lunes, 5 de septiembre de 2011

Ilegales

Ilegales
Viernes, 02 de Septiembre de 2011 02:48
Amarilis C. Rey

ileManagua, La Habana, 1ro de septiembre de 2011, (PD) Escribir y tratar
de ser imparcial, uno de los preceptos del periodismo, es muy difícil
cuando se vive en una dictadura. Y más si quien realiza el oficio es
doliente de sus desmanes. Pero no exagero cuando digo que en Cuba casi
todo es ilegal.

Desde hace más de medio siglo el régimen crea prohibiciones, muchas
veces apoyadas por sus leyes, para infundir miedo constante entre la
ciudadanía. Y esta a su vez, lleva el mismo tiempo tratando de escapar
de las prohibiciones. Se parece un poco a la consabida fábula del gato y
el ratón.

En la Habana, hay una gran emigración procedente del interior del país.
Sin embargo, a pesar de que en esta ciudad existen vallas con la frase:
"La Habana: capital de todos los cubanos", no ser habanero y querer
vivir en La Habana, en disímiles casos es ilegal.

Juan es natural del Caney, una región bastante intrincada de la oriental
provincia Santiago de Cuba. Desde hace varios años se encuentra en la
capital, pero su estatus fue hasta hace poco muy parecido al del que va
como polizonte en un barco.

Según cuenta, vino a La habana en busca de mejoras para él y su familia,
pues dice que en el sitio donde nació "la cosa" estaba muy dura".

Pero Juan ha tenido el gran inconveniente de ser el primero de una larga
familia en dar el salto migratorio hacia la capital. Sin allegados ni
amistades, ha vivido escapando de las autoridades que combaten esta
emigración, de la que nada se habla en los medios y que sí parece ser
por motivos económicos.

De 50 años, este hombre se dedica a la construcción. Comentan quienes lo
han contratado que habla poco, pero cuando lo hace, se refiere a sus
experiencias de la guerra de Angola, donde estuvo varios años y
resultó herido de un disparo de bala en una pierna.

Cuando habla de su sitio natal, lo hace con tristeza. "Aquello no está
fácil. Allá no es como aquí, que por lo menos puedes comprar jabón y
detergente. Allá mandan un buchito a la shoping, (tienda de divisas) y
la gente corre y se acaba pronto. Entonces hay que tener el dinero para
poder comprar esas cosas. Mis padres están viejos y de aquí les llevo
todo lo que puedo. Me duele estar lejos de ellos y de mis hermanos, pero
si no ¿cómo puedo ayudarlos?"

Hace unas pocas semanas, una militar que se dedica a verificar los casos
de personas que se encuentran ilegales en las viviendas, proceso que
recibe el nombre oficial de "levantamiento", fue a visitar la casa donde
pernoctaba este constructor.

"Debes irte o esconderte- asegura que le manifestó el dueño del
inmueble- pues si te cogen aquí te devuelven en tren para Oriente y a mí
me ponen una multa."

Aterrorizado por un posible arresto y deportación a su pueblo natal,
Juan decidió no sentarse más en el portal, ni pararse en la ventana.

Pero un golpe de suerte lo ayudó. Una de sus hermanas comenzó una
relación sentimental con un hombre que fue escolta de un alto dirigente
y se instaló a vivir en la capital. Ahora para Juan se acabaron los
sustos. Ya no tiene que esconderse, y al fin pudo hacer un documento de
tránsito hacia la nueva dirección de su hermana. El trámite lo realiza
el Ministerio del Interior, a través de las oficinas del Carnet de
Identidad, que autoriza a la permanencia por cierto tiempo en la urbe
capitalina.

Pero para otros "ilegales" continuarán las deportaciones y las multas
que violan el artículo 43 de la Constitución de la Republica de Cuba,
que asegura que todos los ciudadanos cubanos, sin excepción, "se
domicilian en cualquier sector, zona o barrio de las ciudades y se
alojan en cualquier hotel."

amarilisrey@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/sociedad/sociedad/2186-ilegales

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