Tuesday, May 17, 2011 | Por Luis Cino Álvarez
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) – La prensa extranjera
acreditada en La Habana tiene mareado a medio mundo con sus despachos
sobre la perestroika verde olivo, que parece sólo sus corresponsales
logran aquilatar en su justo valor. Lo mismo anuncia la aparición de
reformistas en los salones del Palacio de la Revolución, como la
inminente desaparición de los permisos de salida del país a los
cubanos, que otorga el Ministerio del Interior.
Hace tres años, se rumoraba que el gobierno estudiaba flexibilizar su
legislación migratoria para eliminar los permisos de entrada y salida
del país. Con la celebración del VI Congreso del Partido Comunista, se
daba por hecho la modificación de las absurdas leyes migratorias. Pero
en los Lineamientos aprobados en el Congreso dedican poco más que un
renglón para explicar que "van a estudiar las disposiciones que
permitirían a los cubanos viajar como turistas al extranjero".
Sólo eso: estudiar. Como si más de medio siglo no fuera suficiente para
tanto dolor, tantos cubanos dispersos por el mundo, tantos muertos en
el mar.
Hay que ser demasiado cínico para hablar de "vacacionar en el
extranjero" en un país donde se vive el drama de las familias separadas
durante más de medio siglo y donde a las personas el dinero apenas les
alcanza para mal comer. Mientras los sesudos del régimen analizan
pacientemente, todo seguirá igual. Y como la siempre optimista prensa
extranjera pretende emular con Job, no nos queda más remedio que
recordar ciertos hechos acerca de dichas leyes migratorias.
El que permanece fuera de Cuba por más de once meses pierde su casa y
todas sus pertenencias, además del derecho de retornar a su país. La
inscripción "salida definitiva" en el pasaporte fue acuñada por un
régimen egoísta que se arroga el monopolio de la patria. Para venir de
visita a su país tiene que solicitar un humillante permiso, en una
embajada administrada por oficiales de Seguridad del Estado vestidos de
diplomáticos, que tendrán muy en cuenta si el súbdito se porta bien, no
ha hecho declaraciones inconvenientes en contra del gobierno cubano ni
se relaciona con opositores.
En el caso de "las salidas ilegales", tienen que esperar varios años
para solicitar el permiso para visitar a sus familias en Cuba. El
régimen no se preocupa por averiguar por qué motivos se fueron. A todos
aplica por igual el aberrante concepto de la salida definitiva. Si
aceptamos la versión oficial acerca de las motivaciones económicas de la
mayoría de los cubanos que escapan de la isla, más inexplicable y
perversa resulta la forma en que son castigados por el gobierno.
Los interesados en salir del país deben tramitar su pasaporte en la
Dirección de Inmigración y Extranjería del Ministerio del Interior
(MININT) y luego solicitar un permiso de salida, que las autoridades se
arrogan el derecho de conceder o no. En el caso de los profesionales,
especialmente los médicos, la autorización para ser concedida tiene que
pasar por varias instancias, incluso ministeriales.
¿Pueden imaginar cómo se siente uno cuando tiene que pedir en una
oficina policial un permiso en forma de tarjeta blanca para salir de su
país y encima pagar 150 cuc por él (si te lo conceden)?
Por el pasaporte hay que pagar 55 cuc. Hay que actualizarlo cada dos
años. Cada vez que se actualiza hay que pagar 25 cuc. Los cubanos que
viajan al exterior tienen que pagar una cuota mensual de 40 dólares a la
embajada cubana.
Me contaba recientemente la esposa de un cubano que adquirió la
ciudadanía española, que no le permitieron viajar con su marido hasta
que no presentó una carta de invitación hecha en España. Aparte de lo
que cobró el notario español, tuvo que pagar además 200 euros al
consulado cubano en Madrid.
Las leyes migratorias cubanas constituyen engendros orwellianos que
costaría mucho defender aun a los más convencidos partidarios del
régimen. Pero siguen ahí, en franco y testarudo desafío a todo lo que es
justo, humano y racional. Ahora los mandamases prometen estudiarlas para
analizar su flexibilización. Justo como se decía hace tres años, cuando
la celebración del congreso del Partido Único parecía imposible. ¿A eso
también lo llaman un cambio? ¡Y todavía algunos periodistas extranjeros
se atreven a presentarlo como un gran avance!
http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfa-eso-tambien-lo-llaman-un-cambio/
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