jueves, 30 de septiembre de 2010

En cartelera, Cuba: generación Putin

Publicado el jueves, 09.30.10
En cartelera, Cuba: generación Putin
By MIGUEL COSSIO

En lo que deshoja la margarita de los cambios económicos por venir, Raúl
Castro marcha a paso firme en la consolidación de la elite militar en el
poder en Cuba.

El reciente nombramiento del coronel Héctor Oroza al frente de la
corporación CIMEX en sustitución de Eduardo Bencomo confirma el ascenso
de lo que yo llamo la generación Putin a la cubana, cuya misión
trasciende la puesta en práctica de los ajustes necesarios al modelo,
como diría el general.

Más que sobrevivir, se trata de perpetuar la estirpe. Esta selecta
clase, compuesta por antiguos y confiables compañeros de armas y por una
camada de ``jóvenes'' oficiales, salidos del seno familiar o de su
círculo íntimo, controla ya en su totalidad los destinos de la economía
y las finanzas nacionales.

Aquí algunos datos: el CIMEX mueve $1,110 millones anuales. Oroza, su
nuevo presidente, era hasta hace unos días el brazo derecho del yerno de
Raúl Castro, el coronel Luis Alberto Rodríguez López Calleja, ex
director de GAESA y jefe actual del proyecto de modernización del puerto
del Mariel, cuyo costo asciende a entre $300 y 500 millones.

El Ministerio de Economía está a cargo del coronel y vicepresidente del
Consejo de Ministros Marino Murillo. El Ministerio del Turismo lo dirige
el también coronel Manuel Marrero. El Ministerio de la Industria
Sidero-mecánica lo encabeza el general Salvador Guerra. Al mando del
Instituto de Aeronáutica Civil está el general Ramón Martínez. El Banco
Central tiene como presidente a Ernesto Medina, quien no es militar,
aunque su biografía recuerda que ``cumplió misión internacionalista en
Angola''.

La lista la completan el comandante Ramiro Valdés, ministro de
Informática y Comunicaciones y vicepresidente del Consejo de Ministros a
cargo de los sectores industriales; el antiguo oficial de inteligencia
Ricardo Cabrisas, vicepresidente para las relaciones económicas
multilaterales; el general y vicepresidente para atención a la
producción de alimentos Ulises Rosales del Toro y el general Antonio
Enrique Lussón, vicepresidente para el desarrollo de infraestructuras.

Otros militares que se involucran de una u otra forma en los asuntos
económicos y financieros del país son los generales José Amado Ricardo
Guerra, secretario del Consejo de Ministros, y Homero Acosta, secretario
del Consejo de Estado; así como el coronel del MININT Alejandro Castro
Espín, encargado de llevar la agenda de Raúl Castro, su padre.

Si es que existe alguna diferencia en la manera en que Fidel Castro
manejó durante décadas los cotos de poder en el ámbito económico y en lo
que está haciendo Raúl es en el origen de los hombres elegidos para la
importante tarea de sobrevivir y gobernar en el futuro.

Muchos años antes de la desaparición del bloque soviético Fidel Castro
diseñó su fuente de ingresos financieros en ``divisas'', que controlaba
desde sus oficinas en el consejo de Estado. La caída de la Unión
Soviética llevó a Raúl Castro a crear su propio circuito financiero,
bajo el argumento de que las fuerzas armadas debían ser capaces de
autoabastecerse en tiempos de ``período especial''.

sí nacieron Tecnotex, Antex, Amesto, GAESA, Gaviota y otras empresas. A
partir de entonces, los militares controlarían el 18 por ciento del
comercio minorista en dólares frente al poderoso andamiaje montado para
Castro el viejo. Así fue la correlación hasta hace poco. Cubalse, una de
las compañías de Fidel, desapareció. CIMEX, que absorbe el 45 por ciento
del comercio minorista en dólares del país, pasó al control del aparato
empresarial de las FAR, junto a la cadena TRD Caribe. En resumen, el 70
por ciento, o más, de todo el comercio en divisas de Cuba ha quedado en
manos militares.

Hace unos días el dictador norcoreano Kim Jong Il regaló a su hijo menor
Kim Jong Un los grados de general de cuatro estrellas. Lo elevó, además,
al cargo de vicepresidente de la poderosa comisión militar del partido
de los Trabajadores. Jong Il hizo también general a su hermana, en aras
de garantizar la continuidad de la familia en el poder.

A los cubanos no les ha tocado aún tal experiencia sucesoria, en tercera
generación. Más bien Raúl Castro estaría ensayando, casi en silencio, lo
que decía Napoleón, de que para ganar la guerra se necesita dinero,
dinero y más dinero. Claro, el francés tuvo su Waterloo. Tampoco las
piñatas terminan siempre en sonrisas, sobre todo cuando los padres se
ausentan.

http://www.elnuevoherald.com/2010/09/30/811675/miguel-cossio-en-cartelera-cuba.html

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