'El País': La Habana y Teherán no quieren 'testigos de la realidad'
DDC
Madrid 06-09-2011 - 12:56 pm.
'Cuando un régimen político percibe la verdad como amenaza es porque la
mentira sobre la que se asienta tiene el tiempo contado', dice el diario
en un editorial.
La Habana y Teherán "desean que los medios de comunicación actúen como
sumisos altavoces de los discursos oficiales, no como testigos de la
realidad", dice el diario español El País en un editorial publicado este
martes.
El periódico critica la decisión del régimen de la Isla de retirar la
acreditación a su corresponsal en La Habana, Mauricio Vicent, y la del
Gobierno iraní de expulsar del país a la periodista Ángeles Espinosa.
Con el veto a los corresponsales, La Habana y Teherán "han puesto de
relieve su debilidad", dice El País. "Cuando un régimen político percibe
la verdad como amenaza es porque la mentira sobre la que se asienta
tiene el tiempo contado. En Cuba e Irán la cuenta atrás sigue imparable,
por más atropellos que puedan cometer todavía sus gobiernos".
En su editorial, titulado "Orden de callar", el diario señala que "pese
a la distancia geográfica e ideológica", ambos regímenes "han coincidido
en el punto que mejor revela su naturaleza autoritaria: la voluntad de
cercenar la libertad de prensa para, a continuación, imponer como única
verdad las consignas de su propaganda".
"En nombre de Dios o de la revolución socialista, unas y otras
autoridades están pretendiendo privar a quienes se interesan por los
asuntos de Irán o de Cuba de una información veraz y contrastada, que es
lo mismo de lo que privan a sus propios ciudadanos para mejor
sojuzgarlos", añadió.
"Las acusaciones de parcialidad contra ambos corresponsales son
enteramente falsas", asegura el diario y dice que algún día ambos
regímenes serán "un mal sueño".
Ese día, la "orden de callar" dada contra los periodistas "será un acta
de acusación adicional contra los dirigentes que la han decidido y los
burócratas que la han ejecutado", señala.
"Tras medio siglo de revolución, los dirigentes cubanos no pueden seguir
buscando fuera las responsabilidades del fracaso político, económico y
social al que han precipitado a la Isla, ni tampoco seguir persiguiendo
como delito cualquier crítica interna. Y lo mismo sucede con la
revolución iraní, cuyo propósito de someter la sociedad a la voluntad de
unos ayatolás que usan el Islam como coartada solo ha dado como
resultado una esquizofrénica escisión entre la vida pública, ridícula de
puro hipócrita y artificial, y la vida privada, en la que los iraníes
dan curso a los anhelos que comparten con los hombres y mujeres de
cualquier lugar del mundo", dice el diario.
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