martes, 2 de abril de 2013

De la patria, las penas y los sueños

De la patria, las penas y los sueños
Lunes, 01 de Abril de 2013 00:52
Luis Cino Álvarez

Cuba actualidad, Arroyo Naranjo, La Habana, (PD) Me ocurre con la Patria
como con Dios: me siento incómodo y desconfío cuando me hablan de ella
con demasiada insistencia.

Ha sido mucho el abuso de ambos conceptos.

En definitiva, Dios y la Patria van con uno, bien adentro, y no es que
no se les mencione, pero mientras menos se manoseen y se utilicen -en
vano, con las manos sucias y la boca sin lavar- es mejor.

Para muchos, tal como ocurre con el temor a Dios, el bien de la Patria
es el pretexto para no hacer o decir, la justificación de todo lo malo
que nos quieren hacer pasar por inevitable, y lo que es peor, irremediable.

Ante tanto envilecimiento y oportunismo, cuando nos invade el
desaliento, es muy oportuno recordar que no se puede confundir la patria
con una dictadura.

La patria, o lo que nos decían que era la patria, fue excluyente, dura,
dominante y huraña. Exigía sacrificios y todo lo que entregábamos o nos
quitaban, incluidos los sueños, parecía poco.

Así, la patria se nos tornó un campamento militar donde todo estaba
prohibido, había un rebaño que aplaudía y chivateaba y los policías
gesticulaban con las tonfas.

Pero esa no es la patria. La patria es una cosa y los que se arrogaron
el monopolio de ella, otra bien distinta.

Hoy, lo que está en bancarrota, se pudre y se hunde, no es la patria,
sino un sistema. Solo eso. No dejemos que nos arrastre en su naufragio.

¡Duro destino el que nos ha tocado a los cubanos -a todos los cubanos-
como pueblo! Es nuestro castigo por creernos destinados a usar una talla
de protagonismo extra-larga. Por dividir a Cuba entre los discursos de
Fidel Castro y el exilio de Miami. ¡Como si no hubiera más Cuba posible!

Nada conseguiremos mientras no hagamos otra cosa más que lamentarnos de
la historia dislocada, del pasado perdido y del futuro anunciado que no
llegó.

Nada nos aportará el odio. Tantas décadas no han conseguido agotarlo:
todavía queda más del que puede soportar la salud de una nación.

Todos los cubanos, con sus virtudes y defectos, donde quiera que
estemos, juntos, con amor, tendremos que hacer la patria nueva.

Sería bueno empezar a derribar barreras y enterrar desde ahora los
rencores y las intransigencias que no sirvieron de nada. Ensayemos un
idioma en el que podamos empezar a entendernos. Sabemos que no será
fácil. Convertir sueños en realidades nunca lo es.

Primero, para no trocar el rumbo, debemos tener claro de dónde venimos y
hacia dónde vamos. Los cubanos de acá, huérfanos de derechos y
libertades, tutelados por un estado autoritario, paternal y chantajista,
temen el cambio pero detestan su catastrófica y desesperanzadora
cotidianidad. Los de allá, se ahogan de añoranzas o sueñan con un pasado
imposible, una Cuba que ya no existe o que tal vez, tan perfecta, solo
existió en sus nostalgias.

Los de aquí y los de allá, todos nos ahogamos. Una montaña de odios,
ilusiones y supercherías nos ocultan la visión de la patria. Para
hallarla, solo hay que apartar los escombros y regarlos con amor y
esperanza.

Se preguntarán algunos de qué patria hablamos. Pues de la única que hay.
Buena o regular. Es la que tenemos, la que nos tocó. No hay otra. Y no
se la podemos regalar a los miedosos y los sinvergüenzas que quieren que
todo siga igual.

Sé que todo esto sonará como darle consuelo a un moribundo, pero este
puede ser el tiempo de los milagros que necesitamos. No podemos
renunciar a la esperanza, porque entonces sí estaremos definitivamente
perdidos.

Echemos a un lado el desencanto, saquemos fuerzas de donde sea y
preparémonos a reparar la patria. No importa si teníamos la razón o si
nos equivocamos. Si se cumplieron nuestros sueños o no. Nuestros hijos
merecen una oportunidad que no dependa de los delirios mesiánicos de un
líder, de consignas que hablen invariablemente de muerte –y que
involucren a la patria, como no- o de largarse a cualquier parte del
mundo. De cómo actuemos hoy dependerá la patria que heredarán. No les
fallemos.

Para Cuba actualidad: luicino2012@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/6966-de-la-patria-las-penas-y-los-suenos.html

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