viernes, 20 de enero de 2017

Se dirige Cuba hacia una sucesión al estilo norcoreano?

¿Se dirige Cuba hacia una sucesión al estilo norcoreano?

El único hijo varón de Raúl Castro ha mantenido siempre un perfil bajo,
bordeando las fronteras de lo secreto. Su falta de visibilidad nada
tiene que ver con ausencia de poder
TIEMPO DE LECTURA 6 min
20.01.2017 – 05:00 H.

Su peculiar estatus tal vez solo pueda describirse trayendo a contexto
la impresión que produjo entre la mayoría de los cubanos aquella mañana
"imposible" del 17 de diciembre de 2014. Desde el amanecer, el
restablecimiento de los vínculos diplomáticos entre La Habana y
Washington, y el comienzo de conversaciones entre ambos países, llenaban
titulares en todo el mundo. Pero para el gobierno de Raúl Castro aún
faltaba el momento cumbre de la jornada.
Se produciría ya avanzada la mañana, cuando un avión norteamericano
dejaba sobre la losa del aeropuerto internacional José Martí a los tres
oficiales de Inteligencia que durante más de quince años habían
permanecido en cárceles de los Estados Unidos. Para recibirlos, junto a
la escalerilla, estaba el coronel Alejandro Castro Espín.
"¿Y ese, quién es?", se preguntaron muchos de sus compatriotas, casi la
inmensa mayoría, cuando aquel hombre uniformado con el verde oscuro de
los primeros oficiales del Ministerio del Interior se adelantó para
corresponder al saludo militar de los antiguos miembros de la Red
Avispa. Habían recuperado su libertad, en buena medida, gracias a él.
¿Hacia una sucesión paralela?
El único varón entre los cuatro hijos de Raúl Castro ha mantenido
siempre un perfil bajo, casi bordeando las fronteras de lo secreto. Pero
su falta de visibilidad nada tiene que ver con ausencia de poder. La
muestra más evidente se produjo en dos capítulos sucesivos durante el
año y medio siguiente al retorno de sus espías: la Cumbre de las
Américas, realizada en Panamá en abril del 2015, y la visita de Barack
Obama a Cuba (marzo del 2016). Ambos acontecimientos lo volvieron a
colocar bajo los reflectores, muy cerca de su padre presidente y con un
nivel de preeminencia que incluso el mandatario estadounidense se
preocupó por remarcar.
El hecho no escapó a la atención de la prensa extranjera, y de grupos de
opositores en el interior del país y en el sur de la Florida. En su
opinión, sería la confirmación definitiva de que Raúl Castro no
desestima una posible sucesión al estilo norcoreano, con Alejandro como
heredero del imperio político construido desde 1959. "Aunque tiene muy
poco a su favor, le encantan los discursos encendidos, lo cual puede
gustarle a la cúpula militar y conservadora. Además, desde su cargo
mantiene vínculos con los órganos de inteligencia de Rusia, herederos
del extinto KGB", ha señalado Yusnaby Pérez, un líder juvenil disidente.
Pero el destino no siempre sigue cauces tan predecibles. A sus 51 años
(nació en julio de 1965), el coronel Alejandro Castro Espín es
oficialmente el jefe de la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional, un
ente supraministerial creado por su padre y del que existen evidencias
de funcionamiento, al menos, desde comienzos del 2015. Sus potestades no
son públicas, pero parecen extenderse por sobre las omnipotentes
carteras de Interior y Fuerzas Armadas (FAR), las cuales en los últimos
años han sido asumidas por titulares con un muy limitado margen de decisión.
"Hace poco sucedió algo que hubiera resultado impensable en tiempos de
Fidel Castro: que el Ministro del Interior muriera en desempeño de su
cargo y 'a causa de complicaciones con una enfermedad crónica', según la
nota oficial. Para un cargo tan importante estaba designado un hombre de
78 años y enfermo. Con Fidel Castro eso no hubiera pasado, pues en su
época los ministros tenían que estar a plena capacidad. Raúl ha apostado
por una política más conservadora, colocando hombres de absoluta
confianza en los puestos clave y manteniéndolos incluso cuando cumplen
un papel puramente formal. Así le resulta más fácil lograr que el 'poder
