jueves, 31 de marzo de 2011

Mundos opuestos: La Cuba rica y la Cuba pobre

Mundos opuestos: La Cuba rica y la Cuba pobre
Wednesday, March 30, 2011 | Por CubaNet

Por Alex Flores / redaccion@elheraldo.hn / Mientras millones de cubanos
viven penurias por los bajos salarios, hay unos cuantos que gozan del
lujo y del derroche por ser parte de una élite que vive de los ingresos
estatales / La Habana, Cuba

¡Maní, maní!, pregona un vendedor de la fruta seca en una esquina de la
siempre congestionada avenida Obispo.

El paseo es un frenesí de turistas que van y vienen, pero también
convergen el cubano común y corriente y los pocos que presumen o tienen
una mejor condición económica.

Lo único que comparten estas personas es este paseo con fino empedrado,
porque fuera de eso los distancia un mundo de diferencias marcado por el
dinero. Mientras en una parte de la isla hay suntuosos hoteles, playas
exclusivas y restaurantes ostentosos en los que los visitantes gastan
cascadas de dinero, la otra cara de la moneda demuestra una escasez.

Una muestra de las diferencias: una langosta a la plancha en estos
opulentos restaurantes puede costar hasta 40 dólares, el doble del
salario promedio del cubano.

Si este plato se sirve en uno de los "paladares" o restaurante de comida
típica el costo puede bajar a 20 dólares, un valor siempre fuera del
alcance de la mayoría de la población.

Los hoteles cinco estrellas abundan en la isla, principalmente en sitios
reconocidos mundialmente como la playa de Varaderos.

"Casi llego a los 40 años y nunca he ido a Varaderos, jamás porque con
mi sueldo no puedo pagar ni mediodía en un hotel de ahí y sin pedir
comida", dice José, un empleado de una compañía estatal que se dedica a
la restauración de edificios históricos cuyo salario es de 18 dólares al
mes.

Algunos hoteles cobran por un día de estadía en su habitación lo que un
cubano percibe en un año. Los costos van desde 80 dólares hasta los 300,
o más cuando se trata de los sitios de mayor derroche.

Fracaso y desigualdad

Aunque, al menos en teoría, el gobierno socialista de Cuba se fundamenta
en igualar las condiciones de vida de sus ciudadanos, la realidad
evidencia una exclusión.

Altos funcionarios de gobierno (un puñado incluyendo a Fidel Castro y a
su hermano Raúl Castro) viven en lujosas residencias sin penas, no
conocen el hambre. La revista Forbes estima que la fortuna de Fidel es
de 1,400 millones de dólares, y la de su hermano Raúl ronda los 400
millones.

"Si usted es de los funcionarios con buenos puestos ni siquiera tiene
que salir a comprar comida, se la van a dejar a su casa", expresa
Daniel, un taxista.

"Esos, hermano, tratan de que la gente no mire cuando entran a la casa a
dejarles la comida para que no se moleste la gente", asegura.

En las calles de La Habana el denominador común son vehículos que datan
de hace más de medio siglo (se estima que hay 50 mil en toda la isla),
pero también se pasean por la ciudad automóviles costosos que el
gobierno renta a los visitantes. Un carro "americano" como nombran a los
añejos Dodge o Ford, por ejemplo, están valorados en unos 15 mil dólares.

Existe una diferencia sideral entre el costo de estos carros y otros
tipo turismos. Para el caso, un vehículo versión Sedan año 2000 puede
estar cifrado en 40 mil dólares y que en Honduras su valor no excedería
los 8 mil dólares.

Este tema, quizá banal para algunos porque se trata de algo material,
sirve para denotar más la brecha entre la limitada élite pudiente y los
que viven día a día

"Ni en cinco vidas podría comprar un carro, eso solo es para lo que
nunca tienen problemas, que son muy pocos y los turistas, además de que
el gobierno te pone muchas trabas para comprar uno", dice Carlos,
propietario de un hospedaje.

Hay un exceso de casas en La Habana que son completos vejestorios, con
madera carcomida y fachadas semidestruidas, que en antaño mostraban
gloria en estilos arquitectónicos, barrocos y neocoloniales y que
pertenecieron a familias ricas.

En estos deteriorados inmuebles habitan miles, cientos de miles de
cubanos con un estilo de vida abismalmente diferente a la de sus pares
que gozan de la bonanza y de mansiones que les permite ostentar altos
cargos y la fidelidad al sistema socialista.

Quienes no tienen viviendas propias habitan en complejos habitacionales
proporcionados por el gobierno, muchos en precarias condiciones.a

presión de las deterioradas finanzas estatales.

Tomado de El Heraldo de Honduras

Tag: Apartheid

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