El presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños de Cuba
no acierta respuestas coherentes en cuanto a la productividad agrícola
en el país.
En un reciente post sobre la fuerte sequía que afecta a Cuba la bloguera
Yoani Sánchez anticipa que, si no acaba de llover, "este año los
resultados agrícolas pueden estar peor que el anterior".
Pero no es sólo la sequía. Más adelante Yoani se queja de que "siempre
hay algo para que el dichoso plato no se llene, y los salarios no
alcancen, ya sea la mala gestión, la falta de estimulo material a los
campesinos o la terca lluvia".
Que el cuadro del suministro de alimentos se está cerrando no solamente,
pero sí especialmente, para Cuba, se desprende de una entrevista urgente
(o al menos eso parece) con el presidente de la Asociación Nacional de
Agricultores Pequeños, Orlando Lugo Fonte, publicada por Juventud
Rebelde bajo el título "Quién gana la partida en los campos cubanos".
Para los que no lo conocen, Lugo no es el portavoz ante el
gobierno-partido de ese pequeño sector que con menos del 20 por ciento
de las tierras ha estado produciendo el 60 por ciento de los alimentos
cultivados en el país. Más bien es el domador que el gobierno-partido ha
designado para meter por el aro a esos leones.
En el material periodístico, los entrevistadores le presentan a Lugo
Fonte prácticamente todos los cuestionamientos que economistas cubanos
de dentro y de fuera --oficialistas, independientes y exiliados-- le han
hecho al malogrado programa de entrega de tierras en usufructo, un
esfuerzo por extender la eficiencia y la productividad de los privados a
un proyecto ceñido por alambradas ideológicas y burocráticas, que ha
resultado en mucho ruido, pocos boniatos y menos aguacates.
Sin embargo, Lugo Fonte sorprendió con respuestas que por momentos se
acercaron a las que han sugerido esos expertos, otras veces quedaron
instintivamente cortas, u optaron por deshojar la margarita, flotando
entre el ying y el yang.
Por ejemplo, en una reciente entrevista con la web católica Espacio
Laical al economista oficialista Pavel Vidal poco le faltó para gritar
"Muerte a Acopio", el monopolio estatal de compra y comercialización de
las cosechas. Lugo Fonte reconoce que hay una contradicción entre una
producción agrícola privada y una comercialización monopolizada, pero
sólo sugiere buscar "muchas formas de compraventa".
A la pregunta sobre el "particularmente sensible" aspecto de la
construcción de viviendas en las tierras usufructuadas, el capataz de la
ANAP ofrece un perfecto ejemplo del teorema del vínculo entre el tocino
y la velocidad, al atribuir la prohibición de construir en esas tierras
a las afectaciones en la construcción de viviendas causadas por el
Período Especial y los huracanes
¿Es que nunca se "disparó" Lugo Fonte a Los Compadres a las 5 de la
mañana con aquello de "Pongan guano, caballeros, pongan guano / que
estamo'en el caballete y hay que acabar temprano"?
Sí que conoce esa letra, pues más adelante concede que lo ideal sería
que quien trabaja la tierra viviera en su parcela. Pero no habla de algo
que ya está ahí o a la vuelta de la esquina, sino que lo codifica en
términos de "pienso que la idea sería…" y vuelve con que "hay que
comprender que todavía hay muchos damnificados de huracanes sin
vivienda". Como si el guajiro cubano hubiese necesitado alguna vez del
Estado para plantar los cuatro horcones y las dos aguas que conforman la
estructura de un bohío.
En cuanto a que los agricultores puedan fijar libremente los precios de
sus producciones, una natural aspiración, Lugo resaltó cómo los precios
de compra del gobierno son ahora "más alentadores", y dijo que eso se ha
hecho --generosos que son-- para mejorar el nivel de vida de la gente
que trabaja en el campo (léase, para tratar de contener la estampida del
campo hacia las ciudades).
Los castristas podrán ser obstinados e intolerantes, pero llevan
demasiados años contando quilitos para no saber que dos más dos son
cuatro. Mirando la progresión de los precios de los alimentos, tienen
que haber sacado sus cuentas; saben que tienen que actuar, y rápido. El
problema es uno que va caracterizando a la medicina económica raulista:
el diagnóstico correcto y los remedios -o sus dosis-- equivocados.
Desde el reparto Almendares, allá en el municipio habanero de Playa, el
economista independiente Oscar Espinosa Chepe me dice que no cree que la
entrevista con Lugo Fonte sea casual, y advierte que esta subida de los
precios no es coyuntural, y va a continuar en los próximos años, debido
a factores no directamente relacionados con la crisis financiera.
Entre ellos: las afectaciones causadas a la producción agropecuaria por
las crecientes sequías e inundaciones derivadas del cambio climático; el
mayor consumo alimenticio en economías emergentes con megapoblaciones
como las de China y la India; y el mayor empleo de cultivos de boca como
el maíz, la caña de azúcar y las semillas oleaginosas, en la producción
de biocombustibles, estimulado además por los altos precios actuales de
los combustibles fósiles.
No quisiera estar en los zapatos de los jerarcas castristas cuando juran
"no permitir jamás el regreso del régimen capitalista a Cuba" y se
esfuerzan entonces, recurriendo a otras fórmulas desangradas y
retorcidas, por aplazar el momento en que no puedan, ni comprar en el
exterior, ni producir internamente, los alimentos mínimos que el pueblo
necesita. Y menos quisiera estar en sus zapatos cuando ese momento llegue.
http://www.martinoticias.com/noticias/Agricultura-cubana-mucho-ruido-y-pocos-boniatos-121991634.html
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