viernes, 31 de julio de 2015

El proyecto concordia

El proyecto concordia
ARIEL HIDALGO

El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados
Unidos y la apertura de las embajadas ha llevado a una discordancia de
conceptos sobre lo que acaba de suceder:.. ¿"Reanudación" de relaciones
o… "normalización"? El gobernante de Cuba, Raúl Castro, prefiere hablar
de reanudación y no de normalización, pues considera que mientras se
mantenga la política del embargo no puede haber normalidad.

Coincidamos con el General: De lo que se trata es de normalización.
Nuestro desacuerdo no está, pues, en el término, sino dónde aplicarlo.
Lo más importante no es la normalización externa, pues aunque legalmente
el embargo aún existe, se encuentra en estado de caída libre, tanto por
los decretos presidenciales como por un fuerte movimiento a favor del
comercio y los derechos ciudadanos, intereses defendidos no sólo por los
demócratas, como se demostró en días pasados, durante la votación a
favor de los viajes de estadounidenses a Cuba, por una comisión del
Senado controlada por republicanos.

No se trata sólo de normalizar las relaciones entre ambos países sino de
normalización interna, y justamente la situación interna de Cuba no
puede ser más anormal, sobre todo por las condiciones en que vive la
población. Y a mi entender, lo más urgente entre las cuestiones que hay
que resolver en el momento presente son tres:

▪ Lograr en Cuba la institucionalización legal de un organismo defensor
de derechos humanos independiente y sin agendas políticas a través de
reuniones entre funcionarios del gobierno cubano y activistas del país,
quienes deberán reflejar en sus denuncias y demandas, imparcialidad,
objetividad y mesura, y a privilegiar las instancias nacionales antes
que las internacionales. Imparcialidad, porque su actividad no debe
estar condicionada por ideología política alguna; objetividad, porque
sus denuncias deben ser exactas en la veracidad sin la menor
exageración; y mesura, porque sus reportes deben estar despojados de
todo tipo de calificativos o epítetos condenatorios hacia los presuntos
victimarios. Se comprometerían, además, a denunciar primero las
violaciones ante las autoridades cubanas y sólo si esas autoridades no
responden para subsanar la injusticia cometida, acudir a las instancias
internacionales. Las autoridades cubanas, por su parte, deberían
reconocer legalmente al organismo independiente de derechos humanos,
atender sus demandas, investigar los hechos denunciados, tomar las
medidas pertinentes para corregirlos, y respetar el libre movimiento de
los activistas, incluso permitir su acceso a centros penitenciarios
cuando se requiera comprobar la veracidad de cualquier queja presentada.

▪ Sacar de la miseria a los sectores menos favorecidos por los cambios,
pues la inmensa mayoría de la población no recibe remesas y habita
barrios marginales, cuarterías, edificios desahuciados o simplemente
sufre hacinamientos por falta de viviendas. Las autoridades cubanas y
organismos internacionales con programas de microcréditos, deberán
facilitar préstamos para proyectos independientes de microempresas, ya
sean individuales, familiares, cooperativos o autogestionarios y para
que los operarios de empresas del Estado que cobran míseros salarios en
moneda nacional, reciban parte de las utilidades de sus respectivas
empresas.

▪ Fomentar un espíritu de paz, reconciliación y solidaridad entre los
cubanos residentes en Cuba y los residentes en el exterior mediante
seminarios y eventos culturales, académicos y deportivos donde
participen cubanos de Cuba y de la Diáspora y de todos los sectores
sociales, religiones, filosofías e ideas políticas.

Los cubanos de buena voluntad, tanto en Cuba como en la Diáspora, no
deben esperar a que el gobierno tome las iniciativas para implementar
estas medidas que yo llamaría Proyecto Concordia, que aunque no resuelve
todos los problemas, pondría las bases para una Cuba futura más libre y
próspera, sino plantearlas ante cualquier foro público, ya sea ante esas
autoridades o ante asociaciones de la sociedad civil cubana, legales o
no, toleradas o no. Creer en la posibilidad de su implementación, es, de
hecho, hacerlo posible.

Infoburo@aol.com

Source: ARIEL HIDALGO: El proyecto concordia | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article29554600.html

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