sábado, 1 de octubre de 2011

La nueva piñata castrista

Publicado el sábado, 10.01.11

La nueva piñata castrista
Yoani Sanchez
Generacion Y

Las recuerdo muy bien, las fiestas infantiles que terminaban a codazos,
entre la risa de quienes querían alcanzar un caramelo o un regalo. Las
piñatas en forma de payaso, de barco o hechas a partir de algún
personaje de dibujos animados, eran la parte más divertida de todo
cumpleaños. Pero el tiempo ha pasado y lo que se está repartiendo ahora
en nuestro país no son golosinas ni globos, sino propiedades. A la
manera que lo hicieron una vez los sandinistas en Nicaragua o los
jerarcas del PCUS en Rusia, los gobernantes cubanos están distribuyendo
–a conveniencia– locales para rentar, autos, empresas, casas.

La publicación el jueves del decreto 292 –para la transmisión de la
propiedad de vehículos de motor– ha sido la culminación de una espera de
varias décadas. Durante demasiado tiempo obtener un auto ha sido una
prebenda que pasa por la incondicionalidad ideológica. Ahora se han
agregado unas pizcas de ese ingrediente llamado "mercado" a un mecanismo
que estuvo normado por medio siglo. Sin embargo, incluso con esta nueva
reforma legal, a la gran mayoría de los ciudadanos sólo les estará
permitido adquirir un automóvil de uso, lo cual en Cuba quiere decir
vehículos de más de quince años de explotación, especialmente Lada, Fiat
polacos o Moskvitch, que antaño se comercializaban a través de la
meritocracia. Algunos autos modernos que prestan servicio estatal serán
vendidos a quienes cumplan los estrictos requisitos de pertenecer a una
institución y demostrar su fidelidad al gobierno. Y los impecablemente
nuevos, los recién importados, se destinarán a una élite revolucionaria
que tenga en sus bolsillos un dinero santificado por los conductos
oficiales. Conducir un lustroso Citroën o un Peugeot del último año,
continuará siendo una señal de estar integrado al poder.

Otro detalle revelador de esta resolución es el énfasis dado en sus
páginas al concepto de "salida definitiva" para quienes se radiquen en
el extranjero. Si, tal como ha dicho el propio Raúl Castro, estamos
abocados a una reforma migratoria ¿de qué calado será ésta que no
incluirá la derogación de esta categoría tan oprobiosa? Los que se van
no podrán tampoco vender sus autos antes de marcharse, apenas
transferirlos a sus familiares más cercanos. La penalización a la
emigración sigue, entonces, en pie. Pero lo más preocupante es la
conformación ya visible de la piñata, del andamiaje de la repartición
entre iguales, materializado en esos autos salidos del uso turístico o
empresarial que serán comercializados a gente muy seleccionada. La
existencia de tal mecanismo alimentará sin dudas la corrupción, el
"socialismo" y pondrá en las manos de los simpatizantes del gobierno los
hilos más gruesos para cuando sea necesario tirar al unísono de ellos.
No me quedan dudas de que a esa fiesta, que ya han comenzado a preparar,
no estaremos invitados todos los cubanos.

http://www.elnuevoherald.com/2011/09/30/1035311/la-nueva-pinata-castrista.html

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