sábado, 5 de noviembre de 2011

Una casa que se vuelve dinero

Una casa que se vuelve dinero

Una casa en Cuba era un bien con fines de uso y que también se podía
legar a los herederos. Ahora, se puede convertir en dinero en efectivo.

Rolando Cartaya, especial para martinoticias.com 05 de noviembre de 2011

Llevaría yo tres meses en Estados Unidos cuando conseguí mi primer
trabajo -en un programa de televisión que conducía el cómico cubano
Guillermo Alvarez Guedes- y decidí mudarme con mi familia, de la casa de
mi hermana al lado de la autopista Palmetto, a un apartamento en la
Pequeña Habana, por detrás de lo que entonces era el Orange Bowl y hoy
es el nuevo estadio de los Marlins de Miami.

Desde entonces, a todo el que le contaba que me había mudado, me
aconsejaba que, tan pronto pudiera, comprara mi casa, porque eso de
vivir pagando renta era "una botadera de dinero".

Vine a entender mejor la cosa cuando alguien me explicó lo que era el
equity. O sea, una casa no era, como en Cuba, sólo un lugar donde vivir
y algo para dejarles a los hijos (a menos que se te ocurriera irte del
país, el pretexto predilecto del Estado para confiscártela). También
podía ser un activo, algo que tiene un alto valor en el mercado y que en
caso de necesidad puede ayudarte financieramente de varias maneras.

Ese ángulo de la propiedad inmobiliaria como capital, que hasta ahora no
se aplicaba a los cubanos, lo trata en su blog The Cuban Triangle el
analista del Instituto Lexington Phil Peters, luego del anuncio, esta
semana en Granma, de que los cubanos podrán comprar y vender bienes
raíces, sin intervención del Estado, a partir del 10 de noviembre

Dice Peters que la "formación de capital", una acumulación de dinero que
permite eventualmente a las personas, las empresas y las economías
invertir y crecer, no suele ser un suceso instantáneo, sino un proceso
que requiere años de trabajo, producción y ahorro. Salvo en excepciones
-acota el autor- como lo que acaba de ocurrir en Cuba.

Explica el administrador de The Cuban Triangle que al autorizar la
compra y venta de propiedades inmobiliarias a partir del 10 de
noviembre, el Estado ha transformado la naturaleza de esas propiedades.
Antes, como ya sugerimos, una casa era un bien con fines de uso y que
también se podía legar a los herederos. Ahora, se puede convertir en
dinero en efectivo.

El resultado, a nivel familiar -continúa diciendo- es una formación
instantánea de capital, creación de riqueza al crearse una nueva
utilización legal de aquellos bienes sobre los cuales las familias
cubanas tienen un título de propiedad legítimo.

Para Peters, éste es un paso histórico y un hito en el proceso de
reformas encabezado por Raúl Castro.

Apunta el autor que con el decreto 288 el gobierno ha creado un nuevo y
amplio stock de capitales en manos de particulares, que se utilizará
para fines privados en un nuevo mercado movido por las decisiones de
actores igualmente privados.

Este mercado -anticipa- será reforzado por una corriente de capitales de
los cubanos en el exterior, que ayudarán a sus familiares a comprar
casas. Para asegurar que funcione, el gobierno ha excluido del proceso
de la transacción al Instituto Nacional de la Vivienda, algo que los
cubanos han recibido con agrado, por haber sufrido en carne propia, o de
familiares y amigos, las mordidas de la corrupción rampante en ese
baluarte de la burocracia estatal.

El analista cree que, con esta medida, queda despejada la interrogante
sobre la voluntad del gobierno para poner fin a extenuantes controles y
permitir importantes expansiones de la actividad privada.

Opina asimismo Peters que el decreto-ley supone una importante mejora
para los derechos humanos, ya que transforma la naturaleza de los
derechos de propiedad y pone fin a una prohibición de transacciones
normales y beneficiosas que venía afectando a todas las familias cubanas.

Y de paso elimina un aspecto odioso de las inéditas, pero draconianas
regulaciones cubanas de inmigración: la exigencia de que los emigrantes
(en la categoría de Salida Definitiva del País, en sí misma una buena
candidata para ser abolida) entreguen sus propiedades al gobierno.

En conjunto, termina diciendo Phil Peters en The Cuban Triangle, fue un
buen día para Cuba, y para el pueblo cubano.

http://www.martinoticias.com/noticias/La-propiedad-inmobiliaria-como-capital-133292313.html

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