadora del Presidente Obama, asentada en los principios
democráticos y el respeto a los derechos humanos, la apertura de los
viajes y el envío de remesas, y los permisos para representaciones
culturales y científicas en Cuba, así como el entusiasmo de los
artistas, académicos y especialistas que encuentran las posibilidades
para ser reconocidos por su talento e incrementar sus conocimientos en
el Norte.
El totalitarismo siempre acusa al enemigo externo y crea chivos
expiatorios, como sucedió durante la Primavera Negra de 2003, cuando
encarceló a 75 pacíficas personas, pero su capital político ya se agota.
Aceptar condicionamientos por la comunidad internacional sólo
beneficia la represión contra todos los cubanos.
Noticias/Cuba Ataques a Estados Unidos por apoyo a la disidencia,
justificación inútil (22 February 2010)
http://www.cubanet.org/CNews/y2010/feb2010/22_C_1.html
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