lunes, 1 de abril de 2013

Más de 40 preguntas

Publicado el domingo, 03.31.13
En mi opinion

Más de 40 preguntas
Myriam Marquez
mmarquez@MiamiHerald.com

Desde Brasil hasta Nueva York, la internacionalmente renombrada bloguera
cubana Yoani Sánchez ha encontrado a los simpatizantes de Castro
agitando, llamándola una "mercenaria de la CIA", una gusana (algo de tan
vieja escuela para los comunistas), un instrumento del gobierno de EEUU.
Le han lanzado billetes falsos de dólares y una lista de 40 preguntas
que el régimen cubano quiere que le respondan.

Cuarenta preguntas en los 80 días de su tempestuosa gira por América
Latina, Europa y Estados Unidos. Cuarenta preguntas que no son para nada
preguntas, sino intenciones malevolentes de atrapar a la cubana de 37
años (por atreverse a cuestionar a su gobierno) en una caja ideológica
que se desmorona.

Ahora ella está en Miami, el alma de la comunidad exiliada, y enfrenta
más preguntas, algunas sinceras y verdaderamente curiosas acerca de esta
esposa, madre y escritora que se volvió a internet hace apenas unos años
para informar sobre su país, una isla de paradojas y humillaciones
diarias. Y con cada mensaje de su blog Generación Y, cada mensaje en
Twitter se ha convertido en una figura internacionalmente reconocida en
el periodismo, la política y las causas de derechos humanos que van más
allá de Cuba.

Desde Miami, se le harán muchas más de 40 preguntas cuando se reúna el
lunes conmigo y la Junta Editorial del Herald, así como editores y
reporteros de la sala de noticias antes de dirigirse a la Torre de la
Libertad en el Miami Dade College para responder a más preguntas, y
entonces a la Universidad Internacional de la Florida para más
preguntas. Tantas preguntas para la impávida Yoani, quien parece tomarlo
todo con aplomo, con sus palabras tan mordaces sobre el régimen como
iluminadoras y esperanzadoras sobre la marcha de los cubanos hacia la
democracia.

Más que preguntas, son las explicaciones de los que caminan heridos en
Miami –los viejos soldados de la Brigada 2506, las ahora personas de
edad media que fueron los niños de Pedro Pan, los presos políticos
exiliados, los históricos. Ellos quieren que Yoani sepa, para que sus
compatriotas cubanos sepan a su regreso, que los exiliados aman a su
patria, aman a sus compatriotas– pero más que eso, que su historia ha
sido distorsionada por una dictadura que la ha escrito.

La lucha de los brigadistas en Bahía de Cochinos hace más de 50 años,
como las palabras de Yoani que corrieron hoy a través de iCloud en
nanosegundos, fue un intento de salvar al país que ellos aún aman de la
ruina que se ha convertido bajo los hermanos Castro. Los 14,000 niños
cubanos enviados a Estados Unidos por padres desesperados a través de la
Iglesia católica a comienzos de la década de 1960 querían lo mejor para
ellos, ejercitaban el derecho universal y fundamental de cada padre de
salvar a sus hijos y no necesitaban un complot inspirado en la CIA para
llegar a esa conclusión.

Y así, las preguntas y explicaciones llegarán a Yoani con la esperanza
de que ella dirá la verdad a un mundo de apologistas del régimen. Como
si esta muchacha con el cabello largo como un hippie fuera un profeta
del Siglo 21 que bajó de la Sierra Maestra. El sábado, ella una vez más
bajó de una montaña de mentiras para exponer las costras históricas al
aire fresco de la libertad. En un mensaje titulado "Flan de Coco" en su
blog Generación Y, ella escribió:

"He encontrado una Cuba fuera de Cuba, le dije hace unos días a un
amigo. El se rió de mi juego de palabras, al pensar que yo trataba de
hacer literatura. Pero no. En Brasil una septuagenaria contenta me dio
una medalla de la Virgen de la Caridad del Cobre. 'No he regresado desde
que salí en 1964', confirmó mientras me entregaba esta pequeña gema que
perteneció a su madre. Durante mi estancia en Praga, un grupo de
compatriotas que vivían allí parecían estar más enterados de lo que
ocurría en nuestro país que muchos que vegetan, dentro de él, en apatía.
En medio de los altos edificios de Nueva York, una familia me invitó a
su casa y su abuela hizo un flan de coco al estilo de nuestra cocina
tradicional, tan afectada en la isla por la escasez".

"Nuestra diáspora, nuestro exilio, conserva Cuba fuera de Cuba. Junto
con sus maletas y el dolor de la distancia, ellos han preservado pedazos
de nuestra historia nacional que se borraron de los libros de texto con
que varias generaciones fueron educadas o más bien, criadas para ser
mediocres. Estoy redescubriendo mi propio país en cada uno de estos
cubanos dispersos por el mundo. Cuando confirmo lo que ellos realmente
han logrado, el contraste con lo que me dice la propaganda oficial sobre
ellos me deja con una profunda tristeza por mi país".

"Por toda esta riqueza humana que hemos perdido, por todo este talento
que tuvo que lanzarse fuera de nuestras fronteras y por todas las
semillas que germinaron en otras tierras. ¿Cómo permitimos que una
ideología, un partido, un hombre, tuvieran el poder 'divino' de decidir
quién podía o no podía llevar el adjetivo 'cubano'?"

"Ahora tengo la prueba de que me mintieron, nos mintieron. Nadie tiene
que decírmelo, lo puedo entender por mí misma al ver toda esta Cuba que
está fuera de Cuba, un inmenso país que nos han estado quitando".

Y aún, tantas preguntas –desde las espirituales a las ordinarias a las
conspirativas. ¿Es ella religiosa? ¿Cómo fue que perdió un diente?
¿Quién le paga?

Ella las responderá todas, sospecho, con la gracia que exhibió cuando la
atacaban las turbas pro Castro en Brasil, en su primera escala. Aquí,
ella será probada por una declinante derecha que quiere que ella dé un
paso en falso con la posición que ellos tienen respecto al embargo.
Ellos no hablarán por la mayoría de los exiliados que ven más allá de
una política estadounidense para juzgar a una mujer que sucinta y
poéticamente expone todos los días el sufrimiento de su pueblo desde
dentro de la dictadura y, ahora, de nuevo con dos simples palabras dice
al mundo:

Nos mintieron.

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http://www.elnuevoherald.com/2013/03/31/v-fullstory/1443839/myriam-marquez.html

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