martes, 24 de mayo de 2011

La franja negra del comité central

La franja negra del comité central
Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)

Guanajay, Artemisa, 23 de mayo de 2011, (PD) Que Fidel Castro haya
asistido a la Conferencia Internacional contra el Racismo y la
Discriminación Racial en Durban, Sudáfrica, en el año 2001, y que haya
estrechado la mano del Premio Nóbel de la Paz, Nelson Mandela, no quiere
decir que el régimen que presidió durante casi cinco décadas haya
eliminado el racismo. Aun con todas las posibilidades para hacerlo y en
momentos cruciales de credibilidad para su régimen, faltó el combustible
necesario, la espiritualidad y toma de conciencia de los dirigentes
cubanos para, con la manga al codo y sin miramientos, dar el puntillazo
final a un flagelo que hoy cobra nuevos bríos de reacomodamiento en
Cuba, donde el afro-descendiente sigue como objeto dependiente del
paternalismo racista.

Avergüenza la poca visión que ha tenido el régimen cubano para darse
cuenta de la existencia de un racismo creado desde el poder, con nuevos
bríos y que se enorgullece de seguir presente en la nación cubana, no
sólo en su discurso oficial, sino también en sus manifestaciones siempre
tendentes a favorecer a los mismos de siempre, como algo vitalicio en la
obtención de los derechos, con elogios no siempre muy bien ganados,
hacia dirigentes que luego, y por decirlo de algún modo, le dan la
patada a la lata.

Es inquietante la miopía de algunos investigadores y estudiosos de la
problemática racial que se ufanan en afirmar que el problema negro ha
sido superado en Cuba.

El problema negro. Como si realmente el negro fuera el problema. ¿Por
qué no analizar el asunto desde el causante de tanto daño a una raza
desposeída y engañada desde el poder? ¿O es que acaso el negro es el
provocador de sus problemas y no aquel que se los crea y le hace creer
que es el culpable? Nuestro Apóstol, José Martí, advertía sobre el
peligro que resulta para una nación la imposición de unos hombres sobre
otros.

En Cuba el racismo es un hecho innegable, presente en todas las esferas
del quehacer nacional. Pero los afrocubanos no esperan que unos cuantos
hermanos negros en el centro del poder sean los idóneos para plantear y
llevar a vías de liquidación el racismo imperante en el país, si ello no
viene concatenado con la parte más importante que es la población
marginal, cuya historia se escribe con tinta invisible. No lo serán,
porque ellos no son representantes de su raza ni de la nación. Sabemos
que la incondicionalidad política es una de las cualidades que exige el
régimen para validar a una persona. Por tanto, ya esta cualidad es un
impedimento para las acciones afirmativas que se deben tener en cuenta
en la lucha contra el racismo.

Se sabe también que la unanimidad debe primar por encima de las
opiniones personales, lo cual ya lleva una pérdida de la conciencia del
yo propio y una sumisión automática a los dictámenes de la voz mandante.
Entonces, por estas razones, ellos conforman sólo una franja negra del
Comité Central. Nada más.

Es más importante que se escuchen y se consideren los planteamientos de
figuras decorosas que de forma independiente y en actuación ilegal por
culpa del régimen que no los quiere legalizar, han hecho planteamientos
que pueden ayudar a la toma de certeras decisiones para la población
negra de Cuba. En esta lucha, cualquier opinión digna debe tenerse en
cuenta.

makandalmm@yahoo.com

http://www.primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/1371-la-franja-negra-del-comite-central

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