viernes, 20 de abril de 2012

El sistema judicial cubano

El sistema judicial cubano
[20-04-2012]
Andy P. Villa
Escritor

(www.miscelaneasdecuba.net).- Desde hace tiempo el Gobierno de Cuba se
ha dedicado a pregonar que todos los cubanos que se han atrevido a
disentir de sus políticas y de su forma de gobernar están "pagados por
el Imperio". Cuestión ésta que es totalmente falsa, pues la mayoría de
los luchadores por los derechos humanos y por el fin de la dictadura,
dentro y fuera de Cuba, jamás han recibido un centavo del Gobierno de
los Estados Unidos.

Sin embargo, todo el andamiaje que tiene el Gobierno de Cuba para
proteger sus intereses y salvaguardar la dictadura está compuesto por
personas que están, en su totalidad, pagadas por la familia dueña del
país, que, de hecho, actúan como si de un imperio se tratase y todos los
ciudadanos fueran sus súbditos o sus esclavos. Un ejemplo significativo
de esto es el sistema de justicia cubano. La policía, encargada de
detener a presuntos delincuentes, está pagada por el Gobierno. Los
instructores del departamento Técnico de Investigaciones (DTI) o de la
Seguridad del Estado (G2), son todos asalariados del Gobierno.

Los fiscales que acusarán a esos detenidos son todos empleados del
Gobierno. Los jueces que supuestamente impartirán justicia, ya sea para
condenar o liberar a los acusados, todos viven del salario que reciben
del Gobierno. Y, para colmo, los abogados que defenderán a los detenidos
y acusados, todos son pagados por el Gobierno.

Alguien que viva en el mundo democrático podría pensar que un detenido
puede tener la opción de tomar un abogado de oficio del Gobierno o de
pagar por su cuenta su propio abogado, y así respondería a sus intereses
y no a los del Gobierno. Pero está totalmente equivocado.

En Cuba para poder ejercer como abogado defensor de un ciudadano en un
juicio penal hay que trabajar en los bufetes colectivos, que todos son
propiedad del Gobierno y de donde reciben su sueldo los abogados. Cada
abogado cobra un por ciento del monto que cobró el bufete por llevar su
caso, que es muy poco, ya que es un precio módico en pesos cubanos.

Realmente, los abogados no viven de ese salario que les da el Gobierno
como resultado de los juicios en los que hayan participado, sino que
sobreviven gracias a los regalos que les hacen sus clientes, ya sea en
efectivo, en artículos para su hogar, alimentos, ropa, etc. Entonces,
cualquiera podría pensar que los abogados sí responden a los intereses
de los acusados, ya que en definitiva viven de lo que les regalan los
clientes. Pero eso es así siempre y cuando el caso no sea de importancia
para el Gobierno.

En los casos políticos, o de otro tipo que impliquen un interés
específico del Gobierno en que los acusados sean condenados, sin
importar si son culpables o no, el abogado deberá actuar en
correspondencia de los intereses de su empleador. Simplemente, si no lo
hace así puede poner en riesgo su trabajo, y si lo pierde no puede
ejercer su profesión, ya que debe estar vinculado a un bufete colectivo
obligatoriamente, propiedad del Gobierno.

El sistema judicial cubano es una gran farsa, una puesta en escena donde
todos los actores ya saben de antemano el papel que deben interpretar y
el resultado final, sin importar los argumentos o pruebas que se
expongan en el transcurso de la vista. Han habido muchos jueces y
fiscales con vergüenza que han preferido renunciar a su trabajo antes de
seguir prestándose a atropellos y arbitrariedades, ya que estudiaron esa
carrera para impartir justicia, no para ser protagonistas de la injusticia.

Conozco el caso de una jueza, que cuando llegó a trabajar en los seis
juicios programados para ese día, le dijeron que por interés de
"arriba", en esa jornada debían terminar en prisión los acusados de dos
de los juicios, los de otras dos causas deberían ser absueltos y de los
otros dos restantes debían pagar multas. Eso sin importar cuales ella
escogiera, pero que ese debía ser el resultado, como una muestra de la
variedad de opciones que existían. Ella dijo: - ¡Imagínate eso!, si en
los seis juicios hubieran seis asesinos debía escoger dos para mandar a
prisión, dos para multarlos y dos para absolverlos.

O si todos hubieran sido inocentes, debía mandar de todos modos dos de
ellos a prisión y multar a otros dos... Ese día tuvo que romperse la
cabeza para cumplir lo establecido, tratando de hacer la mejor justicia
posible o lanzando una moneda al aire para decidir la suerte de esos
seres humanos. En muchas ocasiones pasaron por su sala gran variedad de
jineteras.

En dependencia de las señas que recibía de "arriba", y de la presión que
hubiera ese día sobre el tema de la prostitución, debía mandarlas a
prisión o liberarlas, todo en dependencia de los intereses
gubernamentales del momento. Por todas estas cosas pidió su renuncia y
hace años que no trabaja en el sistema judicial cubano.

La mayoría de los fiscales en la actualidad son muchachos recién
graduados que están cumpliendo su servicio social en la Fiscalía por
obligación. Una vez que lo terminan, se largan a buscar trabajo como
abogados. Los fiscales no tienen clientes que les paguen, y si los
sorprenden recibiendo dinero de los acusados van a prisión, por lo que
no vale la pena ser artífices de condenas a personas que potencialmente
pueden buscar venganza contra ellos.

Pero mientras que están en ese trabajo deben cumplir las órdenes de su
empleador y mentir descaradamente en las conclusiones que presentan al
tribunal, exagerando los cargos e inventando pruebas, o refiriéndose a
declaraciones y confesiones que en muchos casos nunca existieron.

Conocí a una fiscal que la botaron cuando empezó a salirse de la línea
de trabajo que le habían impuesto y comenzó a ser menos dura con quien
ella consideraba que era inocente, o cuando lo que se pedía como condena
no correspondía con el delito cometido, y a retirar los cargos cuando
los abogados demostraban que la persona era inocente. La botaron por
intentar hacer justicia.

Sin lugar a dudas, todos los actores del sistema judicial cubano son
"pagados por el Imperio", el imperio de los Castro que lleva en Cuba 53
años: policías, instructores, fiscales, jueces, y hasta los abogados.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35786

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