paralelo', la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional que preside
Alejandro, por ejemplo, se fortalezca y asuma el control efectivo de los
asuntos". Tal es el criterio de Abad, un analista político que solo se
aventura a abordar el tema bajo el manto de la confidencialidad.
Pero sus muchos años como funcionario del Gobierno y el Partido
Comunista le permiten aventurar un escenario –no muy lejano en el
futuro– en el que las instituciones del poder "oficial" estarán mediadas
hasta límites impresionantes por las que asuman el poder "real". "Un
primer paso ya lo hemos visto con la creación de los Osde (Organismos
Superiores de Dirección Empresarial), que asumen la mayoría de las
funciones prácticas de los ministerios y, sin embargo, no rinden cuenta
de forma directa a la Asamblea Nacional. No es solo que nuestro
parlamento no cumple la función fiscalizadora y rectora de la sociedad
que le corresponde por ley, es que –además– tal vez cuando pretenda
hacerlo, no tendrá cómo, debido al enrevesado sistema de instituciones y
lealtades que ha ido creando la dirigencia actual del país. No resulta
impensable el contexto en el que cambien las personas que encabezan el
Consejo de Estado y la Asamblea Nacional, y sin embargo, tras
bastidores, todo siga igual", apunta Abad.
En febrero de 2018 Raúl Castro deberá designar a su sucesor. Formalmente
se realizarán elecciones locales y a nivel de país, se barajarán
candidaturas, y la Asamblea Nacional y el Consejo de Estado sesionarán
para decidir entre los posibles candidatos. Sin embargo, cualquier hijo
de vecino sabe que la última palabra la tendrá Raúl Castro.
Si Cuba siguiese las mismas reglas de la URSS, la vieja guardia seguirá
en el poder por mucho tiempo. Pero un hombre más joven se perfila como
el sucesor más probable de Raúl Castro: Miguel Díaz-Canel
Todas las miradas se concentran en él, intentando adivinar su futuro
movimiento. La designación de marras tendrá un valor que trasciende su
connotación legal. Aunque en esa fecha el menor de los hermanos Castro
entregará su puesto al frente del estado y el Gobierno, la condición de
Secretario General del Partido Comunista (PCC) seguirá en sus manos -y
con ella- la potestad para modificar o vetar cualquier medida que
decidan las nuevas autoridades. Por eso no son pocos lo que anticipan
que la entrega de la presidencia conllevará también una dejación de las
facultades políticas... tal vez mucho antes de lo que se espera.
Cualquier sea el caso, habrá que tener en cuenta a la cúpula directiva
del PCC y su nutrido aparato de funcionarios y militantes, que se
extiende hasta los más recónditos rincones de la Isla. Representa y
ocupa una jerarquía "suprema", por encima de las instituciones del poder
público a todos los niveles. Ya sea en una situación de conflicto
derivada de presiones externas, en una hipotética coyuntura
electoralista que llegara a integrar a la comunidad de Miami o en una
suerte de guerra fría interna entre los nacionalistas-patriotas, los
intransigentes de izquierda y los revanchistas, el Partido será un
elemento esencial, considera el politólogo Jorge Ignacio Domínguez, de
la Universidad de Harvard.
Partido, "Órganos de la Seguridad" (como se les conoce en Cuba a las
instituciones de la Inteligencia y la Policía Política) y compañías
integradas en Gaesa (Grupo de Administración Empresarial, S.A., el
holding controlado por los militares bajo la tutela de un exyerno del
General-Presidente). Tales son los entes de poder que, a partes iguales,
pudieran compartir una hipotética coyuntura post-Raúl Castro. Él, en
tanto, siempre podrá contar con el respaldo y el consejo de su hijo
"desconocido" y de hombres como Ramiro Valdés, que desde las filas de
los históricos vigilarán por la "pureza" del proceso de sucesión.

Source: ¿Se dirige Cuba hacia una sucesión al estilo norcoreano?.
Noticias de Mundo -
http://www.elconfidencial.com/mundo/2017-01-20/cuba-sucesion-raul-castro-fidel-castro-castrismo_1318223/

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