martes, 7 de septiembre de 2010

Adivinanza para Cuba y Venezuela

Adivinanza para Cuba y Venezuela
René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - En estos días rememoré
la adivinanza de uno de mis compañeros de infortunio durante la primera
de las temporadas que he permanecido alojado contra mi voluntad, por
cuenta del gobierno comunista. Después diré el porqué de mi recuerdo. El
acertijo dice así: Amarilla por fuera, / blanca por dentro, / llena de
cruces / la lleva un muerto.

Las alusiones al símbolo cristiano por excelencia y a un hombre que ya
no está entre los vivos nos hacen pensar en el Orlando Zapata
venezolano, Franklin Brito, fallecido heroicamente en Caracas hace una
semana tras una prolongada huelga de hambre en reclamo del respeto de su
propiedad.

¡Qué ironía! ¡Que un hombre tenga que ayunar durante meses y llegar
hasta la muerte porque los gobernantes han expropiado la modesta finca
que heredó de sus ancestros! ¡Y todo porque ellos se consideran
conocedores de supuestas recetas para la felicidad universal que pasan,
precisamente, por el despojo y el desconocimiento de los derechos de sus
ciudadanos, y además, por el racionamiento de alimentos!

En su obra maestra, El siglo de las luces, Alejo Carpentier sitúa a
Esteban, el protagonista, en la Guayana Holandesa, visitando la consulta
de un médico en la que coincide con un grupo de esclavos que deben
sufrir la amputación de una pierna como castigo por un intento de fuga.

El autor comenta con cruel ironía: "Y como la sentencia había de
ejecutarse limpiamente, de modo científico, sin usarse de procedimientos
arcaicos, propios de épocas bárbaras, que provocaban excesivos
sufrimientos o ponían en peligro la vida del culpable, los nueve
esclavos eran traídos al mejor cirujano de Paramaribo para que
procediera, sierra en mano, a lo dispuesto por el tribunal".

Recordé este pasaje porque ahora el teniente coronel Chávez ha anunciado
que un sistema de racionamiento se establecerá próximamente también en
Venezuela. Con lo cual se demuestra una vez más que el "socialismo del
siglo XXI" es parecidísimo al de la centuria anterior. Una cortesana
vieja con colorete.

Pero ya no se empleará el método primitivo de la "libreta de
abastecimientos" cubana, una cartilla en la cual los vendedores, siempre
los mismos, hacen sus anotaciones a mano. En la patria del Libertador,
aplicando las técnicas más modernas, se implantará una tarjeta
electrónica, de la cual se descontará lo que el usuario compre en las
tiendas.
O sea: la ciencia puesta al servicio de la dificilísima tarea de
repartir la miseria. Salvando las distancias, algo así como las
amputaciones perpetradas por el especialista holandés.

No obstante, en las tierras socialistas no se renuncia al eufemismo. Si
en la Cuba castrista llaman "libreta de abastecimientos" a la cartilla
de racionamiento, al documento que coarta al ciudadano, lo restringe, lo
obliga a sólo consumir tres cuando desea comprar diez, en la Venezuela
chavista han llegado al colmo del descaro, al bautizar el nuevo invento
como "cédula del buen vivir". ¡Menuda buena vida les espera a los
venezolanos de la mano de Hugo Chávez!

Y ahora retorno a la adivinanza de mi compañero de cárcel, que esta
nueva ocurrencia "bolivariana" me hizo recordar: Amarilla por fuera, /
blanca por dentro, / llena de cruces / la lleva un muerto. ¿La
respuesta? La libreta de abastecimiento cubana, que tiene una carátula
amarilla, hojas blancas en las que la adquisición de algunos productos
se marca con una cruz, y que carga siempre con él un muerto de hambre.

http://www.cubanet.org/CNews/year2010/sept2010/07_C_3.html

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