lunes, 3 de junio de 2013

El PCC y la CTC

El PCC y la CTC
Dimas Castellanos | La Habana | 3 Jun 2013 - 7:33 am.

La posposición del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba
está ligada a los objetivos específicos del Partico Comunista.

El Pleno XCIII del Consejo Nacional de la Central de Trabajadores de
Cuba (CTC), reunido recientemente bajo la presidencia del Segundo
Secretario del Partido Comunista (PCC), acordó posponer la celebración
del XX Congreso, crear una Comisión Organizadora y designar a Ulises
Guilarte de Nacimiento al frente de la misma.

La posposición se realiza, según se informó, para que la recién creada
Comisión disponga de más tiempo para los preparativos del evento, el
cual tiene pendiente la discusión con los trabajadores del Anteproyecto
de Ley de Código de Trabajo y el documento Base del Congreso.

Teniendo en cuenta que hace apenas un mes se celebró otro Pleno del
Consejo Nacional de la CTC en el que se evaluó la marcha de los
preparativos del Congreso, surgen las siguientes preguntas: ¿Por qué en
ese momento no se pospuso la fecha? ¿Por qué se ratificó a Carmen Rosa
López al frente de la CTC hasta la celebración del XX Congreso? ¿Por qué
la Comisión Organizadora no se creó cuando se hizo la convocatoria, o en
el Pleno del pasado mes?

Las respuestas parecen estar relacionadas con las dificultades surgidas
en las asambleas preparatorias. De ser así, las dudas apuntan hacia una
mala preparación y hacia la incapacidad de la segunda secretaria de la
CTC para cumplir con el mandato del PCC.

Tal suposición se fundamenta en que Carmen Rosa López había sido
designada al frente de esa labor hasta la celebración del evento y
electa Miembro del Consejo de Estado, lo que indicaba que estaba
destinada a ser "elegida" en el Congreso como Secretaria General. Sin
embargo, de forma sorpresiva acaba de ser sustituida por Ulises Guilarte
de Nacimiento, quien dos semanas atrás era el Secretario General del PCC
en la provincia de Artemisa.

Los temas a discutir, según la convocatoria al XX Congreso, "estarán
vinculados a la economía y constituyen un deber ineludible para la CTC y
sus sindicatos para lograr la movilización y participación consciente de
los trabajadores en el cumplimiento de la política económica y Social
aprobada en el VI Congreso".

No obstante, en las asambleas preparatorias se pusieron de manifiesto
las insuficiencias que conspiran contra lo que el PCC espera del
movimiento sindical. Me refiero a mantener a la CTC como la única
asociación sindical bajo su control para garantizar el apoyo a la
implementación de los Lineamientos, para cuyo fin resulta ineludible
afiliar a todos los trabajadores, especialmente al sector de los
cuentapropistas, que tiende a crecer y contar con una fuerza sin la cual
resulta imposible obtener los resultados esperados.

Algunos criterios emitidos durante el proceso arrojan luz sobre lo
sucedido. Salvador Valdés Mesa explicó en Matanzas, el 8 de marzo, que
aunque los jubilados, los estatales y no estatales constituyen tres
fuentes de afiliación con distintos intereses, son los cuentapropista
los demandantes de especial seguimiento por la novedad que ellos
representan en el movimiento sindical. Luego, a fines de ese mes, en el
informe al XCII Pleno, el propio Mesa enfatizó en las deficiencias que
se afrontan en el funcionamiento sindical, en la afiliación de los
trabajadores, y llamó a combatir el delito, las ilegalidades, las
indisciplinas, y a perfeccionar la guardia obrera.

Por su parte, Carmen Rosa López, en una entrevista publicada en Granma
el 27 de abril, expresó: "Todavía encontramos con frecuencia en los
colectivos a trabajadores que no han sido afiliados por insuficiencias
en nuestra labor", y agregó que en todos los procesos de análisis
efectuados este año son recurrentes los planteamientos de los
asambleístas respecto al salario; lo que demuestra que los objetivos
trazados andan por un rumbo y la preocupación de los asalariados por otro.

