lunes, 22 de febrero de 2010

EL SECTOR CITRÍCOLA EN CUBA: OTRO FRACASO ECONÓMICO DE RAÚL CASTRO

EL SECTOR CITRÍCOLA EN CUBA: OTRO FRACASO ECONÓMICO DE RAÚL CASTRO
2010-02-22.
Elías Amor, Economista ULC

(www.miscelaneasdecuba.net).- Un artículo publicado en Granma por Juan
Varela Pérez "¿Volverán los cítricos a llenar las tarimas?" destaca los
bajos rendimientos de la producción de naranja dulce en Cuba en los
últimos años, y los atribuye, principalmente, a los efectos de una plaga
"el dragón amarillo" que está causando una merma considerable de las
cosechas y los rendimientos desde 2007, combinado con los efectos
devastadores del ciclón Charles en 2004 y las condiciones climáticas
adversas de los últimos años.

Aún cuando puede existir algo de verdad en ello, pienso que los cambios
producidos en la producción de naranjas en Cuba obedecen, en mayor
medida, a las consecuencias nefastas del proceso de recentralización
productiva iniciado por Fidel Castro y continuado por su hermano Raúl
para poner fin a cualquier eventual despliegue de la iniciativa privada
en la economía de la Isla.

El propio artículo de Granma nos da la razón cuando se afirma, y cito
textualmente, "el cítrico en Cuba marchaba como se dice, "viento en
popa". Era, hasta hace unos años, de las producciones agrícolas
consolidadas y en franco desarrollo. El estable y ascendente suministro
para el consumo interno y la exportación, ratificaban la viabilidad
económica de este programa al cual el país dedicó costosos recurso".

Tal vez deberíamos consultar lo que dice al respecto la estadística. En
concreto, los datos que ofrece la Oficina Nacional de Estadística, ONE,
de Cuba son bastante evidentes.

En 2003, año que se puede situar como punto de partida a efectos del
análisis, la superficie total destinada a naranja dulce en Cuba era de
39.200 hectáreas, de las cuáles la propiedad estatal alcanzaba 15.800,
un 40% y la no estatal llegaba a 23.400, el 60% restante.

En tal fecha, la participación de la actividad del Estado en la
producción de naranjas era claramente secundaria con respecto a la
iniciativa privada que había ido aumentando sus cuotas gracias a la
progresiva liberalización iniciada tras el Período especial.

Sin embargo, seis años después se ha producido un cambio muy importante
en la distribución de la tierra en el sector.

La situación muestra un descenso global de la superficie destinada a la
producción de naranja dulce que se situó en 30.500 hectáreas, con una
distribución en la que la superficie estatal había alcanzado una cifra
de 13.500 hectáreas, un 45% del total, mientras que la superficie no
estatal se situaba en 17.000 hectáreas, un 56% del total. Es decir,
mientras que la primera ha visto crecer su participación en 5 puntos
porcentuales, la segunda ha experimentado un descenso de magnitud similar.

O dicho de otro modo, si la superficie total destinada a naranja dulce
había registrado un descenso relativo del 23% en ese mismo período, la
no estatal con una disminución del 26% se encontraba mucho más afectada
que la estatal con una reducción del 14%. Es decir, que la actividad
privada en la producción de un artículo de consumo como la naranja dulce
ha sido más castigada que la estatal, y como consecuencia de ello, la
producción total y los rendimientos se han hundido de forma estrepitosa.

El gran perjudicado por estos cambios en la distribución de la tierra ha
sido el sector no estatal, y como consecuencia de ello, la producción de
naranja dulce se ha venido abajo, confirmando así la ineficacia, la
rigidez y la escasa capacidad de adaptación a los cambios de la
planificación estatal dominante en la economía cubana durante medio siglo.

Si este análisis se refiere a la producción total, los resultados
confirman nuestra tesis inicial. El sector no estatal producía en 2003
un total de 313.204 toneladas de naranja dulce frente a 178.996 del
sector estatal. En 2008 las magnitudes han sido 82.718 y 117.682
toneladas respectivamente. El sector no estatal se ha visto afectado por
un intenso ajuste en su capacidad de crecimiento que depende
fundamentalmente de la superficie de tierra, registrando una disminución
muy importante que se traslada a la producción total, de la que depende
el consumo de los cubanos.

En efecto, los rendimientos de la producción por hectárea, según datos
de la ONE, muestran la grave situación. Los rendimientos en la
superficie de titularidad estatal bajan desde 21,7 en 2004 hasta 9,4
toneladas por hectárea en 2008. La producción en superficie no estatal,
cae en el mismo período del entorno de 10,2 toneladas por hectárea hasta
las 4,57 de finales de 2008.

Es evidente que no tiene sentido realizar la comparación entre el sector
productor de naranja dulce de Cuba y el de la Comunidad Valenciana,
dadas las desiguales dimensiones entre ambos, pero si se quiere obtener
un dato muy inmediato, señalar simplemente que el rendimiento por
hectárea en Valencia de naranja alcanza las 18,3 toneladas, sobre una
producción anual de 1.372.763 toneladas en cerca de 74.841 hectáreas
cultivadas. Dos modelos distintos, dos resultados también muy diferentes.

Es cierto que las plagas son un problema para el sector citrícola, pero
en cualquier país se atacan por medio de los tratamientos adecuados, se
las combate y se sale adelante. Los daños climáticos causan dificultades
que exigen inversiones de adaptación para lo cual se necesitan recursos.
Por supuesto que se exigen esfuerzos, pero a tal fin, existen los medios
para ello, financieros, técnicos, profesionales. Y si no, se buscan.

Culpar al bloqueo de los problemas del sector de la naranja dulce en
Cuba es una vez más echar sobre otros la responsabilidad de una pésima
gestión burocrática y planificada. El sector citrícola florece cuando
aparece la empresa privada, y se permite la concentración de propiedad,
las inversiones, la participación de capital y tecnología extranjera (el
asunto del bloqueo parece funcionar de forma limitada con los países
europeos, entre ellos España).

El problema es que el actual sistema de producción estalinista que
existe en Cuba impide, frena y obstaculiza cualquier despliegue del
sector no estatal de la economía, de la iniciativa empresarial libre,
que es la clave del desarrollo económico y social. La actividad
productiva de la naranja dulce es un ejemplo de lo que no se debe hacer,
pero es igual, siempre volverán a las mismas causas y los mismos
efectos. Así, la única perjudicada será la economía y el pueblo cubano.

EL SECTOR CITRÍCOLA EN CUBA: OTRO FRACASO ECONÓMICO DE RAÚL CASTRO -
Misceláneas de Cuba (22 February 2010)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=25821

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