lunes, 28 de septiembre de 2009

Odisea habanera

Odisea habanera
Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Para Karina Martín la
vida es un reto. Tiene 27 años, no comulga con el régimen cubano, y vive
en la extrema pobreza. Padece de SIDA, está recién parida, y su esposo,
Ricardo Castellón, de 35 años, está pendiente de juicio por un delito común.

Karina reside en un solar de la calle 2, entre Calzada y 5ta, en el
Vedado. La pared trasera de su casa forma parte de las ruinas del
desaparecido hotel Trocha, a pocos metros del Centro de Estudios
Martianos. Cuatro sillas rotas, un mesa de de bagazo y muchas moscas,
constituyen el mobiliario del hogar, que comparte con su hijo recién
nacido, la familia de su hermana, su madre, dos gatos y un perro.

En la zona donde vive Karina el mar penetra ocasionalmente, y arrasa
con todo. Debido a esto, que se repite año tras años, las condiciones
sanitarias se han agravado, al igual que el estado del inmueble. Karina
y sus vecinos del solar son los más necesitados de una reparación
urgente, pero los recursos estatales se ha destinado a la reparación de
edificios cercanos considerados medios básicos de las Fuerzas Armadas, o
a mejorar las residencias privadas de algunos funcionarios o
intelectuales oficialistas. En el solar de Karina sólo destupen la fosa
pestilente cuando no queda más remedio.

En algún momento de su adolescencia Karina vio en la prostitución un
escape a la pobreza. La denunciaron y fue a parar a la cárcel de
mujeres, donde se supo que estaba infectada con el VIH.

Su esposo intentó escapar varias veces de la Isla en balsa y fracasó,
por lo que se convirtió en blanco de la policía. Más tarde supo que
también padecía de SIDA, lo que limitó sus posibilidades de encontrar
empleo.

Al salir de la prisión Karina quedó embarazada. A pesar de la enfermedad
y las precarias condiciones de vida, la pareja decidió tener a la
criatura, aunque hay poco que comer y el auxilio que reciben del Estado
es mínimo. Subsisten gracias a la ayuda de los vecinos y del párroco de
la iglesia más cercana.

El sueño de Karina, como el de muchos de su generación, es marcharse al
exterior. Mientras, cada domingo se le ve cargando una jaba con los
escasos productos que encuentra en la semana, rumbo a la prisión de San
José, donde está recluido su esposo, a la espera de un juicio que no llega.

Cuba: Odisea habanera (28 September 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/Sept09/28_C_5.html

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