Cubanología, Batista, Historia
Salim Lamrani y la cubanología
Cuando la labor de agitador político se disfraza de divulgación académica
Arnaldo M. Fernández, Broward | 30/10/2013 3:42 pm
La ficha bioacadémica de Salim Lamrani, Doctor en Estudios Ibéricos y
Latinoamericanos (Universidad París Sorbona-París IV), incluye la
especialización en "las relaciones entre Cuba y Estados Unidos," que
parece acreditarse con una ristra de libros: desde Washington contre
Cuba (Le Temps des Cerises, 2005) hasta Cuba. Les médias face au défi de
l'impartialité (Editions Estrella, 2013).
Sin embargo, su libro digital El lobby cubano en EE.UU. de 1959 hasta
nuestros días (2003) marcó ya este hito cubanológico: "El 5 de
septiembre de 1933, los sargentos Batista y Zaldívar derrocaron al
presidente impuesto por Estados Unidos" (página 19). Para fijarlo bien,
el Dr. Lamrani precisó en el mismo párrafo: "El 10 de septiembre, los
cubanos eligieron al social-demócrata Gráu San Martín como presidente.
El nuevo gobierno no recibió la bendición de los Estados Unidos y fue
derrocado con la ayuda de un sargento vuelto coronel cuyas ambiciones
superaban sus principios y que cambió de lado: Batista."
Aunque no precisó qué "cubanos eligieron" a Grau ni cómo, al menos el
Dr. Lamrani no incurrió esta vez en duplicar a los sargentos (Fulgencio
y Batista), pero su etiqueta de scholar se destiñe con meteduras de pata
inadmisibles incluso en un escolar sencillo y más aún con el empleo de
recursos de agitprop.
Cuantofrenia y letanía
Como buen cubanólogo, el Dr. Lamrani anda sacando pancartas por las
esquinas del ciberespacio y entre ellas unas cuantas dedicadas a
serializar la verdad de 50 en 50, desde "50 verdades que ocultará Yoani
Sánchez" hasta "50 verdades sobre la dictadura de Fulgencio Batista."
Estas últimas no solo revelan la función de agitprop disfrazada de
historiografía, al abundar el Dr. Lamrani en el apoyo de Washington a
Batista y omitir, por ejemplo, que la Casa Blanca decretó el embargo de
armas el 14 de marzo de 1958. También dejan claro que el Dr. Lamrani
hablaba en serio cuando trajo a colación aquella pareja de sargentos.
Al enredarse de nuevo con uno llamado Batista, el Dr. Lamrani afirma
que, con el apoyo de EEUU, "derrocó al gobierno de Grau San Martín, (…)
impuso la figura de Carlos Mendieta y conservó el poder real. El
sargento ascendido a general acababa de doblar las campanas de la
Revolución de 1933."
Un escolar sencillo sabe que, al tumbar a Grau el 15 de enero de 1934,
Batista era coronel. Y un scholar debe saber que no ascendió a general
hasta que, siendo ya presidente constitucional, la Ley Orgánica del
Ejército y la Marina de Guerra, de 27 de enero de 1942, dispuso que "el
oficial superior en situación de retiro, que haya ocupado en propiedad
la jefatura del Ejército y desempeñe o haya desempeñado la presidencia
de la República, figurará en la relación o escalafón especial de
oficiales de su misma situación, con el mayor grado o jerarquía
reconocido por esta ley".
Ese grado era mayor general y la disposición citada es un retrato
escrito de Batista, quien con su grado de coronel había pasado a retiro,
el 4 de diciembre de 1939, para poder presentarse a los comicios
presidenciales que terminaría ganado.
Coda
La gente sale perdiendo con una cubanología tan barata que toma partido
politiquero antes de aprehender el pasado y/o el presente, para disolver
la tarea intelectual en películas de buenos y malos con fondo mitológico.
El Dr. Lamrani, por ejemplo, sigue tocando que "Fidel Castro se encontró
con otros 11 insurgentes, con un total de 7 fusiles," tras el desastre
de Alegría de Pío. Esa campana viene sonando desde el 14 de diciembre de
1957, al lanzar Castro su manifiesto contra el "Pacto de Miami," pero la
cuenta no da el número mítico de los apóstoles. Fidel quedó con otros
dos, uno de ellos desarmado, y Raúl se sumó con cinco hombres más y
cinco fusiles. Almeida vendría después con cuatro más.
Source: "Salim Lamrani y la cubanología - Artículos - Opinión - Cuba
Encuentro" -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/salim-lamrani-y-la-cubanologia-314583
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