miércoles, 30 de septiembre de 2009

Capitanía en el sofá

Capitanía en el sofá
RAUL RIVERO
28.09.2009

LOS ESCRITORES americanos del realismo mágico son unos esquemáticos
reproductores de lo que ven. Tienen la materia de sus historias delante
de los ojos. En ese continente aparece un barco de vapor en plena selva;
una avioneta lanza un paquete de diarios que mata a una vaca
desapercibida y un presidente electo entra clandestino a su país, se
refugia en una embajada y llama a sus compatriotas a la rebelión.

Esto es lo que ha hecho hace una semana Manuel Zelaya. Y ahí está, en la
capital de Honduras, junto a un centenar de seguidores -al amparo del
gobierno del compañero Lula, presidente del Brasil-, en zafarrancho de
combate para recuperar el poder que perdió tres meses atrás mediante
otro lance fascinante. A Zelaya lo sacó a patadas de los sueños un
comando militar. Lo encaramó en pijama en un avión y lo dejó, a la hora
del desayuno, sentado a la mesa del presidente Óscar Arias en San José
de Costa Rica.

La operación fue idea de Roberto Micheletti, presidente del Congreso
Nacional de Honduras, y al desalojar a Zelaya se convirtió en presidente
provisional. De modo que hoy ese país empobrecido, al borde de una
guerra civil y empantanado, tiene dos presidentes. Y no tiene ninguno.

El huésped de Lula, un gran admirador de Fidel Castro y alumno tardío
pero aplicado de la academia de Hugo Chávez, había decidido arreglar los
papeles para dejar de ser el dueño de una hacienda y convertirse en el
amo del país. Micheletti lo impidió, pero el método es también
censurable y, aunque tiene una base legal en la constitución hondureña,
ha recibido el rechazo de todas las fuerzas democráticas del mundo. Las
refriegas en las calles de Tegucigalpa ya tienen muertos y heridos. Los
futuros escritores del realismo mágico anotan para sus libros que
Micheletti no deja a Zelaya cambiarse de ropa, ordena que lo molesten
con sonidos extraños y sólo le permite usar un baño para 100 personas.

El discípulo de Chávez llama a una ofensiva final atrincherado en un
sofá brasileño. Y se comunica en clave con una combatiente popular que
usa este nombre de guerra: Abuela I.

Para que Honduras gane claridad y sosiego se tienen que ir los dos. Han
pasado 90 días. A los cronistas les sobran episodios que asombrarán
mañana. Sucesos naturales en América. Comprobados, con miles de
testigos, bien documentados, como aquél caso de Herminio Corrales
considerado el hombre más rico de una comarca porque consiguió acumular,
en 50 años de vida, 14.307 botones de nácar.

Capitanía en el sofá | Opinión | elmundo.es (28 September 2009)
http://www.elmundo.es/opinion/columnas/raul-rivero/2009/09/19508368.html

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