La conducta de los trabajadores expresa el no reconocimiento de los
sindicatos como representante de sus intereses, sobre todo después del
Pronunciamiento que hizo la Central de Trabajadores en septiembre de
2010 cuando apoyó los despidos laborales, una medida que afectaba
directamente a los trabajadores y sus familias. Ese documento decía:
"Nuestro Estado no pude ni debe continuar manteniendo empresas,
entidades productivas, de servicios y presupuestadas con plantillas
infladas, y pérdidas que lastran la economía, resultan
contraproducentes, generan malos hábitos y deforman la conducta de los
trabajadores".

En resumen, que el objetivo principal del Congreso es garantizar el
papel que el PCC espera de los trabajadores en la implementación de los
Lineamientos y no tratar sus problemas específicos, como son, entre
otros, la insuficiencia de los salarios y de las jubilaciones en
relación con el costo de la vida, lo que ha conducido a los cubanos a
sobrevivir al margen de la ley y de espaldas a los llamados ideológicos,
a la vez que se ha conformado una moral negativa, que obstaculiza la
realización de cualquier proyecto social.

La solución, la libertad de asociación

Hay que recordar que los sindicatos en Cuba surgieron para defender los
intereses de los trabajadores cuando el trabajo asalariado comenzó a
sustituir la mano de obra esclava; que ese movimiento obrero se
generalizó con la Ley General de Asociaciones de 1888 y luego con las
libertades y derechos reconocidos en la Carta Magna de 1901; que
demostró su fuerza con la fundación de la Confederación Nacional Obrera
de Cuba en 1925 y con la huelga de 1933 que derribó el régimen de
Gerardo Machado; que logró se aprobaran diversas leyes obreras hasta el
Decreto 798 del año 1938 —el más importante en la legislación laboral
cubana—, el cual fue refrendado posteriormente en la Constitución de la
República; que ese desarrollo condujo al nacimiento de la CTC en 1939; y
que se crearon comisiones mixtas para la fijación de salarios mínimos,
derecho de negociación colectiva y otras medidas acorde con lo
establecido por la Organización Internacional del Trabajo.

Por todo ello, los sindicatos se convirtieron en un sector importante de
la sociedad civil nacional, al punto que en 1945 la CTC llegó a ser la
segunda central sindical más grande de la región, con medio millón de
afiliados.

La moraleja consiste en que la participación de los trabajadores en
tareas del Estado o de un partido político, de producirse, tiene que
partir del interés, la necesidad y la decisión de los propios
trabajadores, lo que constituye una premisa vital para la defensa de sus
propios intereses.

Por tanto, la posposición de la fecha del Congreso, de noviembre del
presente año al primer trimestre de 2014, tiene su causa más remota en
la conversión de la CTC en una organización auxiliar de los fines del
PCC, es decir en una pérdida de su independencia que ha llevado a su
desnaturalización. Una situación que está por encima de las capacidades
de Salvador Valdés Mesa, de Carmen Rosa López, de Ulises Guilarte de
Nacimiento o de cualquier persona que se designe al frente del
sindicalismo cubano.

La única salida, que depende de una voluntad política hasta ahora
inexistente, no está en los cambios de cuadros ni en hacerle añadiduras
a los documentos pendientes de discusión, sino en la libertad de
asociación. Con ella el PCC podía mantener a la CTC como auxiliar suya y
permitir a los trabajadores que no quieran pertenecer a ella crear otras
asociaciones obreras y afiliarse libremente a ellas. Sería además una
respuesta a los señalamientos y recomendaciones que le hicieron a Cuba
en la reciente evaluación en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones
Unidas.

http://www.diariodecuba.com/cuba/1370123348_3544.html

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