Barack Obama y su visita a Cuba
Emilio Cárdenas
PARA LA NACION
En el marco del deshielo y normalización de las relaciones bilaterales
entre Cuba y los Estados Unidos el presidente Barack Obama acaba de
anunciar que hará una esperada visita a Cuba el 21 y 22 de marzo
próximos en un viaje que luego incluirá una visita a Buenos Aires. Su
esposa Michelle lo acompañará en su periplo.
Será el primer presidente norteamericano que, en ejercicio de su
mandato, llega a la isla desde que, en 1928, Calvin Coolidge lo hiciera
para asistir a la Sexta Conferencia Panamericana. Harry Truman, en su
momento, estuvo en Guantánamo, pero sin entrevistarse con funcionarios
del gobierno cubano y Jimmy Carter -que fuera presidente del país del
norte entre 1976 y 1980- visitó a Cuba en el 2002 y en el 2011, aunque
sólo como ex presidente.
En los últimos meses la relación bilateral entre Cuba y los Estados
Unidos ha mejorado. Quizás menos de lo que muchos esperaban. Pero la
marcha hacia una relación normal después de medio siglo de desencuentros
no es fácil.
No obstante, algunos de los obstáculos regulatorios norteamericanos han
sido superados mediante una actitud de flexibilidad tanto respecto del
comercio como del turismo, que se ha incrementado un 54%. Otros
subsisten inevitablemente, desde que no dependen del accionar, ni de la
voluntad, del Poder Ejecutivo, sino que requieren acción del Congreso de
los EE.UU. como sucede concretamente con el levantamiento del embargo
comercial que los republicanos -que controlan el Poder Legislativo- no
acompañan. Esto y la necesidad de que Cuba posibilite la plena vigencia
de los derechos humanos y libertades civiles y políticas, conforman las
dos principales cuestiones pendientes en la agenda de trabajo.
Pero hay un cambio enorme. Las puertas ahora están abiertas. Y se usan.
El aislamiento y hasta el antagonismo automático van quedando atrás, con
cadencia lenta. Se acaban, por ejemplo, de aprobar vuelos comerciales
regulares entre los EEUU y Cuba. Pronto habrá 20 vuelos regulares desde
los EEUU a La Habana y otros 10 a otras ciudades cubanas. Y las remesas
de ayuda familiar desde los EEUU a Cuba se han incrementado. Cuba,
aunque demasiado lentamente, ha empezado a caminar -a su vez- en
dirección a más accesos inalámbricos y a la banda ancha. A lo que se
agrega que una fábrica norteamericana de tractores pequeños, Cleber,
producirá mil unidades por año en la isla con destino a los agricultores
independientes que todavía hoy deben operar con tractores de propiedad
del estado (de nadie entonces) y de cooperativas, lo que está lejos de
ser lo ideal.
Barack Obama aclara que su visita apunta esencialmente a contribuir a
"mejorar la vida de los cubanos". Esto es a sacarlos de la postergación
relativa, en materia de nivel de vida, en la que el comunismo los ha
sumergido.
Lo hace advirtiendo prudentemente a todos que su país "no pretende
imponer un cambio", con lo que la valiente e independiente "bloguera"
cubana Yoani Sánchez coincide, acotando desde su 14ymedio.com, que "el
mandatario norteamericano no podrá cambiar a Cuba" y que "es mejor que
ni lo intente, porque este entuerto nacional es nuestra
responsabilidad". A lo que agrega, sin embargo, que la visita de Obama
generará "alegría y alivio" entre los cubanos, pese a ser "más simbólica
que política".
No es lo mismo un apretón de manos en el extranjero visto por televisión
que una visita personal a la isla. Particularmente si Obama va a tener
la oportunidad, como ha anunciado, "de reunirse con los miembros de la
sociedad civil, empresarios y cubanos de todos los ámbitos de la
sociedad", lo que específicamente incluye, según uno de sus principales
asesores, Ben Rhodes, a los disidentes que quedaron de lado en la
reciente visita del Papa Francisco a Cuba.
Yoani, sin embargo, nos alerta en el sentido de que Obama "debe
aprovechar la oportunidad para enviar un mensaje fuerte y claro frente a
los micrófonos". Tendrá la oportunidad de hacerlo, desde que está
previsto que Obama pueda dirigirse directamente al pueblo de Cuba en
oportunidad de su visita. Allí seguramente señalará que no está
intentando convalidar el status quo, sino ayudar a que ocurra "un cambio
en las vidas, libertades y posibilidades económicas" de los cubanos. Y
defenderá, previsiblemente, la plena vigencia de los derechos humanos y
libertades civiles y políticas, de todos por igual.
Como cabía esperar en un año intensamente electoral, los líderes de la
oposición norteamericana se pronunciaron rápidamente en contra de la
visita presidencial a Cuba. Entre ellos, Jeb Bush, Marco Rubio y Ted
Cruz, quienes señalaron, contundentemente, que -a su modo de ver las
cosas- en Cuba la represión no ha terminado.
Lo cierto es que, como señalara Josefina Vidal, a la manera de portavoz
de la Cancillería cubana, Obama tendrá la oportunidad de "apreciar la
realidad cubana". De primera mano. Cimentando de ese modo un proceso de
acercamiento entre las dos naciones que no debe detenerse. Haciéndolo,
de alguna manera, irreversible. Aún ante un eventual cambio de partido
de gobierno en los Estados Unidos. Mirando hacia adelante, entonces,
razón por la cual hasta ahora no se ha previsto una entrevista con Fidel
Castro , el símbolo máximo de un pasado que ha frustrado a varias
generaciones de cubanos, condenándolos al atraso.
En la agenda bilateral entre los EE.UU. y Cuba hay muchas cuestiones
pendientes. No sólo el levantamiento del embargo. También aparecen
Guantánamo y los reclamos cruzados de reparaciones, conformados por una
parte por los reclamos norteamericanos por las confiscaciones sufridas,
que en 1960 se estimaron en unos 2 billones de dólares y, por la otra,
por un pedido cubano de compensación por los daños pretendidamente
derivados del embargo, estimado en el 2014 ante las Naciones Unidas como
del orden de algo más de un billón de dólares. Y no cabe olvidar los
temas de la agenda que tienen que ver con la libertad y los derechos
humanos, así como los referidos al flujo que alimenta la emigración de
cubanos a los EEUU, que no se ha detenido. Mucho que hacer, entonces.
Cuando el Partido Comunista de Cuba se apresta a seleccionar a quien lo
conducirá desde el 2018, cuyo apellido seguramente no será Castro.
Sin entrar de lleno en lo referido a la visita de Obama a la Argentina
inmediatamente después de su paso por Cuba, llama la atención la
simpática y temprana referencia a ella de Ben Rhodes, asesor
presidencial en materia de seguridad del presidente Barack Obama, quien
generosamente señaló que nuestro país es un "indicio de que el futuro se
muestra brillante para los EE.UU. en el hemisferio". Es así. Quizás
porque que los lamentables arreos y los absurdos encierros en sí misma
que, impulsada por bolivarianos, sufriera nuestra región ya no son
posibles. La Argentina ha dicho claramente que quiere volver a ser ella
misma. Y, como tal, trabajar intensamente con la región a la que
ciertamente pertenece. Era hora.
El autor es ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas
Source: Barack Obama y su visita a Cuba - 26.02.2016 - LA NACION -
http://www.lanacion.com.ar/1874541-barack-obama-y-su-visita-a-cuba
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