Magia barata y apagones
'Ahorro o muerte', no. Más bien, 'ahórrate la muerte viviendo en Cuba',
dice un chiste popular en La Habana.
José Hugo Fernández, La Habana | 01/06/2009
Curada de espanto después de tanto naufragio sin orillas, nuestra gente
hace leña seca de la consigna "Ahorro o muerte", voceada dramáticamente
por el periódico Granma. "Ahórrate la muerte viviendo en Cuba", replica
el último chiste popular.
Mientras, los testaferros de la tiranía se apuran para aclarar que las
agencias noticiosas internacionales mienten, ya que no habrá apagones,
siempre y cuando la gente —que es la única culpable de todo cuanto
sufre— se apriete el cinturón y ahorre.
Pero ¿qué cinturón?, vuelve a responder la voz popular, si ya no tenemos
ni con qué amarrarnos los pantalones.
No por acostumbrada deja de ser curiosa la parsimonia y, aun, la actitud
de sorna con que los cubanos de a pie asumen hoy la eventualidad de otro
verano tórrido y oscuro. Y no es que se traguen el bolo de que no habrá
cortes de electricidad. En todo caso —se comenta puertas adentro—, lo
que tal vez no ocurra sea el anuncio y el reconocimiento oficial de
apagones. Pero ello no los hará menos negros.
Sin embargo, llama la atención que, por lo menos en la víspera, no se
aprecie crispación en las calles. La gente no ha perdido su paso: vive,
o hace como si viviera, dicharachera y serena. Los mandamases, en
cambio, sí parecen preocupados. Tal vez porque recuerdan que los
apagones han sido, durante la friolera de cincuenta años, el único
detonante para conatos de sublevación en la Isla.
Es difícil que hayan olvidado aquellas noches coléricas de los años
noventa, con las vidrieras hecha añicos, con múltiples apedreamientos a
los comercios y otras instalaciones estatales, con carteles antirégimen
adornando los solares, con gritos de protesta que taladraban las sombras
a cada momento, o con todas las almas queriendo echarse al mar sobre
cualquier objeto menudamente sólido.
Entonces, no sorprende que ahora los testaferros de la tiranía se
precipiten en la aclaración de que no habrá apagones, o hagan la
salvedad de que, si los hubiese, no sería por culpa suya, agregando de
paso morcillas tan rancias como esa de que en Cuba la gestión del
régimen y la gestión del pueblo se dan la mano.
La gente, por su parte, los observa como quien va al circo, ajena pero
no desentendida de sus malabarismos, ni de sus payasadas, ni de sus
actos de magia barata. Y, entre col y col, mata el tiempo encajándoles
algún que otro chiste.
En una famosa película del oeste, hay una cuadrilla de vaqueros
intentando atravesar un río. Es poco antes del alba, y el ganado se
resiste a entrar en el agua porque ésta reflecta los primeros rayos del
sol, lo cual asusta a los animales. Un vaquero desempleado que ha estado
observando, se ofrece para resolver el problema a cambio de que le den
trabajo. Los demás aceptan, y el vaquero se acuesta a dormir a la orilla
del río advirtiendo que deben despertarlo cuando levante el día.
Entonces, él solo, cruzará las vacas hasta el otro lado.
Algo parecido está ocurriendo en Cuba. Sólo que en este caso el susto no
cunde entre el ganado sino entre la cuadrilla que lo arrea. En tanto, la
gente, como ya no tiene nada más que perder y sí mucho que ganar cuando
levante el día, parece decidida a hacer lo mismo que aquel vaquero
vagabundo: ironizar, dormir y esperar.
Magia barata y apagones - Artículos - Cuba - cubaencuentro.com (1 June 2009)
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/magia-barata-y-apagones-182301
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