martes, 24 de febrero de 2015

Libros vendidos como heroína

Libros vendidos como heroína
Los libros del autor más importante de Cuba, Guillermo Cabrera Infante,
tienen que venderse de manera clandestina en la feria del libro de La
Habana. "Tengo algo a buen precio del Maestro de Gibara", anuncia en voz
baja un hombre alto y bien vestido
RAÚL RIVERO Actualizado: 24/02/2015 09:42 horas

Mariela Dreyfus (Lima, 1960) le tiene miedo a la fugacidad del amor, a
la muerte y a las fragilidades del cuerpo humano y su cadena de
enfermedades. Es un temor que ella puede tocar y la fascina o la asombra
y la hace pasar por el mundo con la sensación de que viene alguien
detrás o algo la espera a la vuelta de cualquier esquina, en la rara
luminosidad de las luces de un techo. Por eso ha dedicado todos los años
de su vida a escribir unos versos que la acompañen, una poesía
acompasada y emotiva que ya cruzó la antesala de la eternidad.

Ha encontrado un ritmo y una voz para entrar en esos temas cardinales y
ese hallazgo, un estilo conversacional, claro, directo, lleno de lirismo
y claves secretas que se entregan con las contraseñas apenas
encubiertas, ha puesto su nombre entre las cimas de la literatura de su
país y de América Latina.

La señora Dreyfus vive y enseña escritura creativa en Nueva York, es una
ensayista que ha estudiado la obra de César Moro y Blanca Varela y ha
traducido al español la poesía de autores norteamericanos como Sylvia
Plath, Diane Wakoski y Edward Dorn. Inició su aventura poética con el
libro 'Memorias de Electra' en 1984. Ahora, en Perú, se reedita la
colección de poemas suyos 'Morir es un arte', publicado originalmente en
2010.

Esta nueva versión de uno de sus libros capitales se debe a Maquina
Purísima Editores. En su presentación, la profesora y crítica Susana
Reisz afirmó que "Mariela Dreyfus pinta con palabras, horacianamente,
las más diversas caras de la muerte para domesticar el horror y volverlo
objeto de contemplación estética. Las imágenes que se despliegan ante
nuestros ojos transforman la devastación física y la angustia de la
pérdida en fuente de reflexión y la posibilidad de descubrir la belleza
en el espanto del inmenso hueco negro".

Un repaso a los poemas de Mariela Dreyfus, recogidos en seis libros,
permiten apreciar el recorrido vital de una escritora fiel a sus
obsesiones y sus sobresaltos. Una conocedora del oficio, cada día más
intensa, sensible y preparada para dejar a sus lectores un testimonio de
su batalla privada por encontrar en la literatura, por encima del
desasosiego, la forma de convivir con los sicarios que sirven a la
muerte y con la certeza de que en algún quicio desconocido nos están
esperando.

Estos versos son de 'Morir es un arte': "Te hablo, amor, de la muerte
como una vieja herida./ Ésa que conocemos y ahuyentamos/ que a diario
nos visita y sobrevuela/ nuestro lecho de amantes desvelados./ Amor:
anoche -anoche justamente-/ entornada la puerta intentamos atrapar el
instante/ tres minutos o diez entrelazados ajustados los dedos/
ahuyentando a la dama de negro que aparece/ en las caricaturas de la
tele y en la prensa y se viste/ de huracán o de hambre, de diaria
puñalada, de estallido".

SÁBADO. Clandestino en La Habana

Esta semana funciona en Cuba una feria del libro que tiene como sede La
Cabaña, una antigua fortaleza militar habanera con más parentesco con la
represión y la muerte que con la poesía y la literatura: allí instaló su
cuartel general Ernesto 'Ché' Guevara en enero de 1959. De todas formas,
por estos días se venden libros y la gente busca algo que leer entre los
estantes donde se presentan como joyas de las letras las antologías de
discursos de Fidel Castro y de Hugo Chávez y, recorren con desesperanza
las tribunas donde se presentan piezas que aplauden o silencian lo que
pasa en la vida.

Lo más curioso de la feria de La Habana es que los libros del autor más
importante del país tienen que venderse de manera clandestina. Lo hace,
por ejemplo, un hombre alto y bien vestido que se mueve entre los grupos
de eventuales lectores y dice en voz baja: "Tengo algo a buen precio del
Maestro de Gibara".

No ha mencionado escritor. Se refiere nada más que al nombre del pueblo
de la zona oriental de Cuba donde nació, en la primavera de 1929,
Guillermo Cabrera Infante, Premio Cervantes de 1997 y fundador, con su
geografía de la noche habanera, de un país más querido y esplendoroso
que el que dirigen los que lo prohíben.

El escritor cumplió esta semana su primera década de inmortalidad
verdadera y en ese tiempo ha publicado cuatro libros que redimensionan
su obra y afirman su leyenda de rebeldía personal. Ahí están, con plena
vigencia en manos de los lectores de España y América Latina sus nuevos
títulos publicados por Galaxia Gutenberg: 'La ninfa inconstante',
'Cuerpos divinos', 'Mapa dibujado por un espía' y el primer tomo,
dedicado a su crítica de cine, de sus 'Obras completas'.

En esas obras renace en cada párrafo la fuerza del creador de una prosa
única, en la que el lenguaje de la calle, el humor fino, los juegos de
palabras y la visión de un reportero puro se tejen con una descarga de
saxofón y de tambores en el fondo de la sala donde la máquina de
escribir y, después el ordenador, marcan el ritmo.

La extraña gestión comercial de la obra del escritor en la feria del
libro de La Habana está contada en una excelente reseña del periodista
Iván García que vio al personaje y escuchó su propuesta. Creo que
mientras permanezca en el poder el grupo de compadres que obligó al
autor de Tres tristes tigres a salir de su tierra, esa manera de hacer
circular sus libros en Cuba es un homenaje a Cabrera Infante.

Source: Libros vendidos como heroína | cultura | EL MUNDO -
http://www.elmundo.es/cultura/2015/02/24/54ec373622601df4408b4570.html

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