Juntos hasta el fin
José Hugo Fernández
La Habana 19-05-2011 - 8:01 am.
¿Se resquebraja la conexión del castrismo con ETA o se deben las últimas
noticias a discrepancias internas de los miembros de la banda?
Se ha dicho (en el diario El País, el pasado 15 de mayo) que el régimen
le niega hoy respaldo a dos miembros de ETA residentes en la Isla,
porque "no quiere comprometer sus relaciones bilaterales con España".
Pero quizá esta sea una manera fácil de simplificar un problema
demasiado complejo.
También se aseveró al respecto que "la actitud del Gobierno castrista ha
abierto una división en el seno de la comunidad etarra en Cuba". Y eso,
además de una simplificación, podría ser una nueva muestra del
aturullamiento que suele exhibir la prensa extranjera ante los muy
particulares casos y cosas de casa.
Porque la comunidad de etarras residentes en Cuba ha estado siempre
dividida, sin que en ello incidiera la actitud del régimen, como no
fuese a la hora de brindarle todo su apoyo a la fracción dominante
dentro de esa comunidad, es decir, a los caudillos terroristas que
llevan la sartén por el mango en el entorno de las empresas UGAO y
Euskal Herria, las dos gallinas ETA de los huevos de oro dentro del
proceso de inversión extranjera en la isla.
Hasta el presente minuto, el régimen no ha retirado su respaldo a tales
caudillos. Probablemente no se lo retire nunca, sin que le importe mucho
ni poco que ese respaldo implique un comprometimiento de sus relaciones
con España.
Así, pues, el propio título del reportaje publicado en El País, "Cuba
corta la salida a ETA", es también simplificador, cuando menos. Y cuando
más, es desvariado.
El reportaje en cuestión aborda el caso de Elena Bárcena Argüelles,
alias Tigresa, y Francisco Javier Pérez, alias Niko, a quienes el
régimen les niega documentación falsa "operativa" que les permita irse a
vivir a Francia o a otro país.
Y es basado precisamente en el El País que se desgranan apuradas
conclusiones: "La conexión histórica de ETA-Batasuna con Cuba se
resquebraja (...) En la práctica, esta decisión supone cerrar la salida
a los etarras allí instalados (...) La nueva actitud del Gobierno cubano
supone un giro de su comportamiento (...) Aunque la retórica de la
solidaridad revolucionaria siga en pie, la luna de miel del castrismo y
ETA-Batasuna parece tocar a su fin".
Tal vez, antes de dar por terminada la luna de miel entre el castrismo y
ETA, sería recomendable hacer algo tan sencillo como preguntarle a los
pejes gordos de esa organización que continúan viviendo como siempre en
la Isla, a sus anchas, con estatus de privilegiados y con las máximas
garantías de seguridad, a pesar de que la justicia española se ha
cansado de reclamarlos formalmente.
Tal vez resultaría saludable no confundir el árbol con el bosque, si de
la comunidad de etarras en Cuba se trata. Ni sería prudente pasar por
alto que los miembros de fila de esa organización, antes que la
cobertura, digamos, oficial del régimen para moverse hacia el exterior,
necesitan el permiso de sus jefes.
Así que bien pudiera estar ocurriendo que en vez de no querer
comprometer sus relaciones con España, el régimen les niegue el permiso
de escape a Tigresa y Niko para no comprometer las relaciones con los
jefes de su comunidad.
De hecho, en el propio reportaje de El País se asegura que los cogotudos
de UGAO y Euskal Herria "se oponen frontalmente a cualquier denuncia que
pueda ser interpretada por el Gobierno cubano como un gesto de
deslealtad". Y claro que son estos cogotudos (no los desesperados
miembros de fila Tigresa y Niko) quienes determinan la vigencia de la
luna de miel del castrismo con ETA, cuñas del mismo palo y, como tales,
abocados a un mísero destino: juntos hasta el fin.
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