miércoles, 4 de enero de 2017

Machadato y castrismo - dos historias tan parecidas

Machadato y castrismo: dos historias tan parecidas
Ambos regímenes eran enemigos de la libertad de prensa
Miércoles, enero 4, 2017 | Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba.- El libro La prensa cubana y el machadato, del
periodista oficial Edel Lima Sarmiento, publicado en 2014 por la
Editorial Ciencias Sociales, en realidad debía llamarse: "La prensa
cubana y el castrismo", de acuerdo a la situación que sufre en la
actualidad la libertad de prensa en la isla.

Si lo primero que hizo Machado, pese a su buen gobierno durante los tres
primeros años en el Ejecutivo, fue utilizar su poder para controlar la
prensa, Fidel Castro hizo mucho peor: se apropió a la fuerza de todos
los medios de comunicación para la propaganda de su régimen.

En sus capítulos Obediencia al César, Mordaza y Resistencia, que
comienzan con la máxima napoleónica de "tres diarios adversos son más
temibles que mil bayonetas", se narra cómo durante los ocho años de
gobierno machadista se establecieron un sinfín de métodos para luchar
por apagar las voces contrarias, pese a la democracia que se vivía y las
fuertes instituciones que respaldaban a personajes como Julio Antonio
Mella, Jorge Fernández de Castro, Sergio Carbó, Ofelia Rodríguez Acosta
y muchos otros.

Es sorprendente cómo Lima Sarmiento, a través de su exhaustiva
investigación histórica, no descubre que también está reflejando lo que
ocurre en Cuba hace 58 años, cuando entre 1959 y 1960 Fidel Castro
silenció las mismas voces en la prensa nacional. Ambas historias son tan
parecidas que muchos de los opositores y periodistas que marcharon al
exilio bajo la dictadura de Machado, fueron los mismos que abandonaron
Cuba con la llegada de Fidel a La Habana.

Uno de ellos, Manuel Dueñas, director del periódico El Republicano, nos
recuerda el caso del escritor y poeta Heberto Padilla, ocurrido en 1971.

En 1928, cuando Dueñas escribió un artículo en su periódico titulado
"Machado, tenemos hambre; Nerón contempla impávido la destrucción de
Roma", de inmediato fue encarcelado en La Cabaña y amenazado con morir
en la barriga de un tiburón. Al mes, Dueñas pactó con la dictadura,
dedicó un número de su periódico elogiando a Machado y partió al exilio.

De esa forma, el dictador logró tener una prensa a sus pies, "dócil,
temerosa y adulona", sobre todo con el fin de mantenerse en el poder a
través de un segundo mandato, cuando manifestó cínicamente: "Siempre y
cuando la mayoría lo solicitara por el bien del país". Ya reelecto,
apretó los resortes contra la prensa, algo que no hicieron los
presidentes anteriores a él, como Tomás Estrada Palma, quien también
procuró reelegirse, José Miguel Gómez, Menocal y Sayas.

Convertido su gobierno en una grosera dictadura, evitó que sus enemigos
contaran con publicaciones propias y usó la policía para encarcelar a
periodistas y opositores en la fortaleza de La Cabaña, de los cuales
algunos resultaron muertos.

Gracias a Edel Lima, conocemos también sobre los éxitos de dos
destacados periodistas de aquellos años, Octavio Seiglie y Rafael
Iturralde, quienes pudieron salir al exilio y, utilizando todos los
recursos posibles, divulgaron en la prensa de Estados Unidos las
violaciones que se cometían sistemáticamente en Cuba. Incluso lograron
involucrar en su labor a algunos congresistas estadounidenses para que
exigieran a su gobierno preocuparse por la situación en la vecina isla
caribeña, de acuerdo con el derecho a intervenir en los asuntos internos
cubanos, concedidos por la Enmienda Platt.

Como respuesta, Machado armó una contrapropaganda de exaltación
nacionalista al estilo del castrismo que vino años después.

Source: Machadato y castrismo: dos historias tan parecidas | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/machadato-y-castrismo-dos-historias-tan-parecidas/

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